Decir adios no es facil

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Llegamos a Alemania tras un viaje algo duro. Seb ya estaba bastante hecho polvo como para aún encima añadirle más.
Sabía que Seb adoraba a su abuela y ella lo adoraba a él.
Esto iba a ser duro.
Llegamos al hospital en poco tiempo donde estaba toda la familia reunida.
Nos hicieron pasar a la habitación pero solo de uno en uno, así que hice que Seb pasara. Realmente no había conocido en persona a su abuela todavía.

-Lau, quiere hablar contigo-dijo él secándose unas pequeñas lágrimas que resbalaban por su mejilla.

Yo entre en la habitación y allí estaba la mujer, rodeada de cables por todas partes. Que horror.

-Laura, cariño, acercate par que pueda verte-dijo ella.

Yo me coloque a su lado y ella me sonrió.

-Así que tu eres la chica de la que mi Seb no deja de hablar, eh?-dijo ella.

-Eso parece-dije yo sonriendole

-Que paciencia tienes para aguantarlo, bonita-dijo ella- Escuchame, me queda muy poco, soy consciente de ello.
También se que él lo va a sufrir pero también se que te tiene a ti.
Consuelalo por mi, dale mucho cariño y cuidalo mucho. A veces puede ser un chico complicado pero a pocos vas a encontrar como él, te lo aseguro.

-No se preocupe, prometo cuidarlo en su ausencia. Es un pequeño regalo para mi y los regalos hay que quererlos y cuidarlos mucho.

-Que suerte tiene de tenerte. Ahora entiendo todos los cumplidos-dijo ella.

Continúe hablando con ella hasta que Seb apareció por la puerta.

-Y tu aquí?-dije yo

-No dabas señales de vida. Te he mandado como 20 mensajes-dijo él.

-Tengo él móvil en silencio-dije sonriendo-Lo siento.

-Sebastian, que suerte tienes-dijo su abuela.

-Ya te lo dije-dijo él mirándome.

-Eres tonto-dije yo riendo.

-Cuidala, espero que siga teniendo esa paciencia-dijo ella.

-Yo también, no que haría sin ella-dijo él achuchandome.

Quería sacar a Seb de allí. Él momento se acercaba y tenia miedo a su reacción.
Ella poco a poco comenzó a cerrar los ojos y yo cogí la mano de Seb.
Cuando se cerraron definitivamente sabíamos que se había ido.

-Seb...

-Quiero un abrazo-dijo él con sus ojitos azules empañados en lágrimas.

Yo lo abrace y sus lágrimas no tardaron en llegar.
Yo maseajaba su espalda y repetía una y otra vez que todo iba a ir bien.
El se separo y limpie todo resto de lágrima en su cara con ambos pulgares.

-Mejor?-dije yo.

-Aja, lo importante es que se ha ido sin dolor-dijo él besando su mejilla.

Su familia nos atrapo a los dos en un abrazo y después de eso decidimos irnos. No apetecía seguir allí.
Ahora me tocaba animarlo.

-Seb, te apetece un helado? Por que a mi si-dije yo entrando en él coche.

-En serio después de lo que ha pasado tienes él cuerpo para helados?-dijo el soltando una tímida risilla

Misión cumplida, se estaba riendo.

-Tengo hambre-dije yo.

-Después soy yo él que no para de comer-dijo él-Vamos a por un helado.

La PeriodistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora