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Cerca de las cuatro de la madrugada me acosté en la cama. El olor del shampoo que desprendía del cabello de Leia inundó todo mi espacio, cerré los ojos y me dejé embriagar por él.

Miento si no dijera que después de enterarme de que Josué fue el culpable no quise ir hoy mismo a buscarle. Pero aunque matarlo era lo que mas quería en estos momentos, tenía que esperar. Necesitaba pensar muy bien como llegar a él, aunque ir a su covacha podría ser algo fácil, lo difícil era como matarlo en su propia fortaleza sin que la responsabilidad caiga en mis hombros.

Aunque ahora de que Osar estaba muerto, quizás Josué éste mas alerta y no me deje entrar así tan fácilmente. Tenía que buscar la forma de encontrarlo fuera y usar eso a mí favor para matarlo.

La voz de Leia me sacó de mis pensamientos. La observé y sonreí.

– Duerme cielo, todavía es temprano –llevé mi mano hasta su cabello

– ¿Donde has estado Nova? –preguntó algo dormida

– Resolviendo asuntos con Duncan antes de irnos bebé –me acerqué y besé su frente

– Esta bien –se acercó a dejar un casto beso y apoyó su cabeza en mi pecho– buenas noches.

– Descansa –la abracé para así poder sentirla más cerca, el calor de su cuerpo me tranquilizaba en cierto punto

(. . .)

Abrí mis ojos cuando apenas el sol comenzaba a ingresar por la ventana.

Observé a mi costado encontrándome con una chica dormida profundamente. La arrope un poco mejor y me levanté de la cama para ir al baño.

– ¿Tampoco puedes dormir? –ingresé a la cocina encontrándome con Duncan que estaba tomando un café

– No es momento de dormir hasta tarde amigo. –me dispongo a prepararme un café– tenemos asuntos que atender, no podemos dejar de lado también a la empresa.

– Pienso lo mismo, en un rato iré por allí. ¿Pensaste en algo?

– Aun no –niego con la cabeza– lo único que se, es que tenemos que pensar muy bien como hacerlo.

– Si esperaste todo este tiempo para vengarte puedes esperar unos días más.

– Haré que sufra.

– ¿Qué harás con Foster?

– Dile a Sergio que puede dejarlo libre. Que lo lleve a donde quiera ir pero que le deje en claro que es lo que pasará si llega abrir la boca.

– Bien, como digas –agarró el teléfono que se encontraba sobre la mesa y se dispuso a llamar a Sergio

Al cabo de un rato Duncan se largó a la empresa y al mismo tiempo una adormilada chica entraba por la puerta de la cocina.

– Buenos días –saludó tambaleándose un poco hasta llegar a mí y darme un beso en los labios

– Buenos días cielo –sonreí y besé su frente– ¿qué quieres de desayunar?

– Me prepararé un café con tostadas amor, gracias.

(. . .)

Una semana estuve tras los pasos de Josué, esperando el mejor momento para interceptarlo. El maldito es como si me lo hiciera a propósito, nunca salía de su casa y eso me hacía poner los pelos de punta. Necesitaba vengarme, lo necesitaba.

Sabíamos que ibamos a utilizar el mismo lugar que con Foster y la misma maniobra, salvo que esta vez no contabamos con los hombres de Suar y demás. Así que algunos de nuestros hombres lo interceptarían y lo meterían dentro de una camioneta, luego otro bloque de hombres estarían esperando en un lugar especifico y ahí haríamos el cambio lo más rápido posible para llevarlo a la estación de servicio.

Ya todo estaba hablado, solo faltaba encontrar ese momento y el operativo estaría en marcha. Y gracias a Dios no tuve que esperar mucho para eso. Uno de mis informantes, que se encontraba cerca de Josué, me brindó la información de que en estos momentos se dirígía a la ciudad y no llevaba más de seis hombres con él. Apenas corté el telefóno di la orden a mis hombres para que comiencen con el plan.

Y todo salió tal cual estaba planeado.

En estos momentos Josué estaba en mis manos.

– ¿Crees que sabe que se trata de nosotros? –preguntó Duncan mientras se abrochaba la camisa para ir hasta el lugar donde lo teníamos secuestrado

– Estoy seguro que si, lo sabe,o por lo menos tiene una sospecha. Duncan, escuchame, no quiero que te vea aún. Quiero que pierda los nervios esperando a que lo vayan a buscar.

– Esta bien, de igual modo iré. Tengo que informar a nuestros hombres que es lo que tienen que hacer exactamente con él.

– Quiero que sufra peor de lo que sufrió Foster. Este maldito tiene que pagar con sufrimiento todo lo que hizo.

– No te preocupes hermano, mientras que no estes tú allí, deja que yo me ocupo de todo.

– Escuchame atentamente Duncan. Dile a los hombres que se encuentran allí que quiero que lo lleven al sótano. Que lo tengan ahí encadenado con cadenas en pies y manos pero que lo tengan sentado en la tierra. Allí los roedores harán lo suyo. También diles que no le den nada de comer hasta que yo me haga presente en el lugar. Quizás mañana por la noche me pegue una vuelta por ahí. Que por ningun motivo alguien interactuee con él.

– Como gustes. Ahora me voy –se despidió con un beso– pasa el rato con tu novia que la tienes bastante abandonda con todo esto.

– Iré, iré –comencé a reír– nos vemos luego.

Duncan se marchó mientras que yo subí a la habitación a ver lo que estaba haciendo Leia.

– Amor –la llamé– ¿Qué estas haciendo? –pregunté una vez que la vi concentrada en la computadora–

– Vida –voltió la mirada hacía mí– estaba viendo diseños de tarjetas para la boda.

– ¿Desde que hora estas con esto? –pregunté interesado– no te vi desde la mañana.

– Si amor, es que estuviste ocupado con Duncan y preferí ponerme en campaña de ir viendo todo lo que necesitamos para el casamiento.

– Me parece bien cielo –besé sus labios– lamento en estos momentos no poder ayudarte con eso.

– No te preocupes amorcito. Cuando tenga bien definido los modelos de tarjetas que me gustaron, te las voy a mostrar para que me des tu opinión.

– Bueno hermosa. Tengo que comentarte algo cielo –mantuve la mirada en sus ojos– tenemos a Josué.

– ¿Por qué Josué? –preguntó confundida–

– Averiguamos que fue él quien estuvo detrás del accidente de mis padres.

– Maldito hijo de puta –gritó indignada– no lo puedo creer.

– Hace unas horas que lo capturamos. Te lo comento para que no te preocupes si llego tarde a casa o si no me encuentras por aquí.

– Bueno Nova, pero quiero que te cuides amor. ¿me lo prometes?

– Te lo prometo –sonreí y volví a besar sus labios

•El precio del servicio•© #EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora