Cap. 22

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Tanto Archer como yo nos levantamos al mismo tiempo, lo cual fue bastante temprano, ya que al salir del cuarto nos encontramos con madre saliendo del suyo. Al vernos juntos como cuando éramos niños hizo que una sonrisa asomara por su rostro, pero hubo una leve sombra en sus ojos que no logre descifrar.

Juntas hicimos el desayuno mientras mi hermano iba a buscar leña para la cocina, en todo momento tenia un constante interrogatorio de mi madre sobre cómo iba mi relación con Joseph lo cual me tomo por sorpresa, sin embargo logre darle respuestas que la dejaran tranquila aun así tenia algo raro en mi madre y no sabría que decir si era algo malo o bueno, lo cual me ponía bastante en alerta y no me gustaba en lo más mínimo.

Como ya estamos en la mitad de la estación de la primavera había mucho movimiento por todas partes, ya que se debía recoger el cultivo y aprovechar la madurez optima de los árboles mientras aun no llegaba el verano, lo que provocaba que las plantas perdieran su vitalidad de primavera por el odioso calor, ese era el porque la primavera era mi estación favorita todo era vida y color, había un sinfín de posibilidades.

-Te ves algo distraída, Vit-soltó West mientras paseábamos por la plaza y veíamos toda la actividad que había antes de almuerzo.

-Solo pienso en como desearía que todo el año fuera primavera-dije sonriéndole y tomándole del brazo.

-Siempre es lo mismo contigo-rio de buena gana, -no me extraña que te vayas a casar en esta época.

Con ello mato todo mi humor, metió el dedo en mi yaga. Aunque lo que más molestaba era el entusiasmo excesivo de mi mejor amiga con mi matrimonio y que no lograra ver yo no estaba en lo más mínimo entusiasmada con él, pero una parte de mi estaba sumamente triste por desilusionarla. Ella era como una hermana pequeña para mí, su familia era un asco por lo cual siempre ha sido muy apegada a mi y siempre la he defendido de todos hasta de su propio padre, Lorcan Luxon, quien siempre ha tratado de la peor manera a su esposa por lograr darle un hijo varón y por ello pasaba ignorando a su hija enfocándose únicamente en obtener un asiento en la mesa del consejo, el que logro hace poco tiempo haciendo que el hecho de no tener heredero lo enfureciera aún más. En mi opinión se lo tenia mas que merecido. Jamás golpeo a West, eso se lo tenia reservado a su esposa, sino que la trataba sumamente mal y la ofendía de mil maneras en eso salía yo a defenderla de la manera que sea, provocando no me tenga en más mínimo de los aprecios, sobre todo porque una vez hice que Archer con solo quince años lo golpeara, lo cual fue bastante humillante para él, así que no se relacionaba mucho con mi familia. Por otro lado la madre de West, Angela, era la mujer más dulce del mundo siempre te regalaba una sonrisa y se desvivía por su hija, una parte de mi la admiraba muchísimo, aunque desgraciadamente no podía hacer nada por ella solamente cuidar de su hija y tratarla como mi hermanita. No sabia que iba a pasar con ella cuando me fuera del pueblo porque muy a mi pesar no me la podía llevar conmigo.

-Mira, Vit-señalo mi amiga, -tu madre esta hablando con el padre de Joseph y con el reverendo-efectivamente así era. - ¿Qué pasara?

Simplemente me encogí de hombros. No me gustaba en lo más mínimo todo aquello.

Al llegar a casa me encontré solamente con Archer sentado en el sillón jugando con un cuchillo, y por como traía la ropa venia del trabajo. Me senté al lado suyo.

- ¿Tienes idea de que se trae madre entre manos? -solté tomándole por sorpresa.

- ¿A qué te refieres?

-La he notado rara hacia mi y hace rato la vi hablando con el padre de Joseph y con el reverendo, sinceramente no me gustaba para nada.

No dijo nada como si estuviera midiendo mis palabras.

-Hay un rumor-soltó, -van a clausurar la entrada al bosque hasta finalizando la próxima Luna llena.

Me quede helada.

-No puede ser-sentía que en cualquier momento se me iba parar el corazón.

-Créelo y si es así, estas en serios problemas, hermanita.

-Tengo que irme si o si en la segunda luna.

-Si no es solo un rumor, vas a tener que optar por el plan B.

Sacudí la cabeza. No había plan B y un enorme mal presentimiento crecía en mi corazón.

A la hora de la cena vino Joseph junto a su padre a comer, lo cual me parecía sumamente extraño, ya que por tradición las familias de los novios no compartían mesa en las vísperas del matrimonio. Me dedique a actuar y hacer como si nada pasara, hable con todos mostrando mi mejor sonrisa, lo cual era demasiado difícil al ver el nerviosismo y felicidad que salía de Joseph por cada poro. Me moría por saber que estaba pasando.

-Vittoria, Joseph-nos llamo mi padre. -Hemos hablando entre nosotros y al ver que tenemos todo listo hemos tomado una decisión.

- ¿Cuá... Cuál? -pregunte. Aunque presentía perfectamente la respuesta.

-Su matrimonio se llevará a cabo en la segunda Luna llena-contesto mi madre mirándome.

Estaba paralizada, no sabia que decir ni que hacer.

-Pero ¿Eso no es peligroso? -pregunto mi hermano al ver que no reaccionaba.

-Hace años no tenemos un ataque directo hacia el pueblo, no veo porque tenga haberlo justamente ahora, además le pedí al consejo que pusieran vigilancia en la entrada del bosque, por lo cual nadie va a entrar allí hasta nuevo aviso-contesto el padre de Joseph como si nada.

Por inercia simplemente le dedique una sonrisa y estuve casi toda la noche de ese modo, como si mi cuerpo lo estuviera moviendo otra persona porque sinceramente mi mente estaba totalmente en blanco.

Mi madre nos sirvió cerveza para celebrar, tan solo tome un sorbo. Me sentía asfixiada, lo único que quería era salir de ahí, pero no podía era imposible que lo hiciera sin levantar sospechas.

-Vittoria-la voz de mi padre me saco de mi limbo mental, - ¿podrías ir a buscar unos leños?

-Claro que sí, Padre.

Me levante y salí de la casa sin ponerme mi capa, necesitaba salir como sea de ahí unos minutos aunque sea. Rodeé la casa hasta llegar donde se guardaba la leña, de repente sentí una mano sobre mi hombro tomándome por sorpresa. Al voltearme, me encontré con mi hermano, quien me atrajo hacia si estrechándome fuertemente entre sus brazos.

-Ahora puedes llorar-me susurro.

Al instante de oírlo, mis lagrimas no pararon. Mi ser tenia tanta pena, rabia e impotencia que me rebasaba, me mataba no poder hacer nada, nada contra mi madre, quien me estaba arrastrando a toda esta mierda de farsa, a esta mierda de infelicidad. Ella creía que me estaba salvando, porque ella sabia mi secreto, ella lo sabía. Se equivocaba, no me estaba salvando sino condenándome y estaba segura de que yo no sería la única que iba a terminar mal al final y eso me dolía aún más.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora