Capítulo 31. (Continuación)

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Llegaron al hospital pasados unos minutos. Aritz entró hecho una furia y mirando a los lados. Amanda lo seguía de cerca, pero por los tacones no podía correr mucho, así que se deshizo de ellos como pudo y lo alcanzó. "Aritz, relájate, ven, preguntémosle a esta chica" se acercaron a la misma.

-Perdona, nos han llamado de que unos amigos han tenido un accidente y que estaban en este hospital, hemos venido lo más rápido que hemos podido-empezó a hablar Amanda, sujetando con fuerza la mano de Aritz que no dejaba de suspirar y temblar.

-Mmmm, déjame consultar-se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja y consultó los últimos informes que le habían llevado-ah sí, un accidente de coche, iban dos chicos, ¿verdad?-los miró y asintieron-uno de ellos está siendo operado, el otro se recupera favorablemente-comunicó-no se preocupen, parece que todo irá bien en ambos casos-por primera vez Aritz suspiró algo tranquilo, pero no del todo, se giró y la miró a la cara.

-Todo irá bien, te lo prometo-miró a Aritz.

-¿Y si no es así? ¿Y si no se recupera?-preguntó entre suspiros.

-No creo que algo así suceda, Aritz, Han es fuerte, tú mejor que nadie lo sabes-Aritz asintió y miró a la mujer.

-¿Me puede dar el nombre del que está siendo operado, por favor?-ella lo miró, con pena y consultó sus papeles, el nombre que Aritz oyó fue el que menos esperaba y el que hizo que toda la esperanza que tenía, se fuese de golpe.

Amanda intentó tranquilizarlo, pero en cuanto la chica les dijo el número de la habitación en la que se estaba recuperando Diego, Aritz entró hecho una furia y arremetió contra él.

-¿Qué cojones has hecho, hijo de puta?-le cogió del cuello del pijama de hospital que llevaba puesto sin tan siquiera percatarse de su brazo roto.

-¡Aritz, para, por favor!-pedía Amanda.

-No voy a parar, tengo a Han en quirófano por culpa de este gilipollas, ¿qué pretendías? ¿Por qué te lo llevaste contigo en el coche? ¿Eh? ¿Por qué? ¡Podías haberlo matado, cabrón!-gritó-¿en qué estabas pensando?-lo apoyó con fuerza contra el cabecero de la cama, ignorando sus gritos y los de Amanda.

-¡Aritz!-gritó Diego.

-Como le pase algo...lo mínimo, lo que sea...como le duela algo, como no se recupere...es que te acuerdas de mí, ¿te queda claro? Reza porque todo vaya bien...-lo soltó y Diego cayó sobre la cama, respirando agitadamente.

-Va, ya está, tranquilo, se recuperará...-intentó calmarlo Amanda.

Aritz, desesperado, se sentó en la silla y se llevó las manos a la cabeza. Todavía no podía creerse lo que había pasado. ¡El día de su boda! El día que debía de ser el más feliz para ambos y Han estaba siendo operado. ¡Ni siquiera sabía lo que le ocurría!

Las horas transcurrieron y Han no daba salido del quirófano, según comentaron, las cosas parecían haberse complicado para el chino granadino. A Amanda le explicaron que con el choque, su cabeza impactó contra el cristal y tuvo que ser intervenido por el golpe, los cristales se le habían clavado y podría tener consecuencias, aunque no dudaban de que pudiera recuperarse.

A las tres horas lo trasladaron a la UCI, y allí se dirigieron los dos, para comprobar que todo había ido bien. Los médicos salían de la habitación cuando ellos se dispusieron a entrar.

-¿Cómo ha ido?-preguntó Aritz.

-La operación ha sido complicada, nos ha llevado más horas de lo que creíamos y también le hemos hecho un TAC, los neurólogos creen que es posible que al despertar presente una disfunción temporal de la memoria...-ante el gesto de Aritz, cambió sus palabras-es posible que presente un cuadro amnésico, el golpe ha sido fuerte y tiene dañadas algunas zonas del cerebro que afectan a la memoria, pero tranquilos, la amnesia es la memoria perdida, pero no olvidada, con el tiempo recordará...-explicó.

-¿Con el tiempo? ¿Con el tiempo, me dice?-Aritz empezó a desesperarse cada vez más y se llevó las manos a la cabeza-perdone usted, creo que no sabe que hoy ese hombre y yo íbamos a casarnos, ¿y me está diciendo que es posible que cuando se despierte no sepa ni quién soy? ¿Es esto una clase de broma, o algo así?-negó con la cabeza y suspiró.

-Lo siento, es lo único que puedo adelantarle, sólo hay que esperar al momento en el que se despierte, puesto que todavía cabe la posibilidad de que la pérdida de memoria no se de en su caso...-comentó el doctor.

-¿Cuánto tardará en despertarse?-se interesó Amanda.

-Unas dos horas o así, puede que algo más, ¿se quedarán los dos?-ambos asintieron-está bien, en cuando haya algún movimiento, me avisan, ¿de acuerdo?-volvieron a asentir y el doctor entró en otra de las habitaciones para atender a otro paciente.

Las horas no daban pasado y Aritz no quería salir de la habitación pero necesitaba fumar por los nervios, por lo que se encerró en el baño intentando que no saltase la alarma de incendios por el humo. Ya se había terminado una cajetilla y todavía sentía la necesidad de seguir.

-Aritz para ya, en cualquier momento puede despertar-pedía Amanda, sin soltar la mano de Han.

-Yo no puedo estar así, me está consumiendo todo esto, vete a buscarme otra, por favor-estaba contando las monedas cuando Amanda agarró su mano para detenerlo.

-Mírame, encárgate de Han, ¿vale? Si despierta ahora, me gustaría estar aquí, tú intenta tranquilizarte...-suspiró-¿no deberíamos de llamar a alguien? No sé, a su madre o a Marta...-pensó.

-Sí, tienes razón, ¿las llamas tú? Yo no sé muy bien cómo...cómo decirles esto-suspiró.

-Yo no entiendo a la madre de Han, Aritz-rió un poco y luego se quedó seria-se lo diré a Marta y que ella se encargue de eso-Aritz asintió y se sentó en la silla en la que Amanda estaba sentada minutos atrás.

Miró a Han, que tenía los ojos cerrados, todavía dormido por la anestesia, su pecho subía cada vez que respiraba, era lo único que relajaba a Aritz. Cogió su mano y comenzó a besarla, murmurando algo. La mano de Han pareció despertar en ese momento, moviendo lentamente sus dedos consiguió entrelazarlos con los de Aritz que lo miró boquiabierto y se quedó en blanco sobre lo que hacer.

-¿Han?-se incorporó de la silla y se acercó a él, acariciando su cara-Han, por favor, soy yo-susurró.

Han entreabrió los ojos, muy lentamente, cogió aire y se encontró con los ojos de Aritz por primera vez en ese día, frunció el ceño y Aritz se separó, con miedo. "¿Pau? No, ¿quién eres...?" fue lo único que salió de los labios de un confundido Han.

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora