Capítulo 40. (Final)

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[Han]

Y es que de repente me había dado cuenta de que era prisionero en una cárcel de amor. "Duele más el sufrimiento que cualquier moratón" dice la canción, y la verdad es que sí. A veces miro a mi alrededor y estoy rodeado de gente, pero sigo sintiéndome completamente solo. Quizás no aprecie lo que tengo delante de mis ojos. Quizás faltó un poco más de interés por mi parte, pero llegó un momento en el que me cansé de luchar. Me miraba en el espejo y veía el reflejo de un triste, lúgubre y taciturno casi adulto chico de veinti tantos años que perdió el interés por la vida. Un chico que solía ser alegre, divertido, alocado y un poco inmaduro si la ocasión lo requería. Con firmes propósitos y metas en la vida. Metas que ya no le importaban, solo quería evadirse y dormir. Desconectar del mundo con sus audífonos y esperar que llegase el día siguiente. ¿En qué momento me había convertido en eso? Había perdido mi esencia, pero tenía claro que no iba a rendirme, iba a seguir adelante, porque en este tiempo solo, me había dado cuenta de qué era lo que me faltaba...

Los días pasaron pero Aritz apenas aparecía por el hospital, es como si se hubiera ido esfumando poco a poco de este lugar llamado mundo. Cada vez que venía, tenía peor pinta, como si todo lo que era, lo que éramos, se hubiese ido en el momento que salió por esa puerta tras hablar sobre ruptura. Un día, Amanda, vino a verme con un sobre entre sus manos, me explicó que Aritz llevaba días escribiendo sobre papel las cosas que no era capaz de decirme a la cara o, que si era, pero que yo no le permitía. Había hecho cientos de borradores de los cuales ahora sólo quedan las bolas de papel arrugado tiradas en una papelera de su cuarto, para finalmente, quedarse con la definitiva, que ese día, ella traía entre sus manos.

Tras una visita un tanto larga, en donde pudimos hablar de todo, ponernos al día y demás, Amanda me hizo prometer que aguantaría hasta el final sin abrir la carta, que intentase aguantar todo lo posible. Yo no entendía nada, pero acepté eso. Me dio un beso en la frente y se marchó, dejando el sobre sobre la mesita. Yo me quedé observándolo, estaba ahí, a tan solo unos centímetros de mí; sería muy fácil estirar el brazo y hacerme con él, pero debía aguantar.

Llegó la noche y no lo pude resistir más, cogí el sobre, muerto de ganas por saber qué me deparaban sus líneas. Observé su caligrafía, tan centrada, tan bonita, sólo mirando sus letras ya sabía que me depararía algo bueno.

"Empezaré confesando que no sé cómo empezar, que nunca encontraría un buen principio para una noticia como esta. Nunca se me han dado bien los titulares, siempre he sido más de cuerpos y desenlaces, pero hoy vengo a contarte que no he podido resistirme a escribirte, porque mis dedos tienen demasiadas cosas que contarte.
Quiero decirte que me perdería en los siete pecados capitales de tu cuerpo todas las mañanas de este mes de febrero, y de todos los que vengan detrás, y que encontraría las 7 maravillas del mundo esculpidas entre tus huesos todas las noches que me dejaras. No hay mayor premio de lotería que despertarme contigo entre las sábanas de tu cama, ni mayor cordura que rozar la locura soñándote si duermes a mi lado. Porque, mi amor, haces que pierda el sentido de la realidad y, al mismo tiempo, que encuentre el sentido de las cosas verdaderamente importantes al abrazarme por detrás cuando me enfado. Eres la palabra que nunca encuentro, el sentimiento que creía que no existía, pero que sí existe y la emoción que nunca había sentido. Eres las caricias que no me habían dado y los besos que sólo se prueban en tus labios. Eres el proyecto que nunca tuve, y el sueño que no me robaron. Eres tú, y por ser tú, todo ha sido diferente.
Por eso, cariño, te quiero. Porque sabes ser el complemento perfecto para ponerme y salir siempre con una sonrisa a esta fiesta que llamamos vida. Porque eres todas esas frases que nunca acabaron de encajar, y que ahora son evidentes cuando te miro, porque eres el significado de todos los versos de amor que fueron escritos por Neruda alguna vez. Sin embargo, contigo no me hace falta descifrar tus líneas, porque la sinceridad, la transparencia es la octava maravilla que me brindas cada día. Y habrá más, estoy convencido. Gracias. Te has dado cuenta ya, ¿no? Me permites volar, y desde arriba todo se ve mejor. Me pones alas y me rompes las cadenas que tenía. Consigues convencerme sin que sea necesario hacerlo, porque no hay mejor lugar en este mundo que a tu lado, ni mejor deseo que vivir la vida contigo. Gracias. Por las alas, por la confianza, el amor, y la paciencia con la que me quieres. Consigues que sienta que tú eres la elección más acertada de mi vida"

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora