Cap. 16

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Camine hacia mi casa a paso pausado, sin ningún apuro por llegar, aunque estaba clarísimo que era algo inevitable.

-¿Cómo se te ocurre golpear a Joseph?-grito mi madre en el momento que puse un pie dentro de la casa. -¿estás loca?

-no, no lo estoy-respondí sacándome la capa.

-entonces no me explico que hayas hecho aquello-mi madre estaba más que histérica. Cuando se ponía así me daba risa, ella era la mujer más perfecta y admirada en todo el pueblo, pero si perdía los estribos toda su seriedad y altives se esfumaban en un segundo.

-Joseph trato mal a un niño y no me iba quedar de brazos cruzados-intentaba por todos los medios posibles mantener la calma.

-Es el niño de un monstruo-grito mi madre exasperada.

-Eso no lo justifica-grite, mi calma hasta ahí llego.

-Se calman las dos-grito mi padre golpeando la mesa, la cual por poco se rompe. Mi madre y yo mantuvimos las bocas cerradas. –Vittoria, tu madre tiene razón sobre lo de golpear a Joseph. Vas a tener que disculparte.

-No lo voy hacer-dije tajante.

-Oh, claro que lo vas hacer, señorita-mi madre no podía estar más enojada.

-No me arrepiento de lo hice, lo volvería hacer si es necesario.

-Él es tu prometido, Vittoria-dijo mi Padre entre dientes.

-Eso no importa, él ofendió a un niño indefenso que no tiene la culpa de nada-si mi Madre estaba enojada, yo estaba furiosa, -¿Cómo te sentirías si alguien hubiera tratada así a uno de tus hijos, Madre?

-No es lo mismo-dijo desviando la mirada.

-Es exactamente lo mismo-tome mi capa, -Garrick es un niño que no tiene la culpa de nada, nadie tiene la culpa de todo esta porquería.

Salí de la casa con los gritos de mis padres detrás de mí pero hice caso omiso de ellos y me dirigí rauda al bosque, donde podía estar tranquila y en paz.

Estaba tan enojada que no me di cuenta en que momento me interne en una zona que me era desconocida del bosque, sino fuera por la Luna Llena creo que no me podría ver ni la punta de la nariz. Tome respiración y me enfoque en las cosas que me enseño Alec para poder moverme en el bosque sin problemas, y así salir de ahí antes que terminara de perderme aún más.

-Mierda-di directo al suelo por culpa de una raíz levantada.

Intente incorporarme, pero el tobillo me dolía como los mil infiernos. Como pude me senté en un tronco hueco, examine mi estado después la caída. Un pequeño esquince en el tobillo derecho, un pequeño corte en la palma izquierda y las rodillas rasmilladas, podría haber sido peor. Vi a mi alrededor, ninguna cosa se me hacía familiar, lo que significaba que estaba muy adentrada en el bosque, lo cual no era nada bueno, ya que Alec no era el único depredador de lo zona.

Iba avanzando de apoco hasta que un ruido hizo que mi piel se pusiera de gallina. Había un gran oso grizzli con un humor de nada amigable. Sabía que estaba en una situación complicada, tenía un pie en mal estado y definitivamente no le podía ganar a un oso en fuerza. ¿Qué debía hacer? ¿Gritar? ¿Pedir ayuda?, pero ¿a quién? Sentía a Alec a kilómetros de mí y él era el único que me podía ayudar en este momento. El oso olfateo el aire en mi dirección mostrándome sus colmillos, mi cuerpo se paralizo de miedo, estaba muerta.

Cuando estaba dando todo por perdido una gigantesca sombra se interpuso entre los dos con un gruñido que me dio aún más miedo que el oso que estaba a punto de devorarme. El oso se paró en sus patas traseras de manera amenazante, mientras que el otro erizó todo su lomo mostrándole los dientes, listo para saltar en el momento preciso. Fue una pelea de que animal tenía más poder que el otro, al final el oso salió caminando con pereza por donde había venido. Al verlo irse mis piernas cedieron, cayendo directo al suelo, ahí me percate que lo que me había salvado había sido un lobo gigantesco, que media mucho más que un caballo, su pelaje negro azabache y sus ojos dorados eran en verdad muy intimidantes, lo único que quería era salir lo más rápido de ahí.

-"¿Estas bien, Vittoria?"-escuche decir.

-¿Te puedo oír?-pregunte desconcertada.

-"Pues claro, somos de la misma manada"-dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

Sus palabras me hicieron conectar algunas cosas.

-¿Nael?

-"Sí, soy Nael y no deberías andar por esta zona sin tu lobo."

-Lo sé, pero salí tan rápido y enojada de la casa que no me di cuenta por donde me estaba dirigiendo y termine perdida.

-"Entiendo"-suspiro,-"súbete a mi lomo"-se echó en el suelo para que me pudiera subir.

Con algo de dificultad lo logre, aunque recibí más de una vez un gruñido de parte de Nael cuando le tiraba del pelaje.

-"Solo intenta no dejarme calvo, por favor."

Caminaba a paso calmado entre los árboles, examinado el entorno y precavido de que no cayera de su lomo por un movimiento imprudente suyo.

-¿Por qué andabas en esta zona?-pregunte, luego de largos minutos de silencio.

-"Soy el alfa debo conocer la zona por la cual va estar mi manada, cualquier amenaza y advertir si hay otro lobo en la zona."

-Oh, suerte la mía, entonces.

-"Nara me ha contado cosas de ti"-soltó de la nada, -"conozco tu historia."

-¿A qué viene esto?-su tono no me estaba gustando.

-"Alec es como un hermano para mí, por eso solo espero que no lo hagas sufrir, Vittoria. Ese muchacho se merece paz y mucho amor."

Una parte de mí se molestó de sobremanera por las palabras de Nael, pero entendía perfectamente el porqué de ellas. Él conoció a Alec cuando era un niño aislado, que su único compañero fue un lobo malnacido de mierda, que no le enseño nada bueno, Nael lo ayudo a entender que a pesar de ser un lobo también era un humano. Era una intrusa en su relación como manada y era el Alfa, su deber era cuidarlos, incluso de sus propias decisiones.

-Sé que debo tomar decisiones importantes por la posición en la que me encuentro, Nael. Nara también tomó las suyas, aunque su situación era similar, pero no igual. Sé las consecuencias que puede traer cada decisión que pueda tomar, sé que voy a perder mucho y voy a sufrir-suspire con pesar. –Pero aún más claro sé que ahora mi lugar esta con Alec y nuestra manada, ahora mi lugar no está en el pueblo sino acá en el bosque.

Nael no dijo nada, solo siguió caminando y yo respete su silencio.

Camino alrededor de media hora hasta que pudimos divisar a Alec. Mi corazón al verlo se aceleró y solo deseaba abrazarlo.

-"Tranquila, ya vas poder bajar"-dijo Nael mientras se agachaba.

Con cuidado y ansiedad me baje del lomo del Alfa.

-Gracias por salvarme-dije mirándole a los ojos.

Me voltee con la intención de ir al lado de mi lobo.

-"Vittoria"-la voz de Nael me detuvo en el acto, -"eres una loba valiente y decidida, me alegro que Alec te haya encontrado. Bienvenida."

Una felicidad inmensa me lleno el corazón, por impulso fui hacia Nael y lo abrace del cuello enterrando mi rostro en su pelaje azabache. Bufo con risa.

-Muchísima gracias-le sonreí.

Nael negó con la cabeza y lamio mi mejilla. Después me dirigí hacia mi lobo más feliz que nunca.


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Este capitulo va dedicado a jimena_molina,  quien en su perfil hace portadas geniales e hizo las hermosas portadas de esta historia y de "Lobo, ¿estás?". Muchísimas gracias.

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