Capítulo 4

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Scarlett.


El martes y el miércoles fueron basura. Es más, solo salí para ir al instituto y después, directa a casa.

No vi a May o a Maddy ninguno de esos días, pero hoy jueves nos toca clase juntas. Clase de arte. Con el jodido Dean.

Estos dos últimos días he tenido que ver como se paseaba por mi casa a cualquier hora del día. Ha desayunado, comido e incluso cenado, haciéndole cumplidos a mi madre, haciéndole la pelota a mi padre. Vamos, que no les ha lamido el culo a mis hermanos porque están en la universidad.

Ver como se pasa absolutamente todo el tiempo detrás de mi padre, todo el tiempo en el granero donde están nuestros estudios, observando minuciosamente los cuadros.

Lo peor de todo no ha sido eso, claro que no. El chico es más dulce que un bombón, pero también mucho más empalagoso.

No he escuchado una sola mala palabra desde que nos conocimos, y me pone nerviosa.

Ahora son las cinco y media de la mañana. No tengo ni una pizca de sueño y el techo de mi habitación me empezaba a sacar de quicio, así que me he puesto una camiseta vieja de mi hermano y he bajado a ponerme manos a las obras.

Cuando cumplí dieciséis años me "rebelé". Estuve a punto de irme a vivir con mis abuelos, en la otra punta de la ciudad. Mi padre no estaba casi en casa ya que en ese entonces era una especie de artista famoso en nuestro país, y tenía una galería en la ciudad de al lado.

Mi madre no quería que manchara el suelo ni la ropa, y si yo tenía inspiración, ella tenía que limpiar.

Entonces organicé una reunión familiar y les expuse la idea de reformar el granero.

El granero era como una especie de nido de juguetes con polvo y mierda, así que mi madre, obviamente se puso en contra ya que eso levantaría mucho desorden, pero levantamos una pared que ahora separa la estancia en dos y lo llené de mis materiales.

Noto que la música de la radio se ha parado. La pongo normalmente más alta, pero es muy temprano y no quiero despertar a nadie. Le pego dos golpes y una canción de ACDC se retoma a la mitad.

Después de terminar el color del pelo de mi hermano Gareth, paso a sus ojos. El color es demasiado complicado, una mezcla de ámbar y verde, y estoy más de quince minutos buscando botes por la gran estantería que ocupa la mayoría del lugar.

Me rindo. Estoy decidida a intentar dormir un rato, pero escucho un ruido y decido que mi padre puede ayudarme a resolver el problema.

-¡Papá!- grito para que me escuche desde su lado- ¡Ven a ayudarme con Gareth!

Se oyen pisadas y una musiquilla de fondo. Batería y guitarra eléctrica. 

-¿Papá?

-¿Scarlett?

Esa voz. Dean tiene la voz entre sexy, juguetona y grave. Siempre parece que está insinuando algo, como si sus palabras tuvieran doble significado y te estuviera contando un secreto.

-Ah, hola- le digo mientras me levanto para limpiar el pincel al grifo del lavabo.

-Vaya, realmente eres buena-

-¿Lo dudabas?- respondo intentando zanjar la conversación.

Él no quiere estar aquí y yo me quiero ir. Digamos que no es un secreto que me pone nerviosa, así que podría ser algo considerado y largarse.

-Antes necesitabas ayuda -empieza diciendo- tu padre me ha mandado.

-¿Mi padre, a estas horas?- replico sin creérmelo- ¿Te has quedado aquí a dormir?

Tres al cuadrado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora