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POV Nova

Leia no tardó ni un segundo en andar con él. Desde la cena de compromiso pude notar que Jasón estaba interesado en ella, pero no estaba en mi cabeza de que ella fuera a darle una oportunidad. 

¿Dónde quedo ese "estoy enamorada de ti?

En verdad, le aplaudo. Me mintió y yo me compré esas lagrimas de cocodrilo que ella me vendió. Hasta logró hacerme sentir culpable. No sé con exactitud desde cuando están juntos, tampoco es como si eso me quitara el sueño. Jason viajará fuera del país por unos cuantos meses.

– ¿En que piensas Nova? Ni siquiera has comido hombre–preguntó Duncan

– En Leia –respondí sinceramente.

– ¿Leia? ¿Por qué en ella? –preguntó curioso

– Dijo que estaba enamorada de mí pero la veo muy bien con el otro.

– Ah ya entiendo –empezó a reír– Estas celoso, es eso.

– ¿Celoso? –arqueé una ceja– ¿De donde sacas que estoy celoso, he?

– Te ignoró toda la noche amigo, estas celoso porque le prestó atención a él y no a ti –dio un sorbo a su café.

– No digas ridiculeces. La puedo tener cuando yo quiera. No es problema eso para mí –me levanté a buscar jugo en la heladera.

– Apostemos

– ¿Apostar qué? –volteé a verlo

– Tu dices que puedes tenerla cuando quieres...

– Claro que si –interrumpí– ¿No me crees?

– Te apuesto a que no puedes enamorarla.

Ya está enamorada de mí, ¿olvidaste?

–  Si estuviera enamorada, no estaría con él y lo sabes. Leia no es de esas chicas que se encama con uno o con otro si no tiene sentimientos hacia esa persona.

– Lo sé, pero no me hagas la cabeza ahora, Duncan. Además, ¿Para que querría enamorarla? –caminé hacia él

– Por primera vez te han ganado de mano, hermano. Él logró salir con ella antes que tú. Puede que hasta le haya sacado su virginidad –se encogió de hombros.

– Acepto tu trato amigo –le tendí la mano– voy a enamorar a Leia y ser yo quien le robe su virginidad.

– Si ya no se lo han quitado –respondió con una enorme sonrisa– Tu  has escuchado que Jason no se cansa de tenerla encima...

– No me hagas recordarlo, ¿quieres? Pero estoy seguro que todavía no la ha tocado. Seré yo el primero.

Voy a lograr que Leia se enamore de mí. De apoco, con detalles ridículos que a las mujeres les gusta. Tengo la suerte de que Jason no estará en el medio.

– ¿Cuándo vas a empezar amigo? –preguntó Duncan– Tampoco te centres solamente en eso. Tenemos otros asuntos importantes. Por ejemplo, Angels & Demons.

– Ya lo sé Duncan. Empezaré lento. Tengo unos cuantos meses aún.
Primero debemos terminar lo acordado, luego seguirá la apuesta.

– ¿Tienes los números de las clientas anotados en alguna agenda? –preguntó mi amigo mientras lavaba los platos que se encontraban en el fregadero.

– Está en el primer cajón en nuestra oficina. Tengo que habilitar el número de teléfono que aparecerá en la página.

– Cuando la página este lista. Voy a promocionarla con las clientas.

– Ellas mismas se encargarán de pasar el dato a sus amigas. No hay que preocuparnos mucho, esto será un buen negocio.

– Tenemos que encargarnos de unos cuantos detalles Nova. Los muchachos, el hotel, la página, entre otras cosas –bufó– tenía la idea de que la semana que viene ya tendríamos todo, pero al paso que vamos, demorará un poco mas.

– Las habitaciones ya están reservadas Duncan. Cinco habitaciones por tres meses.
Los que faltaban entregar los resultados de los exámenes médicos, me confirmaron que los tienen en sus manos. Y con la página, tienes que hablar con tu amigo. Las fotos ya las tenemos.

– Habla con los muchachos que te traigan los resultados en este mismo momento Nova.
Yo voy a llamar a Luis y le daré nuestra dirección para que venga a crear la página ahora mismo.

– Esta bien. Voy hablar con ellos ahora. Tú habla con ese tal Luis que yo me encargo de lo demás.

Me levanté del sillón con el teléfono en mano y me fui a nuestra oficina.
Decidí armar un grupo donde estaban todos los muchachos junto a Duncan y a mí.

– Muchachos. A los que faltan entregar los resultados, necesito que me lo acerquen ahora mismo. Nuestra dirección es: Calle Libertador/Libertad 1508

Busqué la carpeta donde guardábamos los contratos y los exámenes médicos de algunos de ellos. Los dejé sobre el escritorio. Saqué un teléfono que tenía guardado en uno de los cajones. Lo puse sobre los papeles.

– Luis en una hora estará aquí –mencionó Duncan mientras entraba a la oficina

Me senté en sillón que teníamos a esperar a que vengan los muchachos.

(. . .)

Ya tenía todos los resultados en mis manos. Los guardé individualmente en cada carpeta junto a los contratos.

Nadie podía encontrar estos documentos. Así que los guardé en un cajón bajo llave hasta que comprara una caja fuerte.

Cada uno de los muchachos tenía un número nuevo con el que Duncan y yo nos íbamos a manejar, aunque ese número era solo para arreglar los encuentros. No estaba demás de que ellos también los tengan.

La página ya estaba lista. Ese tal Luis hizo un buen trabajo. Las fotos ya estaban publicadas junto al número telefónico en la parte inferior. Ahora solo faltaba promocionarla con nuestras clientas.

Este negocio se hacía cada vez mas serio de lo que Duncan y yo estábamos acostumbrados, ya que cuando decidimos brindar estos servicios, solo éramos nosotros dos en nuestros pequeños departamentos. Ahora era muy distinto, habían mas muchachos de los cuales las clientas podrían acceder. Teníamos habitaciones exclusivamente para los encuentros y ya no utilizaríamos nuestro espacio privado. Como todo negocio, tras la inversión que estábamos haciendo, los costos debían subir.  De cuatro mil dólares la noche, pasó a ser seis mil dólares la hora.

Para darle un poco más de formalidad al asunto, Duncan había mandado a hacer un cartel que decía ¨Angels & Demons¨, para ponerlo en la pared, detrás del escritorio que teníamos. Todo aquel que ingresaba por la puerta, lo primero que podría apreciar era el gran y llamativo cartel.

(. . .)

Había pasado una semana desde que inauguramos nuestro negocio. Había superaron nuestras expectativas enormemente. Contábamos, por el momento, con una ganancia de cincuenta mil dólares por noche.  La paga ingresaba a una única cuenta y de ahí salía el pago a los muchachos.

Si bien nunca estuvo en nuestras mentes apartarnos de este negocio, Duncan y yo teníamos una tarifa más elevada que el resto. Exactamente el doble. Doce mil dólares debía pagar la mujer que quisiera tenernos en la cama. Ni más ni menos.

Estaban contentos con su dinero. Pudieron arreglárselas bastante bien con sus clientas.

Hace dos días atrás, recibí una llamada de un viejo amigo, Josué. Jefe de una banda llamada "Yokota" uno de los  líderes del tráfico de heroína. Había trabajado para él, hace unos años atrás, en algunos intercambios de mercancía.

Me preguntó si estaba interesado en ganar doscientos mil dólares. Acepté sin dudarlo, luego me comentó que la semana entrante vendría un cargamento desde Rusia. El barco llegaría el miércoles a la media noche en un puerto abandonado a las afueras de la Ciudad. Lo único que debía hacer era estar presente cuando el barco llegara, corroborar la carga y finalmente hacer el pago. Sus hombres se encargarían de hacer el embarque a otra unidad para trasladarla al lugar que Josué quería. De igual manera, habían detalles que lo hablaría el día lunes con él.


•El precio del servicio•© #EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora