Cosa De Dos [HanAritz]

Capítulo 20.

[Aritz]

¿Y cómo seguir ahora? Se había ido...y ahora nada tenía sentido. Estaba en el confe contándole mis penas al Super, que intentaba tranquilizarme ya que estaba entre triste y cabreado. Habíamos vivido tanto en tan poco tiempo y estas últimas semanas habían sido super intensas entre nosotros. El Super me dijo que debía de volver al salón, que llevaba ya mucho tiempo en el confesionario y que enseguida sería la despedida de Han desde plató.

-Super...no puedo, no puedo verlo a través de una pantalla, no es justo...-suspiré, todavía destrozado.

-Aritz, debes ir...¿qué pensaría Han si no te ve allí?-el Super ejerció de Ana, nuestra psicóloga por primera vez en el programa.

-No sé lo que pensaría pero no me siento con fuerzas-suspiré, levantándome y dirigiéndome a la puerta.

Salí del confesionario y ya vi a Han en pantalla, corrí rápidamente y me situé enfrente de la misma contemplando su rostro con lágrimas en el mío. No era justo. Él no tenía que estar ahí, era yo quien debía de haber salido esa noche expulsado.

-Arich...

-Hani...

Una lágrima descendió por su rostro, se quitó las gafas de pasta que tan bien le quedaban y pude contemplar sus achinados ojos en pantalla.

-Mi niño...-murmuré en bajo.

-No te puedo decir nada...no sé, ya lo sabes todo...sólo espero que...-su voz sonaba entrecortada, no estaba bien, yo lo sabía.

-Han, ¿qué pasa?-me preocupé.

-Nada...no pasa nada-sonrió falsamente.

-¿Qué has visto?-suspiré, llevándome las manos a la cabeza.

-Hablaremos cuando salgas, ¿vale? No pienses en nada más, céntrate en ganar tú que puedes-se secó las lágrimas.

-Esto es una despedida muy trágica, señores-interrumpió Mercedes.

-No, por favor, déjame seguir viéndolo-pedí y la imagen de Han estuvo de nuevo en pantalla.

-Arich...

-Dime...

-Eso...

-¿El qué?

-Que...te quiero-murmuró, vergonzoso.

-Y yo a ti, joder-sollocé.

La conexión se cortó, quedábamos tres en la casa...tan sólo tres. Rodeado de mujeres y sin Han. Esos cinco días que me quedaban hasta la final me volvería loco, y tan loco. Pasé esos días horribles, me aislé totalmente, cada vez que intentaba acercarme a las chicas, ellas cambiaban el tema de conversación y me sonreían falsamente, lo que me hacía darme cuenta de que yo estaba siendo el tema de conversación. Cocinaba para mí, y por no sentirme mal, para ellas también. Les dejaba la comida hecha y me iba cuando yo terminaba, apenas intercambiábamos unas cuantas palabras en todo el día. Intentaba no pensar pero todo era demasiado difícil.

Lo más duro para mí era irme a la cama y notar su ausencia. No dejaba de tener pesadillas últimamente y cuando me despertaba y estiraba el brazo, no encontraba su calor en la cama, sus abrazos, sus besos, su mano en mi pelo susurrándome un "tranquilo". De vez en cuando se me escapaba alguna lágrima o algún sollozo que intentaba ocultar o disimular. La ducha era mi modo de desahogarme, entre el agua que caía por mi cuerpo, mis lágrimas desaparecían con ella. Me había convertido en Han esos últimos días, me pasaba el día del blog a la cama, y de la cama al confe y así siempre. Le escribí un blog a Han, bueno, miles, pero nunca llegué a publicarlos, el que más me sorprendió escribir fue aquel donde, con los sentimientos a flor de piel, admitía todo lo que nos estaba pasando.