Capítulo 37.

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[Han]
Amanda me dejó sin respuesta a la pregunta de si nos habíamos conocido en el programa y tal y como entró en la habitación, se fue, no sin antes acariciarme la cabeza y revolverme un poco el pelo mientras me miraba con una sonrisa.

Miré varias veces la web que me había apuntado en un papel antes de decidirme a entrar. Allí había un montón de carpetas organizadas por fechas, momentos, personas, y demás variedad. Como bien había supuesto, era de Gran Hermano. Sí, de la edición número dieciséis. Así que era cierto que nos habíamos conocido ahí pero, ¿yo había entrado estando con Pau? ¿Lo engañé?

Fui a la primera carpeta "Septiembre 2015". Empezaba en el día 13, supuse el día de la primera gala. Había la opción de ver la gala entera o sólo mis partes. Como sabía que Pau y Marta tardarían porque les encantan las tapas, decidí ver la gala entera. Me encontré a la primera en el lipdub que salía al principio. Recordé ese momento, pero no me había dado cuenta de que lo había grabado para el programa.

Seguí la gala con normalidad y, cuando llevaba un poco más de la mitad sentí la puerta abrirse y rápidamente lo puse en pausa por lo que pudiera pasar. Oí unos pasos acercarse. Sabía con certeza que era Aritz. No podría decir el por qué, pero ese sonido era único y pertenecía a él. Se quedó apoyado en el marco de la puerta hasta que con la cabeza le di permiso para entrar y se sentó en mi cama, a mi lado, mientras yo apoyaba el portátil, bloqueado ahora, en la almohada.

-Ya me ha dicho tu novia que se tiene que ir inmediatamente-comenté.

-¿Eh? Ah sí, ha sido todo muy rápido pero debe de estar en Madrid esta noche-explicó.

-Espero que todo vaya bien y no haya ningún problema...-fruncí el ceño.

-No lo habrá, sólo es un bol...algo de hospital, no lo entenderías-dijo, rápidamente, mintiendo, me di cuenta de ello, su expresión cambió.

Siempre que se pone nervioso le da ese tic en el ojo que, aunque a mí me parezca sexy, le delata. Cuando miente, aparte de eso, mira hacia abajo con la cabeza un poco de lado. Como quién no quiere la cosa. Él no se da cuenta, pero aunque no recuerde lo que teníamos él y yo, en estos días con él, yo sí lo conozco, o tal vez sean pequeños detalles del pasado. ¿Quién sabe? El caso es que ya no podía creerme sus palabras, ya no, ahora me tocaba fijarme en todo, en el más mínimo detalle, en cada movimiento y sobretodo, en los gestos y los hechos. Eso me haría recordar mejor, porque las palabras no son más que mentiras que usamos para escudarnos de las verdades que no queremos sentir.

-Puede que no, no sé-me encogí de hombros y le sonreí-¿querías algo en concreto?-me fijé en su sombrero, siempre llevaba, me gustaba, le quedaba muy bien, le hacía diferente y eso me atraía.

-Interesarme si te habías tomado las pastillas que te recetaron...recetamos en el hospital-dijo.

-Sí, y tengo que tomar otra a las...-miré el reloj-en unos veinte minutos-aseguré.

-Bien, no te olvides de hacerlo-sonrió, de lado, aunque no solía hacerlo muy a menudo-te dejo, que creo que estabas haciendo cosas-se levantó de la cama y se dirigió a la puerta hasta que lo detuve.

-Aritz...-empecé, no era capaz de encontrar las palabras para usar en ese momento, ¿qué quería decirle? ¿Que sabía la verdad? Bueno, la verdad...no toda, parte de ella, y que pronto descubriría todo gracias a unos vídeos...no sabía si estaba haciendo bien, tal vez no, o sí, bueno, era mi vida, mi memoria, mis recuerdos, no podía perder todo eso en un segundo por un accidente, no si tenía la posibilidad de recuperarlo viéndolo todo desde el principio-sé que no eres médico, sé que Amanda no es tu novia y...-¿cómo continuaba ahora? Ya había empezado, no podía parar, estaba titubeando-sólo quiero que no me mintáis, descubriré la verdad por mí mismo, pero no confundáis mis recuerdos, por favor-dije, seguro de mis palabras.

Él me miró, con la boca algo desencajada, creo que no imaginaba que pudiera darme cuenta de ciertas cosas. Se volvió a sentar en el lugar de mi cama que había ocupado segundos antes y me miró a los ojos. "¿Recuerdas algo?" preguntó y le miré también a los ojos, aunque no pude mucho rato. Enseguida agaché la cabeza y me quedé mirando mis manos, apoyadas en el colchón.

-Han-tocó mi tez con sus manos, algo frías en ese momento para girarme la cara y que nuestros ojos conectasen de nuevo, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo, una especie de electricidad que empezaba en sus manos y terminaba en el momento en el que casi tocaba mis labios al acariciar mi mejilla.

-Sé que...nos conocíamos de antes...tú y yo...-susurré, entre tartamudeos e intentando evitar su mirada una vez más.

-¿Lo...has visto en el móvil?-su cara palideció durante un momento al darse cuenta de eso.

-No...no me quites eso...por favor, es lo único que nos queda-lo miré, sus ojos brillaban, los míos también, en cualquier momento me echaría a llorar, me estaba sintiendo impotente por no conseguir las cosas por mí mismo y necesitar ayuda de fotos o conversaciones.

-Hani...-me mordí el labio al oírle, hacía tiempo que nadie me llamaba así, tal vez nunca me habían llamado así o tal vez simplemente no lo recordaba-no quiero forzarte...-susurró.

-No me fuerzas, Aritz, quiero recordarte, quiero recordarlo todo...y no quiero...eh...-bajé la cabeza y una vez más, con su mano me la levantó-no quiero hacerte daño si me ves con Pau-aclaré.

-Ah...eso...eh...-se rascó la nuca y frunció el ceño-creo que llego a entenderlo-rodó los ojos, casi sin que se notase, pero yo lo noté.

-No importa que lo entiendas, el caso es que yo no me siento cómodo viendo el tipo de fotos que tengo contigo y estar con él como si nada, ¿me entiendes tú a mí?-él asintió y nos quedamos en silencio.

Pero no era un silencio molesto. Sin darnos cuenta empezamos a jugar con nuestras manos, las teníamos casi al lado y llegamos a cogérnoslas y jugar con nuestros dedos hasta que terminamos con ellos entrelazados. Al percatarnos de ello, nos miramos a los ojos y no pudimos evitar sonreír. Éramos como dos desconocidos, dos desconocidos que se gustaban, vergonzosos, en una primera cita, en la que cada contacto era un mundo para el otro. Estábamos cogidos de las manos y sin embargo no éramos capaces de mirarnos a los ojos, algo tan simple como eso, una mirada. Pero es que a veces una simple mirada decía mucho más que cualquier palabra que soltasen nuestros labios.

Y esos, esos labios de los que hablaba, los suyos, finos, o al menos así se veían por la barba, esos que me llamaban la atención, no podía dejar de mirarlos, ahí sí que me daba igual tener fija mi mirada, y también sabía que él hacía lo mismo con los míos. ¿Cuánto habrá estado sufriendo este chico por mí? Acaricié su cara y él la mía. No hablábamos, nos íbamos acercando sin más, casi hasta pegar nuestros cuerpos, respirábamos agitadamente. Recordé el otro día en el baño, casi pasó lo mismo. Cerré los ojos, era la única forma de sentirle. Él me hacía sentir así, con la necesidad de tocarle, de olerle, de sentirle, de mirarle, sin que se diese cuenta. Quería conocerlo, quería saber de él, quería besarle. Y lo hice, y él también. No fue un beso de película, fue un beso cálido, húmedo, pero corto. Pude notar una vez más las chispas que producíamos juntos, la electricidad con cada movimiento de nuestra boca, de nuestras lenguas. Nos separamos y sonrió, y sonreí. Y de nuevo agachamos la cabeza, mirando nuestras manos unidas con timidez, como si hubiéramos cometido el mayor delito del mundo y estuviéramos arrepentido, sabiendo que ese delito era el querernos.

-Te dejo un rato, después nos vemos-se levantó de la cama y me dio un beso en la frente y otro en la cabeza, yo le sonreí como respuesta y antes de que atravesase la puerta, decidí confesarme.

-Aritz

-¿Sí?-me miró, tal vez con miedo por mis futuras palabras.

-Quiero volver a enamorarme de ti-él sonrió, y yo, asentimos y supimos que ahí, en ese momento, volvía a comenzar nuestra historia.

Cosa De Dos [HanAritz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora