Cap. 25

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Mi cuerpo no respondía, no podía mover ningún musculo al ver casas incendiadas y oía gritos junto con disparos. Mi pueblo estaba siendo atacado. Solo sentía como corrían lagrimas por mis mejillas y el miedo recorriendo todo mi ser.

Sentí como me jalaban hacia el interior de bosque, alejándome de esa imagen de caos, me alejaban de mi pueblo. Forceje un poco buscando que me soltara, pero Nara me agarro con firmeza dándome una bofetada que estoy segura de que me dejo marcada la mejilla.

-Debes reaccionar, Vittoria-me dijo en voz firme provocándome un estremecimiento por todo mi cuerpo y que agachara la cabeza, no podía mirarla a los ojos. Era la voz de la hembra alfa. -Sígueme.

Sin dudarlo la seguí por el bosque hasta llegar a un prado, que estaba en una zona que era desconocida para mí, ahí nos estaba esperando Garrick que al verme corrió a abrazarme, le respondí casi por inercia ya que mi cuerpo estaba desconectado de mi mente. Cuando me soltó caí sentada en el suelo abrasándome las rodillas con la mirada perdida en la nada y con los gritos de mi pueblo resonando en mi cabeza. Estuve no se cuanto tiempo en esa posición, para lo único que levante la mirada fue en el momento que llego Nael, que a verme me dedico una mirada triste, sentía pena por lo que estaba pasando.

El vello de mi nuca se erizo al sentir que estaba cerca, venia corriendo sabia que me encontraba en el bosque con los demás, sentía que estaba ansioso como yo lo estuve hace unas horas atrás. No levante la mirada hasta que su gigantesco cuerpo lupino se dejo ver en el prado, su pelaje grisáceo brillaba a la luz de la luna, su mirada violácea brillo al verme, aquel brillo no le duro mucho al verme derrumbada en el suelo y con mi mirada fija en él.

-Siempre oí que el gran lobo feroz era malo y un monstruo-la voz me salia monótona mientras me paraba, -lo cual lo creí por mucho tiempo y aun mas con lo que me hiciste, pero decidí cambiar de pagina y seguir adelante junto a ti. Te había elegido a ti, Alec.

-Vittoria...

-Iba dejar mi familia para poder estar a tu lado-a paso lento me iba acercando al gigantesco lobo, -cambié todo lo que pensaba para poder aceptar lo que el destino y mi corazón dictaban para estar a tu lado-me detuve al frente suyo mirándole a los ojos, los cuales me mostraban angustia ante mis palabras dio un pequeño paso hacia atrás y sus orejas estaba abajo. - ¡Me destrozaste y te perdone! ¡Te ame a pesar de que no solo me heriste mi cuerpo sino también mi alma! ¡Tengo mi cuerpo y mi alma marcados por ti! ¿¡Y tú que haces!? ¡Dime!

Alec ya no me miraba, no podía mantener su mirada en la mía, mientras tanto Nael y Nara se mantenían al margen de lo que estaba sucediendo, lo cual agradecía mi rabia y decepción no era con ellos.

-Destruiste mi pueblo, atacaste y mataste a personas que conocía, que me vieron crecer, personas que quería-sin poder evitarlo unas lagrimas de rabia recorrieron por mis mejillas.

-Pero ellos te iban alejar de mí, ellos...

- ¡Me iba ir contigo! ¡Estaba en el bosque para irme contigo! -mi voz salía ronca entre el grito y la rabia. -No quiero verte más.

-No puedes decir eso-las orejas de Alec se alzaron en alerta. -Somos pareja.

-Puedo decir lo que se me pegue la gana, Alexander-se quedo paralizado al escucharme tan fría. -Tú y yo, no somos nada.

Pase al lado suyo en dirección al bosque, a pesar de que me llamaba no mire atrás, no quería ver atrás como alguien que le confié todo de mi me había decepcionado de esa manera, como me había herido nuevamente. Sentí como Nael detuvo a Alec provocando que se pelearan, aquello me dolió, eran como hermanos.

No se cuanto me llevo llegar a los lindes del bosque, una parte de mi no le importaba aquello y esa parte no quería ver lo que en parte era culpa mía. Desde los lindes vi como a la lejanía una casa se incendiaba y como en otras había humo de un incendio que hace poco se había extinguido, escuche gritos de ayuda y de instrucciones. Mi alma se heló, no quería ver el caos que había, el caos que había provocado la otra mitad de mi alma. Al adentrarme en el pueblo solo veía a mis vecinos corriendo de un lado a otro, niños asustados abrazados a las piernas de sus madres y una que otra persona llorando, ignore todo solo caminaba viendo todo y a la vez nada, me sentía como un alma en pena. A lo lejos vi a mi hermano, quien corría llevando agua para intentar apagar la casa incendiada, la casa de Joseph, al verme se le cayo el balde y corrió hacia mí.

-Hermanita-me estrecho con mucha fuerza entre sus brazos, no me había dado cuenta cuanto necesitaba un abrazo en ese momento. -Me alegro de que estés bien.

- ¿Cómo fue? -pregunte tragándome las lágrimas que se acumulaban en mis ojos.

-No necesitas saberlo-se separo un poco para que pudiera verle a los ojos, -lo que haga él no es culpa tuya, ¿oíste?

-Si lo es, sabia que podía pasar esto y pude hacer algo para detenerlo-negaba con la cabeza.

-Lo amas e intentaste hacer lo mejor que podías en ese momento-acaricio mi cabello, -hiciste lo mejor que podías.

Abrace con fuerza a mi hermano, dándome permiso para llorar un poco en la protección de una de las personas que mas amaba en este mundo. De repente sentí como algo oprimía con fuerza mi brazo jalándome de él, alejándome de mi hermano.

-Estas feliz, ¿no? -la mirada fiera de mi madre me calo cada hueso de mi cuerpo. -Esto querías, ¿no? Que todo el pueblo se destruyera para que pudieras estar con esa aberración.

-No, jamás quise que esto pasara-me sabe de mi madre mirándole a la cara, no iba a dejar que me intimidara. -Me iba a ir de este pueblo para que esto no pasara, pero alguien hice lo posible para que no me volviera a cerca al bosque, ¿no es así, Madre?

-Era lo mejor para ti.

-No, es lo tu creías que es mejor para mí-la encare estaba cansada de que hiciera el papel de madre preocupada. -Además, si sabias que estaba relacionada con el lobo ¿porque no hablaste?

-No quería que te hicieran daño, eres mi hija.

-Soy tu hija y es por eso que sé que te quedaste callada para que el prestigio de la familia quedara intacto-gruñí dando un paso hacia ella, su mirada reflejo miedo a mi actuar. -No querías que el pueblo supiera que la hija de la buena y perfecta Caroline Garrett era la amante del lobo feroz.

Se quedo sin palabras, lo cual era todo un acontecimiento, miro a mi hermano buscando apoyo, pero este simplemente desvió la mirada quedándose callado. Archer sabia que lo que decía era cierto.

-Si no tienes nada mas que decir, querida Madre, me voy a ir a la casa-dije parándome firme con la mirada en alto. -No tengo nada que hacer acá.

Sin esperar ninguna palabra de ellos me encamine hacia mi casa, la cual era la que se veía mas intacta. Al entrar me saque la capa, mi hermosa capa roja. La miré entre mis manos, sentí la calidez y suavidad de la tela, me rompí por completo cayendo de rodillas con mi rostro enterrado en esa cálida tela. Llore como nunca había llorado en mi vida, llore por todo lo que había pasando, por lo que estaba pasando, por todo lo que perdí. Llore porque me sentía rota, completamente incompleta.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora