Capítulo 33.

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[Aritz]

Tardamos algo más que ellos en llegar a Granada, pero con el GPS no tuvimos problema, aún así lo que vi nada más llegar fue algo que me rompió el corazón en mil pedazos: Han estaba besando a Pau y le acariciaba la nuca mientras, como hacía cuando él y yo nos besábamos.

-Él no sabe que lo que hace te hace daño, Aritz-Amanda acarició mi hombro en ese momento, haciendo que apartase la vista de esa escena.

-Ya, pero Pau sí, él no debería seguirle el beso...-suspiré, apretando los puños con fuerza.

-¿Y qué pensaría Han si se lo rechazase? ¿No te has parado a pensar eso?-alzó una ceja la rubia.

-Ay mira, no sé, sólo sé que ahora tenemos que seguir con el plan...y también sé que como ese tío vuelva a intercambiar fluídos con mi futuro marido, se comerá la puerta por la que va a entrar ahora-dije, muy serio.

-Anda, vamos-animó Amanda.

Nos adentramos en la casa, al poco de Han y Pau separarse de su corto beso. Marta me miró con tristeza e intentó sonreír, aunque ella en el fondo sabía que cualquier sonrisa que saliese de mi rostro en ese momento no sería real, por lo que ni me molesté en devolvérsela. Ya conocía de sobra su casa en Granada, había estado cientos de veces, al principio solíamos veranear aquí, hasta que nos decidimos por irnos al extranjero donde nadie nos molestase y pudiésemos hacer lo que nos diese la gana sin miedo a ser vistos.

-Doctor, si quieres te enseño la casa...-empezó Han, mirándome, directamente a los ojos, y levantándose con dificultad de la silla de ruedas.

-No te preocupes, seguro que tus amigos o...tu novio-cogí aire al decir eso-pueden hacerlo por ti, tú deberías descansar y no te levantes de la silla-insistí.

-¿Puedo no llamarte doctor? Nos hemos tuteado desde el primer momento y ni siquiera sé tu nombre-rió, y sus ojos brillaron por primera vez ese día.

-Me llamo Aritz, un placer-acerqué mi mano para saludarnos formalmente, pero en el momento en el que Han oyó mi nombre, su cara cambió por completo.

-A...¿Aritz?-preguntó, tímido por primera vez.

[Han]

Fue escuchar su nombre y el corazón me dio un vuelco. Fruncí el ceño, intentando recordar algo que no daba llegado a mi cabeza. ¿Era posible que lo conociese de antes? El gesto de Aritz también cambió, me pareció que se había puesto nervioso y miraba a mi familia como buscando ayuda.

-S...sí-respondió, titubeando.

-¿Es posible que nos conozcamos?-pregunté, tocando mi cabeza por el dolor que empezaba a tener.

-¿Por qué? ¿Recuerdas algo?-se interesó, tal vez demasiado.

-Eh...-decidí callar-no, nada, seguro que era una confusión-sonreí, medianamente.

-Si recuerdas algo es fundamental que lo cuentes, cualquier progreso es importante para tu evolución-comentó Aritz y yo asentí.

El tiempo transcurrió, a Aritz le enseñamos la casa y le instalamos, junto con su novia Amanda, en la habitación de invitados. Pau iba a dormir conmigo, pero según Aritz no era lo más recomendable, ya que eso podría influír y no para bien en mi recuperación. Yo no entendía nada, pero bueno, él era el médico. Marta se quedaría con él en el sofá, ya que al ser mi amiga, podría estar ahí, pero a un invitado no era correcto dejarlo en un sofá.

Esa noche fue muy larga. Me tomé varios medicamentos que me habían recetado e intenté dormir...

Estaba en un piso, me resultaba familiar, mucho, como si hubiera estado ahí tiempo atrás, tal vez en otra vida. Me encontraba solo, tirado en el sofá y haciendo zapping en la televisión para encontrar algún programa que me hiciese olvidar el aburrimiento que llenaba mi cuerpo en ese momento. Oí unas llaves en la cerradura y me giré y allí apareció un chico, con barba y sombrero. Sonrió, primero tímidamente, y yo, sin saberlo, también lo hice. Dejó las llaves caer sobre la mesa y se sentó a mi lado, ya que segundos antes le había dejado un hueco para que así lo hiciese. Me besó la frente, y luego el pelo. Y tras un largo suspiro, me miró a los ojos y susurró: "Ha sido un duro día de trabajo, pero llegar a casa y verte aquí, lo compensa todo". Sonreí, era inevitable no hacerlo... Le abracé con ganas y él me siguió el abrazo, hundiendo su cabeza en mi cuello como tantas otras veces había hecho.

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora