Capítulo 10.

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[Han]
A veces es duro aceptar que algo ha llegado a su fin. No entiendes cómo ni por qué ha sucedido pero así es. Te das cuenta de que todos esos planes futuros, todas esas promesas sin fin, siempre tienen final. Y a veces es antes de lo que nos gustaría. Pero es que siempre estábamos igual, nos peleábamos y en el fondo nos queríamos y cuando nadie nos veía, desatábamos nuestra pasión. Total, ¿para qué? Yo me cansaba de darlo todo sin, realmente recibir nada a cambio. Entiendo que el mundo de la televisión puede parecer un sitio incorrecto en la mente de uno para que todo esto salga a la luz pero, ¿acaso si al salir del programa nos descubrieran no sería peor? ¿No quedaríamos como mentirosos, no quedaría él como un falso? Y es que por más que se lo explicaba, él no conseguía entrar en razón. Y era normal que yo al final sufriera y tuviera que pedirle consejo a mis amigos es lo que yo normalmente haría estando fuera pero él siempre estaba preocupado por las cámaras, por lo que se vería en el exterior; al parecer le daban igual mis sentimientos.

Todo comenzó tras la fiesta mexicana. El hecho de no poder aguantarnos las ganas el uno del otro hizo que estuviéramos demasiado pegados en todo momento. Cosa que nuestros compañeros parecían no querer permitir ya que nos separaron enseguida. Pero pese a los gritos y las palabras posteriores de Aritz, que por desgracia sabía que así las sentía, eso no terminó ahí. Intentamos seguir como siempre aunque fue duro. Juramos que sería la última noche la del sábado. Aquello tenía que acabar, yo estaba sufriendo y no me compensaba todo eso, por lo que así se lo hice saber.

-A mí hasta ahora sí me compensaba, pese a todas las peleas y tal, todo lo que me has aportado en la casa, todo lo que hemos vivido...eso valía más que todo. Pero, Han, he aguantado por ti, porque yo estoy bien como estoy y si tú lo pasas mal creo que eres tú el que debe tomar la decisión de separarse...-dijo sincero y yo lo interrumpí.

-Pero...-me cortó.

-Pero nada, déjame acabar-suspiró-pero tú no has tomado esa decisión y ahora me estás diciendo que no sabes si te compensa y lo siento, pero entonces debo ser yo el que corte esto de raíz-propuse-nos estamos haciendo daño, Han y yo no soy así y nunca lo he sido-agachó la cabeza-estoy más vinagres de lo que estoy normalmente; sufro en silencio, te veo y no puedo evitar no hablarte o no sonreír porque así lo siento pero a partir de ahora eso debe acabar, tú por tu lado y yo por el mío...es lo mejor-concluyó, y cuando aún sin voz yo iba a responder a sus palabras, el Super me informó de que ya tenía el agua caliente lista para mi baño.

"Super, eres muy oportuno" pensé.

Salí de la habitación pero él me cogió del brazo. Y me acercó a él. "Dame un abrazo, porque será el último, ya nada será igual" me dijo y yo me quise apartar. No quería un último abrazo. Pero aún así me lo dio. Fue un abrazo con mucho sentimiento. Como si no quisiéramos separarnos el uno del otro.

Era difícil decir adiós a algo que durante dos meses te había hecho feliz. Y aún así, esa noche nos arreglamos. Dormimos juntos y abrazados tras una sesión de cariño en el baño. Cuando estaba medio dormido le oí susurrarme.

-Eres un condenado, y no sé por qué te quiero tanto-dijo sonriente.

Yo sólo podía sonreír. Tenía la sensación de que todo iba a seguir como antes porque realmente éramos inseparables, pero ingenuo de mí que no sabía la que se avecinaba.

En una discusión de Aritz con Suso, éste le espetó que jugaba con mis sentimientos y Aritz tan sólo esperaba una negación por mi parte que no di. Ese fue el principio del final. ¿Para qué responder? Era su discusión, no la mía, no tenían que meterme. Y todos sabían que realmente no jugaba con mis sentimientos. Aritz no me lo perdonó y luego mientras yo cocinaba así me lo hizo saber.

-Es que no lo entiendo, están diciendo que juego con tus sentimientos y tú te callas como una puta, en lugar de negarlo...-estaba furioso.

-Es que no lo oí-me excusé.

-¿Qué no? Si estabas en la nevera, al lado nuestro. Lo oíste perfectamente y no te hagas el tonto-gritó.

-Mira déjalo ya, Aritz, por favor-pedí.

Y lo dejó, lo dejó para siempre. Tras esa pelea, que no parecía muy grande para separarnos. Hubo otra, y otra, y otra más. Peleábamos por cualquier cosa. No volvimos a dormir juntos. Ya no podíamos. Él se aferró a Marina, o más bien, Marina se aferró a él y no lo quiso soltar nunca más. Y yo me refugié en Sofía o Marta. A Suso y Carlos los compartíamos ambos. Pero...eso ya no tuvo remedio. En la fiesta de la vendimia de la verdad las cosas no mejoraron. No dejábamos de lanzarnos pullas y algunas me dolieron por lo que me fui triste y con lágrimas en los ojos de allí y Danielle, la mexicana fue mi consuelo. A ella le expresé todos mis sentimientos y los que creía suyos y él no aguantó más y vino contra mí. Los gritos podían oírse casi al otro lado del mundo. Entre empujones y portazos el final estaba más que claro. Le contó a toda la casa en venganza mi cagada cuando le metí mano dormido. Eso era lo que más me jodía. Él me había perdonado por eso y supuestamente lo había olvidado. ¿Por qué volver al tema una y otra vez?

Esa misma noche entre la pelea y todo, sufrió un ataque de ansiedad. No podía más. Estaba acabando consigo mismo y pidió abandonar el concurso varias veces. La sola idea de no verlo cada día en la casa me mataba por dentro. Intenté hablar con él cuando ya estuvo en la cama con la tranquilizantes y le llevé una infusión y, aunque me lo agradeció, no quería hablar ni escucharme.

¿Cómo habíamos llegado tan lejos?

Finalmente no abandonó, cosa que me alivió saber. Era demasiada la multa que debía pagar como para aceptar irse y es que a mí me llegaba con verlo y mirarlo cuando no se daba cuenta. Aunque últimamente solo lo viera triste y cabizbajo. Sin ganas de nada. Sin motivación alguna. Cada vez que lo veía sonreír, por mínimo que fuera, me daba la vida. Necesitaba abrazarlo y decirle que todo iba a ir bien. Prometerle la luna y las estrellas aunque no se las pudiera conseguir con tal de un último beso. ¿Pero para qué? ¿Para una nueva discusión? ¿Para otra aún peor? Bien era cierto que a lo largo de mi vida lo pasé muy mal, sobretodo en el campo del amor, y que aunque me viera fuerte por fuera. La procesión iba por dentro. Mi corazón estaba roto. De mis lloros en el baño, solo yo tenía conocimiento.

Éramos un quiero y no puedo. Un ni contigo ni sin ti. Un imposible. Dos personas que vivían juntos las 24 horas del día y no podían ni mirarse. Porque cualquier mirada volvía loco a mi organismo y desataba todavía más sentimientos en mi interior. Aquello terminó...sin saber cómo ni por qué. Pero dolorosamente...parecía no tener arreglo...

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora