Scarlett
El viernes es eterno. No se cómo a la gente le invade una jodida sensación de tranquilidad cuando llega el viernes. Es un día laboral al fin y al cabo: vas a tener que estar seis horas en el instituto, como todos los días. Tienes que madrugar y permanecer en el infierno como los demás días. En definitiva, todos los días tendrían que ser sábado, como hoy.
-¡Scarlett, cariño, baja a hablar con tus hermanos!- grita mi madre desde el interior de la casa.
Últimamente paso mucho tiempo en mi estudio. Intento no coincidir cuando Dean y mi padre están en el suyo, pero esta semana casi no han estado en casa, cosa que me ha parecido un soplo de aire fresco. Después de haber estado cuidándome toda la tarde ya no volvimos a hablar de ese tema. Dean es agradable (cuando quiere), es atractivo y es buena persona, pero se nota que clase de chico es: el chico de aquí te pillo aquí te mato, y que luego no se acuerda.
A la mayoría de la gente no le gusta estar sola, pero yo estoy cómoda. Me gusta. Entiendo a May cuando la veo irse sola debajo de un árbol para pensar, o cuando la veo fumar apoyada en una pared del recreo, leyendo un libro.
Las tres somos muy parecidas en lo que a eso respecta. Derek no me agobia ni me persigue, cosa que amo de él. El grupo de May es igual que ella, solitarios, pero solitarios en conjunto. Y después está Maddy, que también es así, aunque las personas de las que se rodea no lo sean.
-Scarlett, ¡van a colgar, date prisa!- vuelve a repetir.
A este paso pasaran los vecinos a hablar con ellos.
Estoy en pijama aún porque es la una de tarde. Echarme a las cuatro de la mañana no es sano, pero dormir de día parece que recarga mis pilas al máximo, porque llevo dibujando desde que me he despertado.
Mi madre me espera en la cocina. Tengo que esperar cinco minutos más hasta que suelta el teléfono.
-¿Hola?-
-Hola Scary, ¿cómo estás pequeña?- pregunta mi hermano desde el otro lado de la línea.
-¡Gareth! ¡Te he dicho miles de veces que no me llames así!-
Tiene la manía de joderme cada vez que puede, el ejemplo está en su "apodo" para mí.
-Pero te representa a la perfección y lo sabes-
-"Escalofriante" no sería la palabra que utilizaría para describirme a mí misma- replico haciéndole reír. Mientras hablo con él voy haciendo un mini-recorrido por la casa. Algún día terminaré en la copa del árbol de la vecina Smiths.
-Bueno, vayamos al grano, que Josephine está aquí dando por el culo- escucho a mi hermana gritándole desde lo lejos.- ¿Algún chico nuevo? ¿Cómo están tus amigas las raritas? ¿Cómo estás tú?
Ruedo los ojos.
-No hay ningún chico nuevo, mis amigas no son raritas y están bien, y yo estoy...bien, como todas las veces que me lo preguntas.-
Al menos no le he mentido en nada: estoy como siempre, con los raros hábitos de sueño y la cabeza en las nubes. Dean no es nada para mí, excepto el tío con el que me acosté una vez y el ayudante de mi padre. Si las zorras de mi instituto pueden ignorar a los chavales que se han tirado por los pasillos, ¿por qué yo no puedo?
-¿Estás ahí?-
-Sí, sí, em- pienso en algo que me saque del apuro- te echo de menos.
-Oooooh, que bonita eres, bolita de algodón, piruleta de fresa, unicornio, arcoiris, hadas de los bosques- susurra como si estuviera enternecido- dame un abrazo y hablemos de sentimientos.
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Tres al cuadrado.
Teen FictionAcompaña a estas tres amigas diferentes pero muy iguales en la historia de su último año de instituto. ¿Quiéres saber cómo la popular se obsesiona con un tío malo? ¿Quieres descubrir cómo una chica misteriosa se enamora de un jugador de fútbol? ¿O...