Cap. 28

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No sé ni cuándo ni cómo tome mi capa del perchero y corrí sin mirar atrás hacia el bosque, debía evitar que pasara otra tragedia la cual podía ser parte mi padre y terminar por derrumbarlo todo, absolutamente todo.

A los pocos metros de estar internada en el bosque se podían ver las antorchas de los hombres del pueblo, lo que significaba que aún no se metían en las profundidades del bosque, lo cual era muy lógico ya que la mayoría no eran cazadores y tenían sus temores en internarse en el corazón del bosque que era el hogar de un ser tan temido como lo era el Lobo Feroz. Me acomode mi capucha mirando la luna, deseando que no me pillaran antes de encontrar a Alec o que lo pillaran antes que yo lo encontrara. Tome rumbo hacia el lado noroeste del bosque, era donde sentía la presencia de Alec, muy cerca de la frontera, era muy probable que hubiera acompañado a Nael y a Nara cuando estos abandonaban el bosque. Corría con toda la rapidez que era capaz, por suerte mi tiempo en el bosque con mi manada me había hecho conocedora de casi cada rincón del lugar, a la vez que volvía más ágil en desenvolverme acá, era como si hubiera nacido entre los arboles y los animales.

Me encontraba bastante adentro cuando percibí que el grupo de cazadores también estaban bastante adentrados, aunque no tanto como yo y hacia el norte, pero no me agradaba nada la idea que estaban perdiendo cada vez mas el miedo. Se escucho un fuerte aullido, era Alec, me había sentido. Debía apresurarme antes que llegara a acercar mucho al grupo de hombres. Cada tantos metros me detenía y examinaba si podía ver o no el reflejo de las antorchas muchas veces no las alcanzaba a ver, pero había otras que si y eso solo hacían que aceleraba mi paso aún más, debía llegar antes que ellos con Alec, quien también se acercaba a mi encuentro, aunque aquello me facilitara las cosas también lo llevaba más cerca de los hombres de mi pueblo.

Camine unos metros más hasta que de un salto apareció Alec delante mío, se veía ansioso, contento, nervioso y sobre todo alerta.

-Debiste haberte ido con Nael-fue lo primero que salió de mi boca.

-No me voy a ir sin ti-gruño disconforme dando un paso hacia mí.

-Los hombres de mi pueblo y mi padre están en este bosque buscándote para matarte-informe intentando que viera mi punto, -debes irte, necesito que te vayas.

-Los sentí hace tiempo atrás, no son un problema para mí-bufo.

-Claro que sé que no son un problema para ti-gruñí tan fuerte como él, -pero son mi gente y esta mi padre entre ellos, así que son mi problema y no quiero que se desate mas tragedia. Así que necesito que te largues, ¿Dónde se fueron Nael y Nara?

-Tomaron rumbo hacia las montañas nevadas del norte-contesto escuetamente.

-Debes alcanzarlos.

-Solo si vas conmigo.

-Ahora no puedo ni quiero hacerlo-negué con la cabeza, -no con todo lo que ha pasado. Quiero permanecer con los míos.

-Nosotros somos tu manada-ladro algo tenso.

-Eso lo tengo claro, pero no quita que me heriste profundamente de nuevo, a pesar de que me prometiste jamás volver hacerlo-ante mis palabras sus orejas se bajaron, sabía que tenía razón, -eso no importa ahora, quiero que este lejos de los cazadores, lejos de estos bosques-suspire dando unos pasos hacia él. -Te quiero lejos de las escopetas de mis vecinos y a ellos lejos de tus colmillos-le acaricie su pelaje haciendo que se relajara y soltara un tipo de ronroneo.

-No quiero estar lejos de ti.

-En algún momento voy a reunirme con ustedes, no se cuando lo hare, pero lo hare. Iré por ti, ahora solo quiero que te reúnes con Nael lo mas lejos posible de acá.

Al momento decirlo, su lomo se engrifo mostrando sus colmillos por sobre mi cabeza. Cerré los ojos maldiciendo. A voltearme entre los árboles salía Kiev junto a mi padre y otro cazador, me interpuse entre ellos y Alec.

-No esperaba encontrarme con esta maravilla-dijo Kiev definitivamente divertido por la situación. Alec gruño.

-Tranquilo-susurre con voz calmada sin quitarle de vista la mirada de confusión de mi padre. -Alcanza a Nael, ahora.

-No me iré sin ti, menos ahora.

-Me las arreglare, pero no podré hacerlo contigo acá.

Sabia que Kiev le iba a bastar con un pedazo mío y se iba a entretener un tiempo con él, tiempo suficiente para que Alec se alejara.

-Ahora, brujita y lobito se van a quedar quietos para llevarlos al pueblo-dijo Kiev acercándose, apuntándonos con su escopeta. -Tu piel va a ser una linda alfombra en mi casa.

-Prometo que iré por ti, pero necesito que te vayas-susurre lo más bajo posible, -confía en mí y anda con Nael.

Paso su cabeza por mi espalda, donde estaba mi cicatriz, nuestra cicatriz. Suspire con un nudo en la garganta.

Tenia a Kiev afrente mío apuntándome en la cara. Reúne todo el valor que tenía, rápidamente tome el cañón de la escopeta empujándola hacia arriba provocando que saliera un disparo al aire, momento que Alec aprovecho para huir. Al ver su cola desaparecer entre los arboles mi ser se apretó de angustia a la vez que tenia un alivio gigante.

Kiev forcejeo conmigo por la escopeta, le di una patada en el estomago haciéndole que se doblara, mientras sentí unos brazos alrededor mi cintura me sabe cómo pude girándome, dándole un puñetazo. Tener un hermano podía tener sus ventajas. Al girarme, sentí algo en mi cara muy cerca de mi ojo izquierdo casi enseguida sentí un ardor insoportable. Kiev me había herido con su cuchilla de plata.

- ¡Basta! -grito mi padre dando un tiro al aire. Se acerco a mí, estaba en el suelo tapándome el ojo. Me dolía como los mil demonios. Saco su pañuelo para limpiar mi herida.

-Lo siento mucho, Padre-susurre avergonzada.

-Después vamos a hablar-dijo acomodándome la capucha al terminar de examinar mi herida.

- ¿Qué vamos a hacer con tu hija, Brandon? -pregunto burlescamente Kiev.

-Entregarla al consejo-respondió mi padre con voz severa. -Neal, avisa a los demás que abandonen el bosque-se dirigió al otro cazador. El cual asintió y tomo rumbo para seguir las indicaciones de mi padre.

Al estar solos tome impulso para levantarme, aunque me sentía sumamente mareada a causa de la pérdida de sangre, mi padre me indico que siguiera sentada. Kiev me miraba con burla y con suma diversión, me había pillado como él quería y no iba a desperdiciar la oportunidad de hacerme la vida imposible en el momento que el consejo se pusiese a debatir que hacer conmigo.

Me di cuenta de que mi padre al levantarse saco su cuchillo y en menos de un suspiro observe como se lo enterraba en el abdomen de Kiev, haciéndole escupir sangre y en menos de un minuto cayera inconsciente.

-Ahora todo será mucho mas fácil-dijo mi padre guardando el cuchillo poniéndose en cuclillas para tomarme entre sus brazos.

Tomo camino hacia el pueblo. Me acurruque en sus brazos mientras me tarareaba una canción de cuna.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora