May.
Últimamente no he sabido que pensar. No sé si la cena del otro día en casa de Scarlett estuvo bien o si fue una completa mierda. Tampoco sé si me quiero levantar de la cama o si simplemente quiero dormir y no despertarme. Tampoco sé que cojones hacer con con el hecho de que el día de después de Halloween me desperté en la cama de Mike. Tampoco sé porque me fui sin decir nada y sin preguntar tampoco nada. No sé por qué deje una simple nota. No sé si debo contárselo a Damon, o a las chicas, o Matt, o al propio Mike. Solo sé que es lunes y tengo que ir a clases. Solo sé que tengo que aguantar otro monótono día de instituto, intentando no apagar cigarros en los ojos de los profesores. Solo sé que tengo que ver como Harry se enamora de una de mis mejores amigas y pasa de todo lo demás. También sé que Scarlett se folla al de prácticas y va a acabar jodida. Solo sé que mi madre se centra en su trabajo para no asumir que hace diez años su marido le abandonó. Sé que tengo que lidiar con mis jodidos sentimientos y desearía no hacerlo. Pero esto no es cuento de hadas sin malicia y sin mentiras. Esto es la vida que me ha tocado, mi vida.
Dejando los sentimientos aparte, aún no sé que voy a hacer con mi vida. He estado pensándolo. Scarlett tiene esa cena de pijos con Dean en la que probablemente debatirán sobre su futuro. Maddison y Harry tuvieron la visita a Oxford en la que, me jugaría el puto cuello, tienen plaza fija en su universidad. Mike tiene una increíble beca de fútbol, porque dejemos la cosas claras, el cabrón juega de puta madre. A Mattie algo se le ocurrirá porque joder, ¡es Matt! siempre tiene un plan B. Y llegamos a mí, May, la cual adivinad que, no tiene planes de futuro. Está la opción de ser una drogadicta alcohólica, pero quiero demasiado a mi madre como para hacerle eso. También puedo irme, bien lejos, y buscarme la vida donde quiera que vaya. Es patético, ¡incluso Emily sabe que hacer con su vida!
Se me pasa por la cabeza la idea de llamar a Matt pero es lunes, no querrá saltarse el instituto. Damon tiene trabajo. Increíble pero cierto, le han contratado para hacer un par de sesiones de modelaje para una tienda de ropa. Él aún no se lo cree, y yo tampoco. Lo mejor es que le pagan más por una sesión que a mi madre por trabajar un mes.
Llamo a Harry, por primera vez en dos meses. No sé por qué razón lo hace pero me coge el teléfono.
- Pensaba que ya no me querías.- habla una voz grabe por la otra línea.
- ¿Qué soy yo la que no te quería? Perdona pero tú no me has dirigido la palabra desde que empezaste a acosar a mi mejor amiga.- me defiendo.
Se oye como Harry me hace la burla desde el otro lado.
- Que graciosa. ¿Qué quieres?
- Vamos a robar una barca de Little Venice y hablar de nuestra mierda, como solíamos hacer antes.- le digo mientras me peino el pelo con la mano.
- Por Dios May, hay clases.- dice desde la otra línea.
- ¡¿Y desde cuándo a ti te han importado las clases?!
- Desde...- empieza a hablar pero le corto.
- Desde Maddison.
- Sí, desde Maddison. ¿Y qué?- pregunta.
- ¡Pues que tienes más personas en tu vida, a las cuales les importas y te echan de menos!- bajo el tono de voz. Yo no suelo decir esas cosas.
- Joder, May. ¿Qué pasa, Matt no te ha cogido el teléfono? O mejor espera, déjame adivinar, Damon...- se calla por unos segundos.- ¡Ah no, Mike!- chasquea la lengua.
- Eres imbécil...- susurro.
- ¡Un imbécil que se supone que es tu mejor amigo!
Y explota. Y quiero pegarle una bofetada para que reacciones pero lamentablemente estamos hablando por teléfono. Tengo una opresión en el pecho y no sé cómo calmarla. Tampoco es que vaya a llorar pero es extraño.
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Tres al cuadrado.
JugendliteraturAcompaña a estas tres amigas diferentes pero muy iguales en la historia de su último año de instituto. ¿Quiéres saber cómo la popular se obsesiona con un tío malo? ¿Quieres descubrir cómo una chica misteriosa se enamora de un jugador de fútbol? ¿O...