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En menos de media hora estaría cara a cara con el jefe de los españoles, Foster. Después de analizar las consecuencias de la visita de Josué, me comuniqué telefónicamente con el español para encontrarnos. Un viejo edificio abandonado a las afueras de la ciudad era nuestro punto acordado.

Varios de mis hombres se encontraban en la azotea. Cada uno de ellos acompañados de un fusil de francotirador modelo M40A3 calibre 7,62 m.m, con un peso estimado de 7,5 Kg y con un alcance efectivo de 800 metros que puede llegar fácilmente a volar la cabeza de quien se encuentre en su camino.

Junto a Duncan estábamos esperando en la camioneta hasta que los españoles hagan su brillante aparición. No tuvimos que esperar mucho tiempo. Foster se hizo presente justo cuando el reloj marcó la hora exacta del encuentro.

Ambas camionetas se encontraban enfrentadas a cien metros de distancia una de otra. El chofer que manejaba la camioneta de los españoles hizo señas de luces y los motores de los vehículos se detuvieron mientras que la puerta trasera se abrió dejándome ver a Foster acompañado de cuatro de sus hombres.

– Es hora de escuchar que es lo que quiere el maldito. –se apresuró a decir Duncan antes de que ambos tomemos nuestras armas y la colocáramos en el bolsillo interno del saco.

Mis hombres apostados en la azotea estaban atentos a cada uno de los movimientos que hagan los españoles.

– Hasta que por fin cruzamos caminos, Levine. –habló el español con una jodida sonrisa arrogante en su rostro –

– Vinimos para saber qué es lo que están buscando –respondió con voz firme Duncan, Foster quitó su mirada de mi persona y observó a mi amigo

– Estoy seguro de que ya se deben imaginar que es lo que ando buscando –comentó y volvió su mirada hacia mí, agregando– quien diría que el pequeño Nova seguiría los pasos de su padre.

– ¿Qué trato tenias tu con mi padre?

– Pues, –dudó unos segundos en responder– digamos que éramos viejos conocidos

– Me das a entender que en el pasado, ambos bandos de cruzaron.

– A los enemigos hay que tenerlos cerca o muertos.

– ¿Tuviste algo que ver con eso? –pregunté alterado y molesto– ¡Responde!

– Deja a los muertos donde están, pequeño Nova. El pasado pasó, quedó atrás y por más que llores, ya no volverán.

– Cierra la puta boca Foster –gritó Duncan.

Yo solo sentí un escalofrió por todo el cuerpo. La rabia invadía mi alma. Este maldito tuvo algo que ver con la muerte de mis padres.

– ¿Pequeño Nova? –pregunté casi riendo

– Eres un crío todavía –escupió con desagrado– ¿Te molesta que te llame así? Recuerdo cuando tu querida madre te nombraba de esa forma.

– No hables de mi madre maldito desgraciado –hablé sin una pizca de diversión– no te atrevas de hablar de ellos si no quieres que te vuele la cabeza de un tiro ahora mismo.

– Tu odio hacia mí no te llevará a nada –comenzó a reír– en este negocio, el odio tiene fecha de caducidad...

–Tu antiguo enemigo puede convertirse en tu socio. Ya lo sé. –interrumpí su brillante discurso– No te creas tan importante Foster. Si lo que quieres es que RedMagic salga de las calles simplemente eso no se podrá –encogí los hombros de forma divertida–

–Foster me fulminó con la mirada– mira, chiquillo...

– Cuida tus palabras –lo interrumpí nuevamente– Haces mal en subestimarnos.

– Son dos críos jugando a ser los reyes en esto. Les recuerdo que eran los subordinados de Josué.

– Ese viejo maldito –agregó Duncan ¿En verdad pensaron que seriamos tan idiotas? –ambos comenzamos a reír– Él te buscó para que termines con nosotros. Basta de estupideces Foster.

– Quiero que salgan de mi camino si no quieren que cosas malas ocurran. He avisado, y el que avisa no traiciona. Dejen el jueguito de narcos para personas que conocen el mundo de la droga.

Este tipo se estaba pasando de la raya

– Así que sigues subestimándome Foster –comencé a reír mientras daba unos cuantos pasos a su dirección– RedMagic no saldrá de este mundo –alcé mis brazos al aire– no solo eres el único que tiene poder, Foster. Te olvidas de que yo cuento con los míos –automáticamente cerré ambos puños y en una milésima de segundos sus cuatros hombres se encontraban tendidos en el suelo con un tiro a cada uno en su frente. Foster se quedó anclado al suelo y al notar que sus hombres estaban muertos, comenzó a aplaudir.

– Brillante actuación, Levine. Te mereces que te llame por el apellido de tu madre. Déjame agradecerte por ahorrarme el trabajo de matar a esos traidores. No es el momento de acabar contigo, todavía tienes muchas cosas por saber.

– Ya sé todo y lo que no sé, no me interesa. Ten cuidado de ahora en más Foster. Iré por ti y por todos aquellos que tuvieron que ver con la muerte de mis padres.

– Nos volveremos a ver muy pronto entonces –soltó una risa

La camioneta con la que habían llegado se acercó rápidamente y Foster subió en ella para luego marcharse.

– Desháganse de los cuerpos –ordenó Duncan cuando los españoles estaban bastantes lejos. Los hombres que se encontraban junto a nosotros prosiguieron a quitar los cuerpos del lugar.

– ¿Cuánto crees que pasará en volverlo a ver? Debimos matarlo hoy mismo que teníamos la oportunidad perfecta. Muerto el perro se acaba la rabia

– No era el momento. Él será el primero en caer. –continué– Pero, necesito sacarle información de quienes son los otros involucrados. No se llevará de arriba todo esto, subestimó a RedMagic y eso no se lo permitiremos. Ni a él ni a nadie.

– Permiso señor –interrumpió uno de mis hombres– ya hicimos lo que nos pidió.

– Bien. Nos vamos a la mansión. Duncan –llamé su atención– quiero que le digas a Kian que quiero hablar con él. Necesito que entre en acción.

– Si crees que está preparado, te apoyo. –sacó su teléfono celular del bolsillo trasero de su pantalón y marcó su número–

(. . .)

– Esta vez quiero que hagas tu participación. Quiero que vayas a ver cómo andan las cosas en Perú y Colombia. Necesito un reporte de todo. –comencé a explicar

– ¿Tú crees que estoy listo? –preguntó con un leve tono de pánico en su voz– es muy diferente a lo que vengo haciendo.

– Esto es solo un negocio igual que cualquier otro. Donde lo único que cambia es la mercancía. –respondí con voz firme– no estarás solo, Kian. Varios de mis hombres te acompañarán para tu seguridad.

– De acuerdo ¿Cuándo quieres que viaje hacia allí?

– Dos días. En dos días partirás hacia América Latina a resolver mis asuntos. Quiero que demuestres a mis hombres que están allí que tú eres el que manda. No te dejes intimidar, Kian. Si tienes que matar a alguno porque no acata tus órdenes, hazlo. Mientras tanto, espera mis indicaciones.

– Bien, esperaré a que te contactes conmigo.

Con una copa de whisky en mis manos observaba la luna desde el ventanal de mi oficina. Iba a vengar la muerte de mis padres, eso lo tenía más que claro. Tendría que pensar bien una estrategia. Y para eso, necesitaba de mis socios de Bahamas.



HOLA. NUEVA ACTUALIZACIÓN


UN BESO

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