CAPÍTULO VEINTISÉIS

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- Ya te dije que no es necesario - le dije a Adrian por vez número mil

- Y yo te digo que es más que necesario - dijo él con una de sus sonrisas matadoras

Estábamos en una de las tiendas de la Corte, Adrian insistía en regalarme un vestido para la cena que sería en unos días, y yo me desgastaba en decirle que no era necesario, aunque en realidad si lo necesitaba, pero tenía pensado ir donde mi padre para que me consiguiese uno.

- Quiero verte con un vestido hermoso - me dijo con mirada sugerente

- Quieres verme desnuda, eso es lo que quieres - le dije levantando una ceja

- Siempre es una buena opción el que vayas desnuda - me dijo barajando la idea

- Adrian! - lo paré - sería demasiado obvio si me regalas un vestido

- Nadie tiene que saber que yo te lo di - me dijo con mirada suplicante

- Voy a tener que ponerme tacones? - le pregunté rindiéndome al fin

- Eso es un sí? - dijo contento

- Es un sí - asentí no muy convencida

Estaba tan alegre que me tomó de la cintura y empezó a dar vueltas conmigo levantada, empecé a darle golpes en el pecho para que me bajara.

- No puedes ser más obvio, Ivashkov - le dije una vez que estuve en el suelo

- Solo celebro con una amiga - dijo él seguro

- Así celebras con todas tus amigas? - le dije un poco celosa

- Era sólo una forma de decir - dijo levantando las manos

- Estaré pendiente - le dije amenazante

Luego de recorrer las tiendas de la Corte, y de probarme una infinidad de vestidos, Adrian optó por uno que cumplía con mis exigencias, las cuales eran básicamente el poder respirar, sentarme, caminar y comer cómodamente, le iban a hacer los ajustes necesarios y estaría listo para el día siguiente, era increíble como todos corrían a hacer lo que el sobrino favorito de la Reina deseara.

(*)

- Vamos a dar un paseo! - me pidió Izz

Estábamos en uno de los cafés que tenía la Corte, comíamos unos pastelitos distraídamente.

- Un paseo por la Corte? - le pregunté sin prestarle mucha atención

- No... fuera - me dijo

- Quieres escaparte otra vez? - le dije mirándola fijamente y bajando la voz

- Claro que no - me tranquilizó - iremos con Misha

- Bueno, si es así, no veo lo malo - sonreí - igual y llevaré mi estaca por si acaso

- Si - convino Izz - tenemos la mala fortuna de encontrarnos con problemas cuando salimos

- Espero que rompamos la mala racha - dije esperanzada

Fuimos a buscar a Misha, él no puso reparos y dijo que prepararía un auto mientras nos arreglábamos, fui a ponerme ropa cómoda, me puse el cinturón y la estaca y una chaqueta larga que los cubría a la perfección. Nos subimos al auto y nos dirigimos a una ciudad cercana, como eran por la noche solo los bares estaban abiertos, por lo que nos fuimos a caminar a una plaza.

- Que hicieron en su escapada de la Academia? - nos preguntó Misha de repente

- Ya sabía que vendría esta conversación - dije resignada a contar la verdad

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