Cap. 2

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Hoy, por fin cumplía 20 años, lo cual significaba que me iba a comprometer con el amor de mi vida, Joseph Down, y en tres meses vamos a ser marido y mujer, después de tanto esperar por fin se iba hacer realidad mi mayor sueño en la vida. Aparte de mi cumpleaños era la fiesta de inicio de la primavera por lo cual todo el mundo estaba de un lado hacia otro, decorando cada rincón del pueblo. Junto con mi hermano salimos de la casa hacia la plaza del pueblo donde iba ser el lugar de más auge de la fiesta.

-estas tan hermosa como siempre, Vittoria-dijo Joseph besando mi mano.

-vayan a bailar-dijo mi hermano riendo-Joseph cuidado con mi hermana, ¿entendido?

-no te preocupes, Archer-dijo rodeando mi cintura con un brazo-la cuidare con mi vida.

Nos alejamos de mi hermano, quien estaba segura que iba ir detrás de la hija de Carrick. Nos reunimos con unos amigos, donde todos estaban bailando, cantando y bebiendo. Todo el pueblo estaba feliz, era bueno ver la alegría de todos.

-¡que calor!-exclamo West, mi mejor amiga, sentándose en el primer asiento que encontró.

-estoy muerta-exclame tomando asiento al lado suyo. Al igual que mi amiga me estaba muriendo de calor, me saque mi capa roja y la deje en la silla, suspire aliviada al sentir el aire fresco a mi piel.

-¡vamos, Vitt!-dijo Joseph, jalándome del brazo para seguir festejando.

Fui de buena gana, amaba la fiesta de primavera, todo era baile y risa. En el transcurso de la noche, baile y me bese con mi prometido, ambos estábamos alegres y deseábamos que la fiesta no acabara nunca.

-la Luna esta hermosa-comente, en un momento de sosegó entre los brazos de Joseph.-la Luna cuando está llena es lo más hermoso del mundo.-desde siempre he sentido una extraña fascinación por la luna, pero mi fascinación aumentaba al ver la hermosa luz de la Luna llena.

-esa Luna, no se iguala ante tu belleza-dijo acariciando mi mejilla con una dulzura que me cautivaba.

Me beso con suavidad, como si fuera lo más delicado del mundo, con veneración. Siempre los besos de Joseph, hacían que en mil mariposas revolotearan en mi estómago, pero al finalizarlos siempre sentía una sensación de querer más.

-te amo tanto-susurro sobre mis labios.

-yo también-susurre acurrucándome entre sus fuertes brazos.

Nos quedamos observando la luna, abrazados. Estamos en nuestro mundo, apenas escuchábamos el bullicio de la fiesta, estábamos en un burbuja, en nuestro mundo.

-estas helada-comento Joseph.- ¿tu capa?

-la deje en un asiento-conteste, en realidad hacia muchísimo frío.

-quédate aquí, enseguida te la traigo-dijo besándome la frente.

Corrió hacia la fiesta, me mordí la lengua para no reírme al ver que casi se caía al tropezar con algo. Dirigí mi mirada hacia la luna, cuando de repente algo me llamo la atención. En la entrada del bosque había un lobo -normal- café canela, que me miraba.

-mi capa-dije alarmada al verla colgar de su hocico.

Corrí hacía el animal, inconscientemente, este al verme se internó en el bosque. Al llegar a los límites del bosque, me detuve en seguida, no deseaba entrar en él, pero tenía que recuperar mi capa, era un regalo muy importante de mi padre, no iba a dejar que un animal lo destrozara. Reuní todo mi coraje y me interne en el lugar que por años logre evitar. La luz de la luna me ayudo a no tropezar con nada y ver al lobo a la distancia, lo cual me sorprendía de sobremanera, ya que se alejaba lo justo para que no lo perdiera de vista, pero a pesar de aquel detalle estaba decidida a recuperar mi apreciada capa. De la nada perdí de vista al lobo, haciendo que mis nervios se pusieran en alerta, podía estar en cualquier lugar. Camine con paso vacilante, vigilando mi entorno para que el lobo no me sorprendiera.

-"debería regresar"-me decía, pero me negaba a renunciar a mi apreciada capa.

Cuando casi me estaba dando por vencido vi mi capa, pero al hacerlo me quede paralizada. Un lobo gigante de color gris y con unos ojos de un intenso color ámbar, la sostenía en su hocico.

-un hombre lobo-susurre horrorizada, mi corazón me latía a mil por hora y mis ojos no podía dejar de mirar al animal que se encontraba adelante mío.

-"creo que se te ha perdido algo"-escuche decir con una ronca voz.

-¿ha-hablas?-tartamudee.

-"solo contigo"-. Al decirlo entrecerró los ojos, mi espalda ardió como hace año que no lo hacía.

-e-eres el lo-lobo de la otra vez-gemí ante el dolor tan intenso que estaba sintiendo-. Déjame tranquila-exclame sintiendo como el pánico me invadía por completo.

-"no te voy hacer nada"-dijo echándose en suelo, soltando mi capa-. "tómala, para lo único que pedí que la trajeran era para que tú vinieras".

-¿Qué quieres conmigo?-pregunte sin poder moverme.

-"lo único que deseo es conocerte y que me conozcas".

-¿con que propósito?

-"mi vida es solitaria y ahí algo en ti que me llama demasiado la atención como para haberte dejado con vida".

-¿Qué te hace pensar que yo deseo eso?- no pude evitar que mi voz fuera algo dura.

-"creo que eres lo suficientemente inteligente como para no desafiarme".

-¿Qué quieres que haga?

-"quiero que en la mañana vengas a este mismo lugar".

-¿y si no vengo?-no entendía porque no me quedaba callada.

-"estoy convencido de que sabes lo que podría suceder".

Trague en seco, tome mi capa y corrí con todas mis fuerzas hacia la seguridad del pueblo. Sentía mi corazón acelerado por el esfuerzo, mi mente paralizada por el miedo y mi espalda ardía como los mil infiernos.

-¡Vittoria!-escuche la voz de mi hermano a la distancia, mis piernas aceleraron.

-¡Archer!-grite al verlo, ya me encontraba fuera de ese maldito bosque.

-¿Dónde estabas?-pregunto abrazándome al tenerme a su alcance-. Papá y Joseph están como locos buscándote.

-lo sé, lo siento-mi voz era aguda, sin duda por el miedo.

-¿Por qué estas asustada?-pregunto examinándome de pies a cabeza-¿viste a un lobo?

-sí-conteste-. Un... un lobo café canela, fue el que se llevó mi capa-explique-. Me gruño cuando recupere la capa, por eso me asuste. Pensé que me iba atacar.

-no te preocupes, no pasa nada-acaricio mi larga cabellera rubia-. Mejor vayamos con los demás.

Paso su brazo por encima de mis hombros dirigiéndonos hacia la plaza del pueblo, en el camino podía sentir unos feroces ojos que me miraban fijamente desde las entrañas del bosque.


Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora