Capítulo 14.

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Estaban deseando quedarse solos esa noche. Era la última que podrían disfrutar esa habitación ya que al día siguiente la cerrarían... Fueron a hablar con el Super para pedir una hora sin cámaras para YA. No querían apartamento ni nada. Les valía esa habitación, en donde su amor había surgido, siempre y cuando las cámaras no grabasen ese momento. Estuvieron toda la noche cogiéndose de la mano y esperando que todos se fuesen a la cama. Todos. Y como siempre, ellos los últimos, quedando hasta el final, cuando ya todos dormían y roncaban...

Entraron en su habitación besándose, sin separarse un milímetro uno del otro. Sonrientes. Felices. Era su oportunidad, la oportunidad de pasar una velada juntos y no debían desaprovecharla. Aritz tumbó a Han en la cama y siguió besándole mientras se quitaba la camiseta. Han hacía lo mismo sin dejar de besarle apasionadamente. Se besaron y chuparon el cuello hasta dejar las marcas del deseo y la pasión que tenían en forma de chupetones. Las caricias eran cada vez más seguidas, las respiraciones se unían para formar una sola y muy agitada. La ropa sobraba, y así la quitaron…hasta quedarse de nuevo en bóxers. Han se giró poniendo a Aritz debajo y besándole toda la tableta mientras este se excitaba y mordía su labio cada vez más fuerte. Han siguió bajando hasta llegar a sus bóxers, los cuales besó por donde estaba su zona, sin quitarlos, muy por encima, pero incluso así, a Aritz se le empinó. Han se excitó al verle y le besó con mucha pasión e intensidad, comiéndole la boca. Ambos ardían en deseos de ese día. La noche de estar por fin solos. De dedicarse un momento para ellos mismos, sin tener que dar explicaciones a nadie, sin que nadie más importase, sólo ellos dos estaban ahí y ese era su momento. Han le fue bajando los calzoncillos lentamente sin dejar de besarle ni un segundo y sonrió. Se miraron a los ojos durante varios minutos y sonrieron como dos tontos. Se los quitó de todo y Aritz hizo lo mismo con los suyos. Se miraron de arriba abajo. Estaban completamente desnudos, uno encima del otro, besándose, sudando, la temperatura no dejaba de subir entre ellos, necesitaban convertirse en uno, ser dos cuerpos unidos en uno, ¿pero cómo? ¿Estarían preparados?

Han bajó por el cuerpo de Aritz, besándolo y chupándolo cada vez más, su mano bajó hasta el miembro el cual empezó a mover lentamente. Los suspiros de Aritz y los gemidos le excitaban cada vez más. Empezó a moverlo más rápidamente y le besó mientras Aritz jadeaba y pedía que no parase. No, ahora no iba a parar, llevaba muchos meses aguantando, vaya si iba a parar. Lo movía todo lo rápido que podía y Aritz cada vez gemía más y más, le estaba gustando esa experiencia y Han no lo hacía mal, aunque él lo negase después; gritaba su nombre y acariciaba su espalda mientras le besaba con más pasión. Han nunca había escuchado sus suspiros, ni sus gemidos, ni sus jadeos…nunca, no de esa forma, pero le gustaban, en pocos minutos se había viciado a oírle en esa situación. “Dios…como me pone” pensaba mientras le besaba alrededor de su miembro. Aritz se mordía cada vez más fuerte el labio hasta que Han lo hizo, sí. Se lo metió en la boca y empezó a jugar con él y su lengua, los gemidos de Aritz iban en aumento y le excitaban cada vez más. Aritz pedía cada vez más, que no parase y sus caderas no dejaban de moverse al estremecerse con el contacto de su lengua recorriéndolo. Aritz acariciaba su cabeza evitando gritar y le apretaba contra él. “No pares…” susurraba y levantaba más las caderas excitado. Desde arriba veía como la cabeza de Han se movía metiéndolo y sacándolo de su boca y lamiéndolo todo. Aritz agarraba fuerte las almohadas mientras Han seguía dándole cada vez más placer.

-Ha…Han…-susurró-me…me voy a correr…-explicó.

Han se lo sacó de la boca para asentir sonriente. “Hazlo…” sonrió y se lo volvió a meter. La chupaba con ganas y lo hacía bien para ser la primera vez. Aritz seguía excitado y gimiendo hasta que Han paró. Era su turno. Hizo lo mismo que minutos atrás había hecho él. Jugó con su miembro hasta que terminó en su boca. Los gemidos y los jadeos de Han también le excitaban cada vez más, aunque de vez en cuando tenía que taparle la boca porque podía ser muy escandaloso. Se empalmaba al oírle y Han sonreía. Le acariciaba la espalda y el pelo y le aplastaba la cara contra su miembro. Al fin había sucedido lo que tantos meses llevaban deseando. Cuando Aritz terminó volvieron a besarse apasionadamente.

-No lo has hecho nada mal eh-rió Han, acurrucándose en su pecho.

-Aprendí al verte a ti ahora...-sonrió Aritz.

-Entonces lo hago bien...-rió de nuevo el primero.

-No digas cosas que se malinterpretan delante de la cámara, teatrero-dijo, acariciando su pelo.

-Aún no ha pasado la hora, idiota-sonrió Han-pero…oye…-dijo separándose un poco y mirándolo-no quiero que…nuestra primera vez de verdad sea así…por el deseo de estar tanto tiempo aguantando y el temor a perdernos…quiero que sea especial, única…inolvidable-sonrió un poco mirándole a los ojos.

-Y lo será…cada momento contigo es inolvidable y único-dijo Aritz y le volvió a besar con intensidad.

Durmieron juntos, abrazados, como cada noche, pero esa...esa había sido especial. A la mañana siguiente, Aritz fue el primero en despertarse, ya que no había dormido en toda la noche sólo por quedarse mirando a Han durmiendo con su cara de felicidad y sin dejar de acariciarle y tocarle el pelo. Se puso los bóxers y fue a la cocina a preparar un café. Han, al despertarse, le siguió al notar su ausencia en la cama. Le abrazó por detrás y le besó el cuello dándole su particular “buenos días”. Aritz sonrió y se giró para besarle en la mejilla.

-¿Quieres otro café?-preguntó y este asintió.

-Me hará falta para aguantar el resto del día-rió.

-¿Y eso? ¿Una mala noche?-se interesó Aritz.

-Bueno, digamos que me pasé la mitad sin dormir y cuando lo consiguí, ya estaba amaneciendo-confesó.

-Que pena entonces...-murmuró Aritz preparando el café.

-No te preocupes, si fue una buena noche, muy buena-confesó, ruborizado Han.

-Ay, pitxín, como te quiero yo a ti-se giró y lo abrazó, repartiendo besos por toda su cara.

-Buenos días, madrugadores, ¡qué cariñosos estáis!-exclamó Vera, entrando en la cocina.

Ambos se separaron, riendo, y levantaron las manos como si hubiesen cometido un delito.

-Estamos como siempre-dijeron al unísono.

-Ya...pero no sé, tenéis algo diferente-apartó la mirada de ellos para buscar algo en la nevera.

Aritz le guiñó el ojo a Han y sonrió. "Será la falta de sueño que tenemos acumulada" dijo, sin más. Y ambos siguieron a lo suyo, como siempre, como buenos amigos, como hermanos, que se aman en secreto, que comparten ese juego de dos, un secreto que nadie más debe saber...

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora