La fiesta termino muy adentrada la noche, cada persona se dirigió a su casa con la esperanza de una agradable sueño, todas menos yo. No logre en dormir en toda la noche, siempre que cerraba los ojos veía unos feroces ojos color ámbar y recordaba que en la mañana lo vería, lo cual no me apetecía en lo más mínimo.
-esa cara, hermanita-comento Archer al verme aparecer en la sala.
-solamente no dormí bien-dije bostezando, mientras me servía mi desayuno.
-debe ser por lo de anoche, quedaste algo nerviosa-dijo frunciendo el ceño con preocupación.
-sí, debe ser por eso-bostece-. ¿Mamá y papá?-pregunte al percatarme de la ausencia de ambos.
-mamá fue conocer al nuevo integrante del pueblo-contesto.
-por fin nació ese bebé, el señor Ferrand ya está ansioso por conocerlo-puse los ojos en blanco-. ¿Fue niño?
-no, niña.
-una más a su colección de hijas, nunca va a tener el varón que tanto desea-suspire.
-pienso lo mismo-se unió a mi suspiro de resignación-. Y papá está en una reunión de los ancianos.
-no estamos a principios de mes-dije extrañada.
-sí, pero al parecer a pocos kilómetros de aquí se ha visto un hombre lobo-dijo con voz firme, era un tema serio-. Ya tenemos bastante con él que tenemos aquí como para tener que aguantar a dos.
-definitivamente un tema delicado-dije tragando seco-. Archer, voy a salir un rato-dije agarrando mi capa.
-¿adónde vas?-pregunte arcando una ceja.
-a dar una vuelta, no me demorare demasiado-conteste antes de cerrar la puerta de la casa.
Me coloque la capucha de la capa antes de dirigirme a ese maldito bosque. Iba a paso cauteloso, no me agradaba la idea de que me vieran dirigiéndome al bosque, lo cual sería muy raro en mí. Al llegar a los límites de las casas, acelere mi paso hacia el bosque hasta que me interne lo suficiente para que no me vieran desde las casas. Iba esquivando las raíces y ramas, me fastidiaba bastante estar esquivando a cada centímetro algo.
-¡Lobo!-grite al llegar al lugar indicado.
Me quede expectante a la espera que apareciera, pero en ningún momento sentí u oí nada que me indicara la presencia del lobo.
-no me imagine que vinieras-escuche de la nada a mis espaldas provocando que soltara un leve grito de sobresalto.
-sinceramente, eres muy persuasivo por no decir que técnicamente me amenazaste.
-está bien no puedo negar aquello-me sorprendió al oír su risa-. Voltéate, no te voy a morder... por el momento.
Trague en seco al oírlo, me voltee lentamente y quede sorprendida por lo que me encontré. No hay un lobo sino un muchacho de unos 20 años, su altura me recordó a un roble en crecimiento, debía medir unos 1.90cm, su cabello me parecía un nido castaño de águila, su tez era pálida como la luna llena y sus ojos eran de un extraño color violeta, iba vestido con unos pantalones de cuero negro, algo gastados y una camisa de lino de igual condiciones.
-¿sorprendida?-pregunto sin ocultar que la situación le divertía demasiado.
-es que... es que no me esperaba esto-ni pestañaba-. Esperaba a...
-¿al lobo?-completo riendo-. Lección número 1, los hombres lobos solo son lobos en las noches de Luna llena, en el día son personas comunes y corriente.
-está bien, pero dime, ¿Por qué estoy aquí?
-como dije, necesito compañía-comenzó a caminar a mi alrededor.
-¿Por qué yo?
-tu capa roja, eso me llamo la atención-se detuvo al frente mío mirándome a los ojos-, también hay algo en tus ojos celestes que me hizo elegirte a ti.
-me arrancare los ojos-susurre.
-entiendo que no te agrade, pero si quieres podemos llegar a un acuerdo.
-¿a cuál?-pregunte curiosa.
-tú me haces compañías y yo dejo tranquilo al pueblo-contesto ladeando la cabeza.
-está bien, pero si rompes el trato nunca más vendré, ¿entendido?-pose las manos en mi cadera.
-muy claro-su sonrisa triunfal podía iluminar una noche sin luna.
-no puedo creer lo que estoy haciendo-susurre mirando el cielo.
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Mi lobo
Romance¿Que harías cuando te ves atrapada por un lobo? ¿Que harías si este no te deja escapar? ¿Que sucedería si este no le importaría a matar a todos con tal de tenerte? Aún así, ¿te enamorarías de él?