Cap. 23

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Al día siguiente, en la plaza central del pueblo el vocero del Consejo dio el anuncio oficial de que la entrada al bosque estaba estrictamente prohibida para todos sin ningún tipo de excepción, al instante del anuncio mas de una docena de hombres armados se colocaron como guardias para que se cumpliera las órdenes del Consejo al pie de la letra. Al ver todo esto mi mundo se detuvo era como si me mente no pudiera procesar todo lo que estaba sucediendo en tan poco tiempo, lo único que sabía que debía hacer algo lo más pronto posible.

Por otro lado, mi madre no me dejaba ni a sol ni a sombra, no tenia un momento a solas ni con mi hermano, quien estaba sumamente preocupado por mi porque a pesar de que ponía mi mejor sonrisa y actitud en todo lo referente al matrimonio, en realidad estaba destrozada y sentía un miedo que me tenía teniendo pesadillas casi todas las noches sobre como serian las cosas si no lograba huir con Alec en la próxima luna llena, la cual cada día estaba más próxima y seguir sin saber que era lo que debía hacer como solucionar todos estos problemas. Estaba perdiendo de apoco la fe.

-Voy a tomar un baño-anuncie colgando mi capa, la estaba bastante sucia al igual que mi vestido después de ayudar en los cultivos.

-Te llevo enseguida el agua-dijo mi madre desde la cocina.

Camine hacia el cuarto del fondo, el cual tenia una tina de madera lo suficientemente grande para una persona, una silla junto a un espejo de cuerpo entero y un pequeño mueble con toallas. Me desvestí dejando la ropa en el suelo soltando mi cabello apresado por un lazo de cuero. Tenia mi cuerpo desnudo delante del espejo, solté un pesado suspiro, extrañaba demasiado a Alec hace casi dos semanas que no lo veía y que mucho menos sabía algo de él, necesitaba su presencia, su tacto, lo necesitaba por completo era como si una parte de mi no estuviera. Inevitablemente mi mirada se fijó en una cicatriz en mis costillas derechas, la única cicatri física que quedaba de la violación de Alec, cada vez que la veía me dolía, esas imágenes pasaban por mi cabeza sin que las pudiera detener y una parte de mi odiaba a mi Lobo por todo aquello, pero enterraba esa parte mía al recordar todo el dolor que esos ojos violetas mostraban en ese momento. Tenia claro que él se odiaba por lo que me hizo, por dañarme de esa manera y que jamás se iba a perdonar a si mismo por ello aunque sabia que yo ya lo había hecho, por eso lo único que deseaba que ese desagradable recuerdo se fuera enfriando en nuestras mentes y que se convirtiera en solo una sombra de nuestros errores.

-Siempre he odiado esa cicatriz-la voz de mi madre me saco de mis pensamientos. Por un segundo pensé que se refería a mis costillas hasta que me di cuenta de que se refería a mi espalda. La enorme marca de las garras del lobo, la señal de lo que en realidad era. Sonreí levemente.

-Ya me acostumbré a ella-me encogí de hombros mientras mi madre echaba el agua caliente en la tina.

-Es horrenda, hija-soltó con el ceño fruncido. -A Joseph le puede asquear.

-Si él me ama dudo que se preocupe por ello-dije con fastidio, odiaba la idea de que Joseph llegara a verme desnuda.

Mi madre sin decir nada mas tomo mi ropa sucia y me dejo a solas para que me pudiera bañar en paz. Paz era lo único que deseaba con todo mi ser en ese momento.

Sinceramente no tenía ni idea cuanto tiempo estuve en la tina, solo salí cuando el agua estaba heladísima y sentía mis músculos atrofiados por la postura y el agua helada. Me seque el cabello y me envolví en una toalla gigante colocándome unos suecos para dirigirme a mi cuarto, en el camino salude fugazmente a mi hermano, quien acababa de llegar del trabajo. En la seguridad de mi cuarto me di cuenta de que la ventana estaba abierta, así que moví el tablón que la tapaba y la amarre con una cuerda, al darme vuelta vi una hoja con algo escrito y una pluma de águila encima de mi cama. Mi corazón se detuvo. Tome la hoja, la cual era amarillenta y estaba algo húmeda, además de que se notaba que había sido arrancada de algo mostraba una caligrafía tosca y muy cargada, era la letra de Alec, por lo infantil de ella. Nunca había perfeccionado su letra y no sabia escribir muchas palabras sin contar que su lectura era bastante pobre, eso solo hacia recordarme lo joven que era cuando lo arrancaron de su familia y se vio obligado a vivir en las sombras de los bosques.

La nota: "Sé que no puedes venir, aun así te voy a esperar a medianoche en la primera luna llena en el lago. -A."

Alec aún mantenía la esperanza de que podríamos huir juntos y alejarnos de toda esta peste que nos rodeaba, aquello hizo que mi fe se renovara.

Con el correr de los días lo único que me mantenía con algo de esperanza era leer la nota que había mandado Alec, era mi tabla que impedía que me hundiera en la desesperación de no tener ningún tipo de plan para lograr lo que me proponía y el hecho de ver los arreglos y el altar en la plaza del pueblo solo hacía que mi ánimo fuera más sombrío, tanto que me costaba muchísimo disimular del todo que hasta personas externas a mi familia se daban cuenta que no parecía para nada una novia en las vísperas de contraer matrimonio con el hombre que amaba, simplemente respondía que era a causa de los nervios y la incertidumbre de una nueva vida siempre con mi mejor sonrisa. Estaba empezando a creer que era muy buena fingiendo debido a que todos me creían y daba gracias al cielo por ello.

Faltaban dos noches para la luna llena por lo cual dormir era imposible para mí. En mi cabeza pasan mil ideas para evitar todo esto, pero cual idea era mas descabellada que la anterior, tan solo necesitaba una oportunidad y podría lograr mi objetivo. Técnicamente esperaba una clase de milagro, lo que definitivamente era pedir que lloviera en un desierto. Patee las sabanas, harta de todo el remolino que atormentaba mi mente, así que me levante ignorando cualquier clase de abrigo y camine hacia la sala donde estaba mi reluciente vestido de novia, el cual era hermoso y todo lo que alguna vez soñé para mi matrimonio, ahora solo deseaba que desapareciera para siempre y que jamás volviera a aparecer delante mío. Tome un vaso de agua examinando la dichosa prenda, buscaba de manera inconsciente algo que estuviera mal o que lo hiciera imperfecto, aunque estuviera toda la noche mirando no podría encontrar nada de eso. Era completamente perfecto. Y odiaba que lo fuera, que toda mi boda estuviera organizada de manera tan perfecta y como alguna vez soñé, me fastidiaba todo aquello y mas me fastidiaba ser obligada a todo esto, obligada a verme como alguien que ya no era.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora