Cap. 3

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La fiesta termino muy adentrada la noche, cada persona se dirigió a su casa con la esperanza de una agradable sueño, todas menos yo. No logre en dormir en toda la noche, siempre que cerraba los ojos veía unos feroces ojos color ámbar y recordaba que en la mañana lo vería, lo cual no me apetecía en lo más mínimo.

-esa cara, hermanita-comento Archer al verme aparecer en la sala.

-solamente no dormí bien-dije bostezando, mientras me servía mi desayuno.

-debe ser por lo de anoche, quedaste algo nerviosa-dijo frunciendo el ceño con preocupación.

-sí, debe ser por eso-bostece-. ¿Mamá y papá?-pregunte al percatarme de la ausencia de ambos.

-mamá fue conocer al nuevo integrante del pueblo-contesto.

-por fin nació ese bebé, el señor Ferrand ya está ansioso por conocerlo-puse los ojos en blanco-. ¿Fue niño?

-no, niña.

-una más a su colección de hijas, nunca va a tener el varón que tanto desea-suspire.

-pienso lo mismo-se unió a mi suspiro de resignación-. Y papá está en una reunión de los ancianos.

-no estamos a principios de mes-dije extrañada.

-sí, pero al parecer a pocos kilómetros de aquí se ha visto un hombre lobo-dijo con voz firme, era un tema serio-. Ya tenemos bastante con él que tenemos aquí como para tener que aguantar a dos.

-definitivamente un tema delicado-dije tragando seco-. Archer, voy a salir un rato-dije agarrando mi capa.

-¿adónde vas?-pregunte arcando una ceja.

-a dar una vuelta, no me demorare demasiado-conteste antes de cerrar la puerta de la casa.

Me coloque la capucha de la capa antes de dirigirme a ese maldito bosque. Iba a paso cauteloso, no me agradaba la idea de que me vieran dirigiéndome al bosque, lo cual sería muy raro en mí. Al llegar a los límites de las casas, acelere mi paso hacia el bosque hasta que me interne lo suficiente para que no me vieran desde las casas. Iba esquivando las raíces y ramas, me fastidiaba bastante estar esquivando a cada centímetro algo.

-¡Lobo!-grite al llegar al lugar indicado.

Me quede expectante a la espera que apareciera, pero en ningún momento sentí u oí nada que me indicara la presencia del lobo.

-no me imagine que vinieras-escuche de la nada a mis espaldas provocando que soltara un leve grito de sobresalto.

-sinceramente, eres muy persuasivo por no decir que técnicamente me amenazaste.

-está bien no puedo negar aquello-me sorprendió al oír su risa-. Voltéate, no te voy a morder... por el momento.

Trague en seco al oírlo, me voltee lentamente y quede sorprendida por lo que me encontré. No hay un lobo sino un muchacho de unos 20 años, su altura me recordó a un roble en crecimiento, debía medir unos 1.90cm, su cabello me parecía un nido castaño de águila, su tez era pálida como la luna llena y sus ojos eran de un extraño color violeta, iba vestido con unos pantalones de cuero negro, algo gastados y una camisa de lino de igual condiciones.

-¿sorprendida?-pregunto sin ocultar que la situación le divertía demasiado.

-es que... es que no me esperaba esto-ni pestañaba-. Esperaba a...

-¿al lobo?-completo riendo-. Lección número 1, los hombres lobos solo son lobos en las noches de Luna llena, en el día son personas comunes y corriente.

-está bien, pero dime, ¿Por qué estoy aquí?

-como dije, necesito compañía-comenzó a caminar a mi alrededor.

-¿Por qué yo?

-tu capa roja, eso me llamo la atención-se detuvo al frente mío mirándome a los ojos-, también hay algo en tus ojos celestes que me hizo elegirte a ti.

-me arrancare los ojos-susurre.

-entiendo que no te agrade, pero si quieres podemos llegar a un acuerdo.

-¿a cuál?-pregunte curiosa.

-tú me haces compañías y yo dejo tranquilo al pueblo-contesto ladeando la cabeza.

-está bien, pero si rompes el trato nunca más vendré, ¿entendido?-pose las manos en mi cadera.

-muy claro-su sonrisa triunfal podía iluminar una noche sin luna.

-no puedo creer lo que estoy haciendo-susurre mirando el cielo.


Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora