Unpredictable (TERMINADA 1ª PARTE)

Sesenta y dos.

Narra Kylie:

Dos días después.

Hoy por fin nos reuníamos con los chicos, ya que el descanso había terminado y retomaban su gira mundial.
Tenía muchísimas ganas de reencontrarme con Michael, Luke, Calum y Sam. Los había echado muchísimo de menos y esperaba que todo les hubiera ido genial durante las vacaciones.
Como Ashton nos prohibió llevarnos los móviles a la granja, cuando cogí el mío, vi que tenía mensajes de los cuatro amigos anteriormente nombrados -aparte de mensajes de mi familia y amigos propios, obviamente-, preguntando que qué tal estábamos Ashton y yo, y que por qué no contestábamos a las llamadas y mensajes que nos dejaban.

Cuando ese día Ashton se abrió de corazón y me dijo todo lo que sentía y que probablemente nunca o casi nunca se había atrevido a decir, por primera vez, le vi vulnerable.
Sentí aún más intensamente las ganas de abrazarlo y protegerlo con todas mis ganas de absolutamente cualquier peligro que pudiera hacerle daño. Porque no merecía pasarlo mal. Y verlo llorar, era como ver llorar a alguien de mi familia, me dolía en lo más profundo de mi alma.
Ashton para mí, incluso cuando sólo era mi amigo, siempre había sido el tipo de persona que quieres y necesitas ver activo y feliz. Es como una luz que cuando está mal no brilla, y cuando no brilla, es inevitable sentirte mal.

Así que cuando conseguí animarle, nos fuimos de ese campo junto a su familia y pasamos los dos últimos días de vacaciones en casa de la madre de Ashton. Y fueron unos días geniales. Los disfruté muchísimo más que cuando estaba en la granja, ya que no tenía que preocuparme por chicas que intentaban besar a mis novios, y pude conocer más abiertamente a los hermanos y a la madre de mi novio.

Y hoy, aquí estábamos, en el coche del chófer que había venido a recogernos para llevarnos al punto de encuentro que habíamos pactado con el resto de los chicos.
Me había sido duro despedirme de Lauren y Harry, y de su madre. Eran personas maravillosas que se habían portado genial conmigo y me habían protegido como si fuera una de los suyos, y era algo que siempre les agradecería.
No quise ni imaginar lo difícil que había sido para Ashton volverse a despedir de ellos, y tampoco necesitaba imaginarlo, porque se le notaba. Pero al igual que sabía que estaba triste por ello, sabía que moría de ganas de ver a los chicos y volver a dar conciertos alrededor del mundo.

Miré a mi novio y observé su rostro de perfil, mirando por la ventanilla del coche. La línea de la mandíbula se marcaba notablemente, como siempre se le había marcado, e incluso podía notarse ligeramente la marca del hueso de su pómulo. La barba estaba empezando a salirle, por lo que pequeños pelitos marrones se repartían por sus rostro. Cada uno puesto en su lugar exacto, cumpliendo una función y haciéndole -si es posible- aún más atractivo.

—¿Estás bien? —pregunté en un susurro mientras apoyaba mi mano en su mejilla.

Cuando se percató de que le hablaba, me miró girando lentamente la cabeza hacia mí, y apoyó una de sus manos en mi muslo delicadamente.
Sonrió mirándome a los ojos y asintió. Era de noche, y el coche estaba prácticamente a oscuras en la parte de atrás (que es dónde estábamos nosotros), pero incluso así podía ver el intenso brillo de sus ojos, del que siempre os hablo.
Creedme que si pudierais ver ese brillo tan especial, también hablaríais de él constantemente.

—Sí, ¿y tú? —preguntó en voz baja, manteniendo una conversación íntima. Asentí con la cabeza y rompí el contacto visual para apoyar la cabeza en su hombro.

Mirando por la ventanilla mientras seguía apoyado en él, noté cómo acariciaba mi pierna con la mano. Y no pude evitar sonreír.
Coloqué mi mano sobre la suya, y bostecé levemente.

—Estoy cansada.

—Puedes dormir, yo te despierto cuando lleguemos allí —susurró Ashton antes de dejar un beso en mi frente.