Cap. 27

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Una hora antes del atardecer todos los trabajos se detuvieron y se pidió que todos se fueran a resguardar a sus casas, el temor aun se sentía. Fui una de las ultimas en desocuparme, no le tenía miedo a la noche. iba a paso lento hacia mi casa, la cual no pisaba desde que me levante en la mañana lo que menos me apetecía era encontrarme con mi madre.

-Vittoria-escuche a unos metros de mi casa. Se me helo la sangre al reconocer la voz. Era Joseph. - ¿Podemos hablar?

-Claro-respondí dándole cara. Se veía sumamente cansado, pero tenía un semblante de alivio. Su familia estaba bien.

-A esta hora seriamos marido y mujer-soltó intentando tomarme la mano. -Me alegra que este bien, que todos en tu familia estén bien.

-lo mismo digo, aunque se les quemo la casa-dije ignorando como había iniciado la charla.

-Es lo de menos, mis padres y abuelos están vivos con eso me basta-asentí de acuerdo. -Cuando todo esto se arregle vamos a poder seguir con lo de nuestro matrimonio.

-Joseph, hay algo que quiero decirte-tome su mano con fuerza. -No me voy a casar contigo y con nadie, ni ahora ni nunca.

-¿Por qué?-me soltó la mano.

-Porque no me siento preparada y ni quiero hacerlo-debía ser sincera y firme. -Fue lo mejor que el matrimonio no se llevara a cabo, lo mejor para los dos. Vas a tener la oportunidad de ser feliz, Joseph, una nueva oportunidad para ti.

Me quedo mirando a los ojos fijamente en total silencio, que fue roto con un profundo suspiro de parte de él.

- ¿Completamente segura? -asentí con firmeza. -Esta bien, voy a respetar tu decisión-acaricio mi mejilla como cuando era una niña, -te quiero mucho, Vit, tu felicidad es la mía.

-Muchas gracias, Joseph.

Beso mi frente y tomo rumbo hacia lo que quedaba de su casa, me le quede mirando incluso cuando ya se había perdido de mi vista. Aprete los ojos conteniendo mil cosas, Joseph fue el amor de mi juventud, pero desgraciadamente no era mi destino y una parte de mí, esa niña que lo perseguía por todas partes, le dolía que ese amor terminara de esa manera, pero no podía tapar el sol con un dedo. Me voltee hacia mi casa encontrándome con la mirada severa de mi madre. Fruncí el ceño.

- ¿Qué hablabas con Joseph? -pregunto de manera directa.

-Hice lo que tuve que hacer hace tiempo, rompí nuestro compromiso-le respondí mirándole a los ojos.

-Esa fue una tontería -negó con la cabeza, -te vas arrepentir.

-De lo que me arrepiento es de no haberlo hecho antes-gruñí, no tenia el animo para aguantar a nadie, menos a mi madre.

Sin esperar que digiera nada entre encontrándome con mi padre y mi hermano cenando. Tome asiento al lado de Archer, quien me sonrió haciéndome responderle de la misma manera. La cena fue totalmente tranquila, lo cual agradecí desde el fondo de mi ser, junto con mi hermano limpiamos los platos para luego retirarnos a nuestras habitaciones, donde en el momento que apoye mi cabeza en la almohada quede profundamente dormida.

La mañana siguiente se desarrollo de la misma manera que el día anterior, aunque me sentía un poco desganada, sabia el porqué. Aun así no baje mi actividad en la labor de ayudar en todo lo que podía, necesitaba estar completamente ocupada.

A la hora del almuerzo, hubo algo que llamo mi atención. Todos los hombres se mostraban ansiosos y hablaban en grupo como poniéndose de acuerdo.

- ¿Qué pasa? -pregunte tomando asiento al frente de mi hermano con el almuerzo de los dos. Me miro indeciso.

-Los hombres quieren ir de cacería-contesto tragando seco.

- ¿Con todo lo que paso? -pregunte incrédula. En la noche había luna llena y todo lo que paso se querían ir a meter al bosque. -Pensé que la despensa de carne estaba completa.

-Lo está.

- ¿Entonces?

-Van a ir a casar al lobo-sentí como si mi cuerpo se le iba todas las fuerzas. Afirme mis manos con fuerza en la mesa. - ¿Esta bien?

-Si-asentí apenas. -¿Estás seguro?

-Completamente, incluso me invitaron a ir-conto haciendo una mueca, -obviamente rechace la oferta, aunque padre la acepto.

Maldije internamente a mi padre. Lo amaba, pero en ese momento me daban ganas de golpearlo.

-No van a encontrar nada-dije recordando mi conversación con Nael. -Hoy se van a otros bosques.

- ¿Y tú?

-Me quedo, mi lugar es acá- Archer iba a decir algo, pero prefirió quedarse callado. Lo agradecí.

-Si es así, no nos vamos a tener que preocupar en quedarnos huérfanos-bromeo intentando relajar el ambiente. Me reí un poco.

El transcurso de la tarde fue totalmente de trabajo duro aun así me sentía tensa y alerta, no me agradaba la idea de tener a casi todos los hombres del pueblo de cacería en el bosque durante la luna llena. Sabia que no iba a estar en peligro, pero la ansiedad me gana la partida y eso no me ayudaba para nada.

Igual que el día anterior fui la ultima en terminar con mis actividades viendo como los hombres se preparaban con armas y cuchillos de plata. Se me erizo el vello del cuerpo. Acelere el paso hacia mi casa, encontrándome con mi padre en la puerta junto a mi madre, él tenia su rifle en el hombro.

-Cuídate mucho, por favor, papá-dije abrazándole con fuerza.

-Tranquila, te prometo que llegare al amanecer-me beso la frente.

Al lado de mi madre vi como mi padre se reunía con unos vecinos y tomaban rumbo hacia el bosque. Madre me lanzó una mirada severa antes de entrar a la casa, la ignore no quería pelear con nadie hoy menos con ella. Me quede mirando como los hombres caminaban hacia el bosque armados y algunos con perros sabuesos, a pesar de que sabia que no había peligro no podía evitar sentirme inquieta y preocupada por ellos, por mi manada, por Alec.

Decidí entrar a la casa cuando ya estaba completamente de noche y no se veía ningún hombre en dirección hacia la cacería, le di una mirada hacia la luna lanzando una plegaria al aire. En el momento que iba a cruzar la puerta, una corriente eléctrica recorrió mi espalda dejándome sin aire, dirigí mi mirada hacia el bosque apretando los dientes.

Ese maldito terco no se había ido, ese maldito lobo aun estaba en el bosque.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora