CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

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Conduje hasta llegar a un lugar muy concurrido, entré a un café y pedí un pastel junto con un té negro, me lo comí relajada intentando no pensar en nada, quizás lo que estaba haciendo estaba mal, pero necesitaba un tiempo para mí. Me puse a conversar con una persona desconocida por el mero hecho de entablar una conversación con alguien que no tuviese nada que ver con vampiros de ningún tipo. Cuando vi que el sol se ocultaba volví a casa, en el viaje de regreso puse la música a todo volumen y canté a pleno pulmón, deseaba sentirme como alguien normal, lo anhelaba.

- Dónde has estado? - papá me estaba esperando en la puerta de la casa

- Necesitaba salir a tomar aire – expliqué

- Debiste ir con Phill, sabes que es peligroso...

- Era de día papá - le recordé - además sé cómo defenderme... Donde esta mamá?

- Fue a hacer unas compras de último minuto - me dijo

- Entonces creo que deberíamos entrar y conversar - dije seria

Seguí a papá al interior de la casa y nos sentamos en el living

- Por qué has venido? - quiso saber

- Necesitaba normalidad papá - confesé - la magia me está asfixiando

- Has tenido problemas para controlarla? - preguntó preocupado

- No, sólo que los nuevos descubrimientos de la magia de todos mis amigos, el ataque a la Escuela... Es complicado ponerlo en palabras - suspiré y me desparrame en el sofá

- Tiene algo que ver Adrian Ivashkov en todo esto? - quiso saber

El corazón me llegó a la garganta, pero intenté mantener mi pose sin mostrar mayores reacciones.

- Qué tiene que ver él en esto? - dije como que fuese lo más ridículo del mundo

- Pensé que estabas escapando de tu novio - me sonrió

- Y qué pasaría si él lo fuese? - dije de una forma más brusca de lo que esperaba

- En ese caso esperemos que se comporte, ya que si sabes cuidarte sola, no le recomiendo que te haga daño – me dijo con una sonrisa

Le miré por unos minutos, sabía que me estaba hablando desde el corazón, que luego de todas nuestras conversaciones, al parecer iba a respetar mi decisión, sino se volvería un hipócrita.

- Es mi novio – confesé luego de un rato – lo hemos mantenido en secreto por un sin número de razones, las cuales espero puedas imaginarte porque no quiero hablar de eso

- Espero que seas feliz – me dijo sentándose a mi lado y apretando mi mano

- Lo soy papá – sonreí – él no tiene nada que ver con que haya venido, sólo necesitaba un respiro, quizás es egoísta lo que estoy haciendo – me apoyé en el hombro de papá – pero estaba asfixiada, iba a explotar en cualquier momento

- No podría ponerme en tu lugar, tu situación es única – me dijo – y este año ha sido intenso, sólo necesitas tiempo para poner todo en orden

- Gracias papá – le dí un beso en la mejilla y me levanté – ahora iré a descansar, no he dormido en milenios – bromee

- Eso debe estar torturándote más que cualquier otra cosa – dijo divertido

Al entrar en la habitación me saqué la ropa y me puse un pijama cómodo, me metí a la cama en posición fetal y cerré los ojos, en segundo estuve dormida, pero no se sentía como un sueño normal, había algo raro, y entonces lo supe, por primera vez estaba experimentando uno de los sueños espirituales de Adrian, justo en ese momento lo vi aparecer su cara era de pocos amigos, a nuestro alrededor el ambiente era el de mi lugar favorito de la Academia, esa banca cerca del bosque, estaba de noche y las estrellas brillaban sobre nosotros.

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