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Caminaba por los pasillos del Instituto rumbo al patio trasero donde habíamos quedado con Nova en encontrarnos. Guardé el teléfono dentro del bolsillo delantero de mi pantalón luego de escuchar un ruido extraño. 

¿Qué es eso?

Eran unos ruidos como si estuvieran golpeando algo y a su vez, extraños sollozos. Impulsada por mi curiosidad, me asomé al lugar de donde provenían.  El baño de chicas no era muy utilizados por los estudiantes ya que se encontraba lo bastante alejado de los salones. A medida que me acercaba, los sollozos se habían transformado en gemidos y claramente los golpes no eran porque, quien sea que se encuentre allí, estaba jugando a las escondidas.

Obviamente sabía que estaba ocurriendo, no era ingenua. Abrí cuidadosamente la puerta, tratando de no anoticiar mi presencia a las dos personas que se encontraban dentro. Mi sorpresa fue grande, claro que lo fue, mi rostro fiel prueba de ello.

Sheila estaba montada energéticamente sobre Nova mientras él mantenía su espalda apoyada en una de las paredes laterales del baño. Una horrible sensación oprimía mi pecho y a su vez, un nudo se formaba en la boca de mi estómago. Aquella escena había sido demasiado. Maldito gilipollas, ¿No tenía otro lugar para llevarla? todavía no se habían percatado de mi presencia.

– Disculpen que interrumpa su tan preciado momento –mi voz sonó áspera, me raspaba la garganta tener que mencionar alguna palabra. Nova levantó su cabeza al escucharme.

– Oh Leia, ¿Por qué interrumpes? ¿Es una clase de venganza por lo que sucedió en el comedor?

– En realidad, no te estoy buscando a tí, Sheila –mis ojos fueron hasta el chico.

– ¿No te dije que esperaras en otro lado? –preguntó fastidiado. 

– Se donde tendría que haberte esperado, pero este es el camino mas corto –me encogí de hombros– y ustedes no son precisamente silenciosos.

– ¿Qué tienes que ver con ella, Nova? –preguntó curiosa Sheila.

– Nada que te interese –se apartó de ella y guardó a su "amiguito" dentro de sus jeans (no logré verlo)

– Espera... –intentó agarrarlo del brazo– ¿A caso ya terminamos? –preguntó algo confundida.

– Dejémoslo para otro momento. Luego te llamo, tengo cosas que hacer –sonreí victoriosa.

Vas a tener que esperar perra.

– ¿Me cambias por ella? ¿En serio? –se estaba comportando de forma caprichosa. 

– Bien Leia, vamos. Mientras más rápido lo terminemos, mejor –ignoró las palabras de Sheila. Nos retiramos del lugar dejándola sola.

Su moto estaba escondida detrás de un arbusto. Me tendió un casco y luego subí detrás de él.

– Agárrate fuerte, muchacha. Esta será la única vez que podrás agarrarme de la cintura –Asentí algo nerviosa. Llevé ambos brazos alrededor de su cuerpo. Una sensación se apoderaba de mi, una sensación exquisita y placentera. 

No demoramos mucho en llegar. Nova estacionó su moto frente a un pequeño edificio de tres plantas. No era una edificación moderna la verdad, tenía sus detalles estético a mejorar pero estaba lo bastante aceptable, por lo menos desde afuera.

– Puedes bajarte–se burló– si fuera por ti, te quedarías ahí todo el día. No es esa la idea, muchacha. Bajé rápidamente de la moto y fui detrás de él. Saludó a un muchacho, que seguramente era el conserje, y subió unas escaleras. En el primer piso, siguió por un pasillo hasta llegar frente a un puerta. La numeración tenía escrito el número seis.

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