Cap. 24

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La luz del sol me dio de lleno en la cara haciéndome despertar de mi sueño, que mas que sueño era una verdadera pesadilla, una que podría hacerse realidad en cualquier momento. Me levante con pereza mirando hacia la ventana, la cual mostraba una perfecta mañana despejada para mi era como el inicio de un mal chiste. Hoy era la primera luna llena y mañana era la condenada boda. Al bajar a desayunar me encontré todo desierto supuse que tanto mi hermano como mi padre debían estar trabajando y mi madre debía estar socializando o ayudando a un vecino, aunque apostaba más por la opción de los preparativos del matrimonio, así que simplemente me calenté un poco de leche de cabra mientras mi mente divagaba en mil cosas como siempre en el ultimo tiempo. Necesitaba tan solo una oportunidad. Hoy, el sol estaba en su máximo apogeo señal clara de lo próximo que estaba el odioso verano así que deje la capa en la casa, aunque era demasiado extraño andar sin ella era como si fuera una segunda piel como un tipo de escudo, aun así la idea de morirme de calor no me atraía en lo mas mínimo, al igual la idea de permanecer en encerrada en mi casa por lo cual decidí dar un paseo por la plaza donde había bastante movimiento, lo cual era bastante normal cuando había luna llena, impulsivamente me dirigí a los preparativos del altar de nupcias donde me encontré a mi madre y a West, quienes afinaban los últimos detalles, lo cual estaba quedando precioso por decir menos, todo estaba perfecto y maravilloso como siempre lo había soñado para el día de mi matrimonio, lo que hacía que se me revolviera el estómago.

- ¡Vit! -exclamo West al verme. -Como ves casi todo esta listo para mañana-su sonrisa de emoción hizo que se me congelara la sangre. Era mi mejor amiga y lo ultimo que deseaba era defraudarla.

-Si, eso veo-dije poniendo mi mejor sonrisa. -Esta todo maravilloso, muchas gracias.

-Eres hija de un miembro del consejo, es lo mínimo que te mereces, hija-dijo mi madre mirándome fijamente, -además, Joseph es uno de los mejores cazadores, son la pareja ideal que se merecen una boda inolvidable.

Una parte de mi quería gritarle y decirle mil cosas nada lindas, pero en eso iba salir perdiendo. Mi madre era sumamente inteligente y rebelarme en su contra solo iba hacer que cualquier posibilidad que me podría quedar aun seria echadas a la basura. Eso era así, pero a la vez soy su hija y ella me crio, aunque tenía el carácter de mi padre también herede la inteligencia y modos de ella, así que sabía ir a su ritmo sin perder los estribos que era lo ella quería que sucediera para así cortar mis opciones y bloquearme totalmente la salida.

-Claro que sí, Madre-dije ensanchando mi sonrisa. -Joseph y yo seres muy felices, de eso no te quepa duda.

La sonrisa de mi madre no titubeo en ningún segundo, sin embargo sus ojos mostraban todo lo contrario mostraba enojo y determinación. Había captado el mensaje.

Para mantenerme con la cabeza ocupada estuve ayudando en los arreglos, pero fue un rato corto, sinceramente no soportaba nada con relación al tema así que me dedica que a pasear por el pueblo. De manera prudente me iba acercando a los lindes del bosque donde mantenía en constante vigilancia por los cazadores muy bien armados, lo cual no era para nada raro, ya que los cazadores que teníamos eran muy buenos, por no decir excelente, el único que se había escapado había sido mi lobo, por ello tener la oportunidad de por fin cazarlo era más que un premio para todos ellos. Me quede viéndolos unos largos minutos para ver si lograba visualizar un fallaba y tener una oportunidad, pero cada minuto que pasaba la idea me desanimaba hasta que logre ver como uno de los guardias sacaba una cantimplora entre su ropa, la historia de Nara se hizo enseguida presente en mi cabeza. Salí corriendo en dirección al molino donde debería estar mi hermano, ahora que no podía acceder al bosque.

- ¡Hermano! -grite al verlo cargando sacos de harina y trigo.

Se volteo encontrándome muy agitada por la carrera, dejo el saco donde correspondía y acerco más a mi colocándose su camisa.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora