La Entrevista

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Abrí los ojos y la luz de la ventana me cegó, en ese momento mi mayor problema, hasta que oí a alguien vomitar en le baño.

-Seb, estas bien?-dije yo con voz de dormida sentándome en él borde de la cama.

Si, estoy bien, es solo la resaca-dijo él saliendo del baño con la mano en la cabeza, lo que indicaba su dolor de cabeza.

Ven aquí, anda-dije yo pasándole un ibuprofeno y un vaso de agua.

-Gracias-dijo él cojiendolo y sentándose a mi lado en la cama.

-Sabes? Cuando era pequeña mi madre me cantaba esto y siempre me sentía mejor, a ver si funciona:

Sana, Sana
Culito de rana
Si no sanas hoy
Sanaras mañana

-Tu voz en español es preciosa, me encanta-dijo él.

-Gracias, te sientes mejor?

-Bueno, algo mejor.

-Con eso me conformo, quedamos en él bufet del hotel para desayunar? Todavía me tengo que cambiar-dije yo levantándome de la cama.

-Por mi vale, nos vemos ahora-dijo él terminando de vestirse.

-Chao-dije yo saliendo de su habitación cerrando la puerta tras de mi.

Entré en mi habitación y me duche, cambie y arregle ya que tenia una cara de muerta importante.
Coji todas mis cosas ya que no me apetecía volver a buscar nada después de desayunar y me dirigí al bufet donde Seb ya me estaba esperando.

-Te ha costado llegar, eh?-dijo riendo.

-No es justo, tu estaba medio vestido cuándo sali-dije yo propinandole un puñetazo amistoso en él brazo.

-Excusas, excusas-dijo él en tono de burla.

-Callate.

-Todo este olor a comida me esta dando nauseas-dijo Seb con cara de asco.

-Deberías comer algo, te va a sentir bien-dije yo.

-Vale mama-dijo el besando mi mejilla.

Desayunamos juntos hablando de todo tipo de tonterías hasta que nos fue hora de irnos.

-Laura, hoy me toca a mi-dijo él sacando las llaves.

-Y luego, me vas a llevar?-dije yo sorprendida.

-Claro, te debo una por lo de ayer-dijo él.

-Oh, no fue nada, cualquier amigo haría lo mismo en mi lugar.

-No te creas, hay muchos capullos por ahí sueltos-contestó el.

-No pienses mas en las cosas negativas, positivismo a tope-dije yo riendo.

-Te adoro-dijo él riendo.

Él resto del viaje transcurrió en silencio por nuestra parte, aunque con él sonido de la radio de fondo, y en cuestión de 10 minutos ya habíamos llegado a la pista. Seb salio del coche primero, y tan caballeroso como siempre, abrió la puerta para mi. Entramos en el paddok donde docenas de fotografos esperaban "la llegada de la feliz pareja".Cada vez había mas fotógrafos y yo me sentía cada vez mas incomoda, lo que Seb noto ya que me cojio de la mano y me acerco a el y yo simplemente sentí un escalofrío que recorrió toda mi espalda. Al segundo me puse roja como un tomate y lo mire para ver si el lo había notado también y pude ver como esbozaba una media sonrisa. Probablemente se estaría riendo de mi, pensado que soy tonta o algo por el estilo pero no quise darle demasiadas vueltas al tema.
Pasamos al lado del garaje de Mclaren y agarre el brazo de Seb y lo arrastre dentro de el conmigo.

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