Mi lobo

Cap. 15

Garrick me conto que tenía pensado juntarse con sus padres en el lago, así que lo tome de la mano y nos dirigimos hacia allá. Sabía perfectamente que él no se iba a perder, que sabía manejarse en el bosque mejor que nadie, pero no deseaba volver al pueblo y sentía una inmensa curiosidad por el lobo de Nara. Quería conocer al lobo que hizo que Nara abandonara su pueblo y empezará a vivir en el bosque, deseaba conocer al lobo que ayudo a mi lobo, provocando un gran cariño y admiración en él.

En el camino, Garrick me fue contando de su vida con sus padres, que viajaban por todos bosques del norte del país y fuera de este, como vivían en pueblo en pueblo, que cada cierto tiempo pasaban una temporada en el bosque donde se conocieron sus padres y que en el transcurso de sus viajes conocieron a muchos hombres lobos.

-¿no te da miedo saber que te vas a convertir en uno?-lo logre quedarme callada.

Mantuvo silencio por un instante.

-sí, me da miedo-admitió. –pero es la vida que me toco. No culpo a mis padres, no culpo a nadie. Si me toco esto, debe ser por un fuerte motivo.

Quede impresionada por la madurez de Garrick, dudo que una persona de su edad sea así de maduro. Debe ser por la vida que le toco, debe ser duro escuchar y ver las cosas que él ha tenido que aguantar en sus cortos 5 años, aunque estoy segura que sus padres lo intentaron proteger lo más posible, pero hay cosas que no se pueden que no se pueden ocultar para siempre.

-¿Dónde naciste?

-en una cueva, a algunos kilómetros de aquí, fue en una noche de luna llena. Todos los que heredan la maldición nacen en Luna Llena con el cabello blanco y los ojos celestes hielo.

-¿Por qué?-no me imaginaba a un bebé así.

-porque nuestra forma lupina toma esas características, solo los de sangre son albinos. A los pocos días comienza a parecer las características normales.

Seguimos conversando hasta llegar al lago, donde se encontraba Nara y Alec junto con otro hombre. Era alto, más alto que Alec, de cuerpo fibroso, su cabello desordenado como nido águila era negro azabache, su tez era levemente tostada y sus ojos eran negros como una noche de luna nueva. Definitivamente era el lobo de Nara.

-¡Papá!-Garrick salió corriendo hacia su padre, quien lo recibió con los brazos abierto, dándole una fuerte abrazo.

El niño sonreía feliz al estar junto su padre, Nara veía todo un poco apartada del momento padre-hijo hasta que su lobo la atrajo hacia ellos, uniéndola al abrazo familiar. Nara y su lobo unieron frentes con una sutil sonrisa, aunque era sutil mostraba demasiado amor.

-bonita escena, ¿no?-Alec me abrazo por detrás, apoyando su mentón en mi hombro.

-hermosa-sonreí. –realmente se aman.

-sí, ellos hacen uno-comento. –Antes no entendía esa conexión, pero ahora la veo más clara que el agua-

No le veía el rostro, pero estaba segurísima que sonreía.

-Vamos, Alec-dijo el lobo de Nara, -preséntame a tu loba.

Nos acercamos a la familia tomados de la mano.

-Vittoria, te presento a Nael. Quien es como un hermano desde que lo conocí.

-un gusto en conocerte, Vittoria-saludo Nael regalándome una sonrisa.

-lo mismo digo-le correspondí el saludo.

-Papá, Vittoria me defendió de un hombre malo-dijo Garrick mirándome con cariño. Enseguida el semblante de los presentes cambio radicalmente.

-¿Por qué? ¿Qué paso?-me pregunto Nara bastante seria.

-estaba conversando con alguien en la plaza del pueblo, cuando Garrick se me acerca para saludarme. Mi acompañante se tomó e la mejor manera la cercanía del lobito así que le dijo cosas bastante... ofensivas, no pude quedarme con los brazos cruzados así que defendí a Garrick y no dirigimos hacia acá-explique rápidamente.

-muchas gracias, Vittoria-dijo sinceramente Nael abrazando a su hijo.

-lo mismo digo, Vittoria, -dijo Nara sonriéndome, -significa mucho que hayas hecho aquello por nuestro hijo.

-eres toda una loba, Preciosa-me susurro al oído Alec, dándome un beso en la mejilla.

Me sentía cómoda, una más. Pero tenía carísimo que todo aquello se iba a desvanecer en el momento que volviera a mi casa.