Capítulo 23.

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Fueron varios días de mudanza ya que Han tenía muchas cosas, demasiadas. Aritz había decidido que quería empezar de cero con todos los de su alrededor y que pasase lo que tuviera que pasar. Estaban viviendo los momentos más bonitos de su relación, bueno de su amistad, decir relación todavía era demasiado. Se despertaban abrazados cada mañana y se comían a besos. Se echaban de menos si estaban más de dos horas separados y muchas veces los celos se apoderaban de Aritz que intentaba controlarlos en vano. Han seguía estudiando en la universidad mientras a Aritz le habían salido muchos trabajos y compaginaba dos a media jornada con un nuevo proyecto que tras haber tenido en mente las últimas semanas, había decidido poner en marcha: escribir un libro sobre su experiencia en el reality y la forma en la que conoció la vida que ahora tiene. Explicar el momento exacto en el que decidió tomar la mano del chino granaíno y no soltarla jamás; lo hacía más como método para desahogarse, que por el hecho de contárselo a alguien, también no quería olvidarlo nunca y de esa manera, quedaría plasmado para siempre en las hojas de un libro que tal vez nadie comprase, pero que él tendría guardado para siempre.

-Todavía sigo sin creerme que estemos así-murmuró Han, acariciando el torso de su marido, como él solía llamarle.

-¿Por qué no?-rió el vasco.

-Después de todo...las peleas, las malas palabras, y el odio que suscito en tu entorno...-Aritz hizo una mueca ante eso último y Han decidió llevar la conversación a otra parte-bien me entiendes, hemos pasado por mucho y por fin estamos como siempre quise, es como estar viviendo un sueño-sonrió, dibujando corazones en su pecho poco antes de que Aritz cogiese su mano para entrelazar sus dedos, que, una vez más, encajaban en su mano a la perfección, como piezas de puzzle.

-En eso tienes razón...nunca pensé que pasaría algo fuera de la casa, simplemente nos olvidaríamos el uno del otro...o nos veríamos muy de vez en cuando...pero no estar así-se contempló a él y a Han, que yacían desnudos en la cama, mirándose con más ternura de la que pensaba.

-Ya te dije que el que la sigue, la consigue, bebé-rió Han.

-Oye, no me llames esas cosas, en serio-frunció el ceño Aritz y cambió de tema-¿qué haremos hoy?-preguntó, dudoso.

-No tengo ni idea, pero estoy genial en la cama-sonrió Han, dando cortos besos en el cuello de su marido.

-Me quedaría toda la vida así-acarició la cara de Han, esa cara que siempre decía que algún día esculpiría, esa que se sabía de memoria-pero por desgracia, el mundo no sigue sin nosotros-rió.

-Oh, vamos, claro que sigue, nosotros somos los dueños de nuestro propio mundo-alzó una ceja el de ojos rasgados.

-Y en nuestro propio mundo, yo tengo hambre-se mordió el labio mirándolo pero...Han actuó bien, sabía muy bien como convencer a Aritz, ponía su carita número tres, esa que tanto le gustaba al vasco y enseguida volvió a caer en sus redes-eres un cabronazo...-dijo, segundos antes de besarlo con muchas ganas-no deberías hacerme esto...-susurró en sus labios.

Y de nuevo comenzó otra ronda de mimos en la habitación de esa pequeña buhardilla de un barrio de Madrid. Y así pasaron los días, y las semanas, concretamente tres semanas.

Era un jueves, y como cada jueves desde que terminó el programa, cenaban juntos en un restaurante, recordando el propio día de la gala. Se habían recorrido ya todos los restaurantes de Madrid, nunca repetían pero en todos ellos los reconocían y la gente hablaba pero ellos ni se inmutaban, no hacían nada extraño que hiciera sospechar que eran más que amigos y eso les relajaba a ambos ya que, en parte, se sentían libres.

-¿Sois lo de Gran Hermano, verdad?-se acercó una niña de no más de doce años junto a su hermana, algo mayor que los miraba sonrientes.

-Así es-respondió Han, con una sonrisa, observando a las dos muchachas.

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora