•El precio del servicio•© #EN EDICIÓN

~12~

¿Cómo le decía a Jason que no podía mencionar nada de mi supuesto noviazgo con Nova? Era estúpido que mi padre no lo supiera.

Llegamos al centro comercial muy rápidamente, el transcurso del recorrido fue bastante cómodo para ambos, nos reíamos de todo lo que veíamos a nuestro alrededor.  Visualizamos una diminuta mesa para dos personas en el patio del conocido local de helados.

– Buenas tardes, ¿Qué van a pedir? –se acercó un joven a tomar nuestro pedido. Jason me observó para que fuera la primera en pedir.

– Para mí un batido de banana con dulce de leche –sonreí y esperé que mi amigo eligiera el de él.

– Para mí un batido de vainilla.

– Bien, enseguida les traigo –anotó los dos batidos en su libreta y se marchó. En menos de cinco minutos, ya teníamos los batidos frente a nosotros.

– Cuéntame algo de tí –comenzó la conversación.

– ¿De mí? –pregunté tratando de buscar algo de mi vida para comentar–  no se me ocurre nada interesante por el momento–me encogí de hombros– mejor, cuéntame de tu vida.

–Bien –suspiró y continuó– soy hijo de padres separados. Tengo dos hermanos; uno menor de 21 años de edad, y otro mayor de 30 años.

– ¿Qué edad tienes tú? –pregunté interesada.

– 25.  Ahora es tu turno –sonrió.

– Tuve padres también –sonreí por mi mal chiste– mi madre falleció hace ya unos años y me quedé solo con mi padre.

– Lamento lo de tu madre, eres hija única entonces.

– Si, no tengo hermanos. Y tengo 20 años de edad–di un sorbo a mi batido.

– ¿Banda favorita? –preguntó con una sonrisa.

– Definitivamente Los Jonas Brothers y ahora también DNCE. –respondí con una sonrisa– ¿ A tí?

– Así que te gustan esos –habló de forma despectiva.

– Ten cuidado con lo que dices Jason –entrecerré mis ojos– si no quieres que te arranque la lengua y la tire a un basurero.

– Tranquila amiga –levantó las manos en manera de rendición– Algún día nos reuniremos a escuchar sus discos. Aunque no lo creas, me gustan.

– Eso es genial –una enorme sonrisa se formó en mi rostro.

Continuamos haciéndonos preguntas tontas, algo como ¿Cuál fue tu peor miedo de niña? O ¿Cuál era tu serie anime preferida? El tiempo pasó volando y cuando nos dimos cuenta, ya eran las siete de la tarde.

– Creo que tendríamos que irnos, Leia –habló levantándose de su asiento y dejando algo de dinero sobre la mesa.

– ¿Cómo sabes cuanto sale? –pregunté algo graciosa al ver su acción.

– Vengo aquí muy seguido –sonrió

El trayecto hasta casa fue muy divertido, Jason cantaba a todo pulmón Hello de Adele, realmente era gracioso escucharlo tratando de imitar la voz de esa increíble mujer.

– ¿Te quedarás a cenar? –pregunté

– Claro. ¿Tu quieres que me quede?

– Me encantaría Jason. Pero, necesito que me hagas un gran favor.

– ¿Cuál? –me observó fugazmente para seguir concentrado en la carretera.

– No menciones por ningún motivo del mundo a Nova.