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POV NOVA

Como había acordado con Duncan, antes de viajar con mi chica y mis amigos debía resolver el asunto sobre este hombre llamado Juan Manuel.

Necesitaba ver a Josué. Después de la visita inesperada que tuvimos con él no me lo volví a cruzar en ninguna parte, así que no sabría a ciencia exacta como había quedado nuestra relación. Tampoco era que me interesara conservar ese trato con él, el viejo me va y me viene.

Subimos a la camioneta y veinte minutos mas tarde nos encontrábamos en la covacha de Josué. Uno de sus hombres me observó y no dudó en preguntar que era lo que venía hacer por aquí, tan solo mencioné que quería hablar con su jefe y al instante, después de modular mi visita, me permitieron el ingreso al interior.

Sabía de memoria como llegar a su oficina, el viejo nunca salía de ese lugar. Duncan tocó la puerta para después abrirla. Josué se encontraba parado frente a un gran ventanal de vidrio dando la vista al patio trasero.

– Queridos amigos, Nova, Duncan. Alegría de tenerlos en mi humilde hogar –sabía que no era totalmente sincero en cuanto a estar alegre de vernos

– Josué –saludé con un movimiento de cabeza–

– Dime Levine ¿Qué te trae por aquí? –comentó el viejo

– Necesito información sobre un hombre y se que tu puedes otorgarme lo que necesito.

– Interesante ¿Quién es el susodicho? –preguntó mostrando cierto interés

– Juan Manuel de Osar.

– ¿Por qué quieres información de él, Nova? –noté en sus ojos que ese nombre lo inquietó. Tenía que ser cuidadoso en esto, no podía darle las sospechas de que sabía que él podría estar involucrado en el crimen de mis padres.

– Por el momento prefiero mantener el motivo aparte, ya sabes que ahora ambos somos competencia.

– Claro, pero no podré decirte más de que ese hombre ya no trabaja para mi, si no me dices el motivo del cual quieres saber de él.

Por lo menos corroboré que este tal Juan Manuel si trabajó con él

– Bien, tengo unos asuntos pendientes con un par de entregas que todavía no cumplió y necesito refrescarle un poco la memoria, tu me entiendes –esperé que la excusa se escuche lo bastante verídica para que no levante sospechas

– No me extraña de Juan, siempre se toma su propio tiempo para todo, querido Nova. Pero bien, no lo veo hace dos años y la información que tengo hasta el momento es que frecuentaba la mayor parte de su tiempo el prostíbulo cerca de la avenida principal.

– No queremos levantar mucho polvo por esta estupidez pero necesito encontrarlo para poder dejarle claro mi forma de manejo.

– Concuerdo, debes pautas tus reglas.

– Gracias por tu generosa colaboración Josué.

– A ver si se dignan a venir más de seguido por aquí. Confieso que la última vez que los vi no me trataron de una manera acorde.

– Si, tienes razón –fingí justificar nuestras acciones de aquel día– estuvimos muy mal contigo. Déjame disculparme, estábamos muy estresados por el cargamento que habíamos acabado de perder en ese momento.

– No hay de que preocuparse, ahora que me lo comentan los entiendo, perder cargamentos no pone feliz a nadie Pero dando el asunto por acabado, los espero una noche para beber y jugar unas manos al póker como los viejos tiempos.

– Lo tendré presente Josué. –nos despedimos y salimos de aquella casa

Tanto Duncan como yo sabíamos que no se convenció del todo con aquella excusa que habíamos dado. Teníamos que apurar las cosas cuanto antes. Josué podría llegar a ponerse en contacto con él para verificar si era verdad que estaba haciendo un par de entregas para nosotros.

•El precio del servicio•© #EN EDICIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora