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Solo le pedí que me diera unas horas para pensarlo. Cuando pisáramos tierra le daría su respuesta. Solo esperaba no arrepentirme luego.

Perdóname Jason... juro que es mas fuerte que yo.

– En una hora estaremos en la isla –me informó Nova tomando mis manos– no te vas a arrepentir de esto, Leia. ¿No era esto lo que querías desde la primaria? Ahora soy yo quién te lo esta pidiendo; dame una semana para demostrarte lo que siento y prometo hacerte feliz. Se que me he comportado mal contigo, pero necesito que me des la posibilidad de remediarlo. Te quiero a mi lado nena. ¿Por qué no logras entenderlo?

– Nova, por favor... Dijiste que no me ibas a presionar.

– Y no lo estoy haciendo. Porque ya tienes la respuesta mucho antes de que yo dijera esto.

– ¿Qué pasó con Ángel? –pregunté para cambiar la conversación.

– No lo sé... Creo de viaje con unas amigas – se encogió de hombros.

– Ah... –desvié la mirada hacia la ventanilla.

– Nena – tomó mi mentón con una de sus manos– no estoy con ella. Solo somos amigos.

– Si... Amigos con derecho a todo.

– Si estás conmigo, nunca más habrá otra.

Suspiré.

– Solo espero que lo recuerdes cuando estemos en esa bendita reunión. Porque estoy segura que, después de que ustedes traten sus temas, luego viene la diversión. Y ambos sabemos de que tipo de diversión hablo.

–comenzó a reír– suele pasar eso si, para que mentirte. Pero no me interesa gastar mi dinero con alguna prostituta, y mucho menos tener sexo con ellas. Irás como mi novia y si ellas se acercan, les dejaré muy en claro que no estoy interesado.

– Que raro –sonreí con sarcasmo– muchas veces te lo he pedido pero siempre te encontraba besando a alguna.

– Nunca pagué por sexo, siempre fueron ellas las que pagaron. Si no lo hice en su momento cuando no tenía nada, ¿Qué te hace pensar que pagaría ahora? –sonrió con grandeza en sus ojos–

– Estaré contigo esta semana.

– Verás que nunca mas, a partir de hoy, podrás alejarte de mi –tomó mis manos y me llevó hacía él, me colocó sobre sus piernas mientras me acariciaba una de mis mejillas

– Te quiero nena y te lo voy a demostrar.

Me besó, lo besé, nos besamos.

Sus besos detenían el tiempo. Solo éramos los dos, no existía nada más. Nuestras bocas encajaban perfectamente, como si fuera un pieza perdida que buscaba a la otra.

Sonreí. El primer beso del día. Y los que faltaban...

El piloto anunciaba que estábamos próximo a aterrizar. Nova se encargó de colocarme el cinturón de seguridad.

Cuando el Jet tocó tierra, logré divisar tres camionetas negras, de alta gama, que se encontraban al lado de la pista de aterrizaje. No había mas nada al rededor, solo arboles.

Nova tomó mi mano para bajar. Me guío  hasta una de las camionetas y subimos. Uno de sus hombres subió en la parte del copiloto y los demás se repartieron en las dos camionetas restantes. Una vez que la primer camioneta comenzó a emprender viaje, la nuestra la siguió y luego la otra.

Suponía que íbamos a alojarnos en un hotel pero me equivoqué. Luego de diez minutos, llegamos a una enorme y maravillosa mansión que estaba estaba alejada de la Ciudad. Mis ojos se iluminaron ante tal magnifica obra de arquitectura. De seguro si mi padre la viera, estaría maravillado.

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