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Hoy era Lunes y con toda la salida de ayer ¡se me había olvidado repasar para el exámen de hoy! Me levanté e hice mi rutina diaria. Me cambié, desayuné y salí, no sin antes escuchar a mi padre decir que Jason le había agradado y que quería verlo más seguido por la casa.

(. . .)

Estacioné mi auto junto al de Lisa. Desde que había arreglado el auto de mamá para ir a la fiesta de compromiso, lo usaba para asistir a clases. Bajé y caminé hasta el interior del instituto.

– Leia –gritó Lis detrás de mí para que la escuchara. Frené y me quedé en el lugar para que me alcanzara.

– Pensé que ya estabas dentro –comenté– ¿Cómo estas Lis? –la saludé con un beso

– Bien ¿Y tu? Vi la foto en instagram ayer. ¿Quién es ese papito que esta junto a tí?–preguntó curiosa

– Ah él... es mi novio. –mentí y me di la vuelta para comenzar a caminar.

– Leia Rouse Conte –habló enojada– Tienes novio y yo ni enterada.

–comencé a reír– es broma Lis –me dí la vuelta para quedar frente a ella– Es un amigo, se llama Jason.

– Con que amigo hee –miró divertida– pues que bonito amigo tienes perra –ríe– espera a que lo vea Alex...

– No creas que pase por algo a ese machote –interrumpió Alex llegando hasta nosotras– ¿Donde anduviste para conocer a esa belleza Leia querida? –preguntó entusiamado.

– Lo conocí a él y a los demás en la cena de compromiso –respondí

– ¿A caso hay más? –preguntó Alex con sus ojos iluminados.

– Jaja si Alex, hay más. Steven y Scott.

– No entiendo porque todavía no me presentaste a tus amigos. ¿A caso dejé de ser tu best friend? –preguntó fingiendo estar triste.

– Ven acá –lo abracé– Siempre serás mi mejorcito. Cuando pueda te los voy a presentar.

– Y no te olvides de mí  –intervino Lis– quizás pezco algo... quién sabe –se encogió de hombros.

Sonó el timbre dando el inicio al primer módulo de clases. Lastimosamente, tenía Literatura.

Y adivinen con quién compartía esa clase...

¿Escuché que dijeron Nova?

¡Correcto!

Si quieren saber que le respondí después de aquel último mensaje. NADA!
Nisiquiera le contesté.

¡Que te den pendejo!

Estuve pensandolo muy bien. ¿Tiene algo de malo que le de un poquito de celos?

Aunque le importe o no. Me divierto ignorandolo, asi como hizo conmigo hace unas semanas.

¡Ahora es mi turno!

Me senté en la fila del medio, no quería estar cerca de él. Por suerte pude estar muy tranquila con su presencia.

Sonó el timbre que daba por finalizada la clase y comencé a guardar mis cosas.

– ¿Puedo hablar contigo? –preguntó detrás de mí

– Ten cuidado que no te vean hablando conmigo –mi voz sonó sarcástica– Quizás tu popularidad este perjudicada.

– No me importa eso ahora. No seas infantil Leia.

– Eso ahora –comencé a reír y me di la vuelta– ¿Qué tienes para decirme?

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