Cap. 11

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Por la mañana, todo fue tranquilidad debido a que Nara y su hijo no salieron en ningún momento de la habitación, lo que aliviaba mucho a mi madre, quien definitivamente odia a nuestros huéspedes. Estuvimos aseando y viendo algunos detalles de mi matrimonio, faltaba tan poco.

-vas a ser muy feliz, hija-soltó mamá cuando estamos viendo mi vestido terminado en mi habitación.

-¿lo crees?

-estoy segura de eso, hija-dijo acariciando mi mejilla-. Los dos se aman y son el uno para el otro.

Me sentí incomoda ante las palabras de mi madre, más de una vez ella ha dicho eso desde que estoy con Joseph y en todas las veces me he sentido feliz y plena que una mujer tan sabia y recta como lo era mi madre pensara aquello de mi relación con él, pero ahora era distinto y tenía claro porque eso había cambiado.

-mamá, voy a salir unos minutos-informe colocándome mi capa, después del almuerzo.

-no te demores, no quiero estar mucho tiempo a solas con esa mujer-dijo con el ceño fruncido.

Me acomode la capucha y salí sin demora de mi casa, necesitaba aire fresco. Antes suprimía mi ansiedad por el bosque, pero creo que en este momento era lo que necesitaba. Caminaba entre los arboles con seguridad, guiándome por las enseñanzas de Alec.

-¡que hermoso!-dije al encontrarme con un lago, no tenía ni idea de su existencia.

Estaba rodeado de flores de todos los colores, además de uno que otro animal que aparecía para beber y refrescarse. Me senté debajo de la sombra de un árbol, ocultándome de detrás de unos arbustos, pero sin obstruirme el maravilloso paisaje.

De la nada, la discusión con Alec se me vino a la cabeza como una corriente infinita. Él protegía algo hermoso que nosotros íbamos destruyendo de a poco, él protegía su hogar, el único hogar que conocía. Había sido muy dura con él, lo había dañado, pero me daño aún más. El sonido de alguien acercándose me distrajo de mis pensamientos, preste más oído y distinguí una canción junto a unos rápidos pasos. A metros de mi posición apareció Nara cantando con una sonrisa en el rostro, sin demora se desvistió para meterse a la cristalina agua. Nado por largos minutos, disfrutando cada segundo de aquello. En el momento que decidí marcharme vi algo que me detuvo, su espalda estaba marcada por unas inmensas garras, al igual que la mía.

-¡mamá!-Garrick salió corrió del bosque hacia su madre, quien estaba terminando de vestirse.

-¡Garrick!-lo estrecho fuertemente entre sus brazos besándole la frente-. ¿Lo encontraste?

-mejor dicho, yo lo encontré a él-al escuchar aquella voz, cada parte de mi cuerpo se tensó.

-¡Alec!-Nara corrió hacia sus brazos, fundiéndose en un fuerte y cálido abrazo.

-¿Cuándo llegaron? ¿Nael?

-llegamos ayer y Nael va llegar después de que pase la Luna Llena-contesto Nara examinándolo de pies a cabeza-. Haz crecido tanto.

-y tú sigues igual.

-déjame presentarte bien a alguien-tomo a Garrick de la mano y lo acerco a Alec-. Este es mi hijo, Garrick.

-un gusto en conocerte, Garrick.

-lo mismo digo, Alec. Mis padres me han contado muchas de cosas de ti.

-tienes los ojos de tu madre y el nido de águila de tu padre-comento revolviéndole su cabello azabache-, serás un magnifico hombre y lobo.

-muchas gracias, Alec-dijo Garrick algo emocionado.

-hijo, anda a nadar-dijo Nara-, necesito ponerme al día con Alec.

Garrick no lo pensó mucho y se metió en el agua. Tanto Nara como Alec se sentaron en el suelo vigilando en cada instante los movimientos de Garrick.

-Ayer conocí a Vittoria Garrett- soltó de la nada Nara, apoyando su cabeza en el hombro de su acompañante.

-si vas a regañarme es mejor que lo hagas enseguida.

-no soy quien para hacerlo, pero quiero que te des cuenta de lo que hiciste fue malo, tanto para ti como para ella.

-¿Qué quieres decir?

-Alec, ella se va a casar y quiere a su prometido, pero con lo que le hiciste no va a poder hacer nada de eso y te va odiar por ello, por lo cual vas a sufrir por eso cada minuto de tu vida.

-lo sé, pero al tenerla cerca me siento completo como cuando era niño, con ella siento que soy normal, que la próxima luna llena no me va pasar nada, que nadie me temerá.

-te entiendo, Alec, pero desgraciadamente nosotros y ella somos de mundos diferentes.

-Nael tuvo suerte en conocerte.

-tuvo suerte en que odiaba mi vida-suspiro con la mirada fija en su hijo-. Siempre sentí que no encajaba en ese lugar, que las personas que le temían al bosque estaban erradas. Siempre amé el bosque y la naturaleza, mi padre me enseño hacerlo, pero Vittoria es muy distinta. Ella no es como yo, no se siente distinta, es feliz con su vida.

-cuando la conocí, pensé: "la luna es totalmente opacada con su belleza, me gustaría que me sonriera". No dude en marcarla y no me arrepiento de ello.

-yo sé que no te arrepientes, Alec-bufo Nara.

-de que si me arrepiento de haberla tomado a la fuerza-pude ver como la espalda de Alec se tensaba-. No me puedo quitar de la cabeza su cuerpo lastimado y de su mirada de odio, sus ojos eran puro odio hacia mí, en ese momento sentí que mi alma se partía en mil pedazos.

-entiéndela, confiaba en ti y la traicionaste de la peor manera-dijo-. Yo también hubiera odiado a Nael, si no me hubiera enamorado de él al momento de ver sus ojos.

-sigo diciendolo, Nael tiene mucha suerte-soltó acostándose en el suelo, a la ve que Nara se reía.

Mi loboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora