Hogar dulce hogar

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Estaba empezando a odiar todo tipo de transportes que existían porque tanto viaje me estaba dejando hecha polvo aunque aprovechaba para echar cabezaditas así que dentro de lo que cabe tampoco me venía tan mal. Seb me hablaba maravillas de su barrio, la verdad es que tenía ganas de ver el sitio, al fin y al cabo iba a vivir allí con él.

Después de un par de horas de viaje llegamos a su casa, bueno, quien dice casa, dice mansión.

-Seb, tienes una definición de casa bastante distinta a la mía-dije yo riendo mientras salía del coche.

-Ven, te va a gustar-dijo el abriendo la puerta por la que un precioso labrador marrón chocolate salió y se le lanzo encima- Hola pequeñajo, me echaste de menos?

El perro estaba completamente eufórico, no paraba de acariciarse a las piernas de Seb para que el jugara con él. Seb era increíblemente feliz, se le podía ver en la cara, le encantaba ese perro.

Después de tranquilizarse, se acerco a mí para olisquearme y cabo por acariciarse a mi pierna. Yo lo cogí en mis brazos y lo acaricie, no era muy grande, más bien era un cachorro.

-Y esas confianzas señorita?-pregunto Seb

-Yo tuve muchos perros de pequeña-dije yo y el perro trato de lamer mi cara

-Le caíste bien-dijo Seb riendo

-Oye como se llama?-dije yo

-Junior-dijo el-Ven conmigo

-Pues encantada Junior-dije yo sacudiendo la pata del perro

-Tú no eres normal, verdad?-dijo Seb mirándonos

Yo subí las escaleras con él y con Junior todavía en mi brazos, era casi como llevar un bebe. Seb me enseño todos los rincones de aquella casa, el baño, nuestro cuarto, el salón, la futura habitación del bebe...
La verdad es que esa casa me encantaba, era preciosa, muy espaciosa y tenía un toque especial, no sabría como explicarlo pero me sentía muy cómoda aquí.

-Que te parece pequeñaja?-dijo Seb

-Me encanta, podría vivir aquí el resto de mi vida-dije besando sus labios a lo que Junior ladro

-Que pasa contigo? Si tu nunca ladras-dijo Seb poniéndose a su altura

-Creo que fue esto-dije yo cogiendo su cara entre mis manos para besarle y el perro, efectivamente, volvió a ladrar

-Esta celoso de ti-dijo Seb acariciándolo mientas reía

-Ey, y si lo compartimos no te vale?-dije yo acercando mi mano a él para acariciarlo pero él se aparto

-Creo que ya no le caes tan bien-dijo el

-Ven aquí-dije yo cogiéndolo en el mis brazos-No te enfades, yo lo comparto contigo

-No lo veo receptivo-dijo Seb

-Ven vamos a hacer un cosa-dije yo besando sus labios a lo que el perro ladro otra vez pero yo cogí la mano de Seb para acariciarlo. Junior se quedo algo sorprendido aunque se le notaba que lo de compartir no le hacía demasiada gracia.

Yo lo baje y mire a Seb para ver que se estaba aguanto la risa así que ambos empezamos a reír y el perro nos miro con cara de no entender nada.

-Seb, tengo hambre-dije yo bajando las escaleras

-Pues ya sabes, la cocina esta allí abajo-dijo el

-Todavía no has cocinado nada para mí y tu madre me dijo que cocinabas muy bien-dije yo poniendo ojitos

-Tu ganas ojitos verdes, algo en especial?-pregunto

-Sorpréndeme-dije yo y el entro en la cocina

La PeriodistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora