Scarlett
Al principio no me lo creía. Pensaba que ya no quería saber nada de mí, pero esta mañana Derek me mando un mensaje. "Es urgente, hoy en la cafetería", decía.
Las primeras clases se pasaron rápido. La verdad es que tenía muchos nervios. Dicen que cuando le tienes miedo a alguna situación, o cuando quieres posponer algo, el tiempo pasa volando. Derek no me asusta. Bueno, no en ese aspecto, pero es una de las personas más importantes para mí, y obviamente le tengo respeto, y no quiero decepcionarlo.
Sentí que lo hice mientras discutíamos aquella tarde por...ese tema.
La cafetería está a tope, lo cual es raro, ya que hay bares que venden las comidas más baratas a apenas cincuenta metros, pero la gente es muy vaga, yo incluida.
Cuando me siento en mi mesa habitual, después de cargar mi bandeja con un bocadillo de queso y un nestea, tengo la mente llena de pensamientos fugaces. Pienso en Dean, cómo no. Pienso en las vacaciones de Navidad, en Georgetown y, por supuesto, en Derek, que está entrando por la puerta en estos instantes.
Se acerca a mí con cautela, y me alegra saber que no soy la única con los nervios a flor de piel. Tengo la intención de darle un beso en la mejilla, pero me alejo por si se incomoda. El debe haber pensado lo mismo, porque abre los brazos para abrazarme pero después se echa hacia atrás.
-Somos idiotas- digo negando lentamente.
-Sí. Muchísimo.
Nos abrazamos por fin, y cierro los ojos disfrutando el momento. Sigue llevando mi colonia, cosa que me tranquiliza.
-Sigues siendo igual de acosadora.
-Ya ves- respondo soltando sus brazos.
Finalmente nos sentamos el uno al lado del otro. Comienzo a comer mi bocadillo, poco a poco, esperando a que empiece la conversación.
-Soy gay.
-¿Eh?- me atraganto y empiezo a toser escandalosamente. Joder, voy a morir.
-Soy gay, Scarlett. Y estoy saliendo con un chico.
Frunzo el ceño. ¿Esto es lo que le ha tomado tanto tiempo decirle? ¿Que le gustan los chicos? No me puedo creer que hayamos estado tanto tiempo por hablar tan solo por esto. Bueno, por eso, y por mi falta de iniciativa.
-Vale, genial.
-¿Genial?- pregunta incrédulo- te acabo de decir que me gustan los tíos, ¿y sólo puedes decir genial?
-Joder, ¿qué quieres que te diga? No me importa si te gustan los chicos, las chicas, las piedras o las mesas. Te quiero, idiota- le digo para se calme- Lo único que te voy a preguntar es ¿por qué no me lo contaste antes?
Pasa su brazo derecho por mis hombros y me abraza de medio lado.
-No lo sé. Es que estaba muy, muy confundido y no quería molestar. La verdad es que me daba vergüenza.
-Tu no molestas Derek. Eres mi mejor amigo, por favor, no te avergüences de quien eres, nunca- le digo apoyando mi cabeza en su hombro. Un sollozo se le escapa, y mi corazón se rompe. Le acaricio el pelo hasta que se calma un poco, pero su cuerpo sigue convulsionándose, sus brazos alrededor de mi cintura- Oye, ¿y si vamos a tomar un café a alguna cafetería?
-Vale.
Nos saltamos los últimas horas de clase, pero no me podría importar menos. Mi padre lo entenderá, así que no creo que haya mucho más problema con los demás profesores.
ESTÁS LEYENDO
Tres al cuadrado.
Teen FictionAcompaña a estas tres amigas diferentes pero muy iguales en la historia de su último año de instituto. ¿Quiéres saber cómo la popular se obsesiona con un tío malo? ¿Quieres descubrir cómo una chica misteriosa se enamora de un jugador de fútbol? ¿O...