CAPÍTULO CINCUENTA Y CUATRO

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(*)

Pedí a todos las divinidades existentes que las horas que faltaban para llegar al domingo se hicieran eternas, pero antes de que me diese cuenta estaba de camino a mi habitación para "disfrutar" de mi día de descanso.

- Esto es una locura - me dije a mi misma - apuesto a que en la ceremonia alguna cosa extraña va a pasar

Casi esperé a que alguien me contestase algo, pero me encontraba sola en medio de cuatro paredes. Suspiré frustrada, saqué las cosas de mi bolso y busqué mi uniforme de Guardiana, lo dejé colgado en una percha y me tiré en la cama con ganas de que una bomba atómica me borrase del mapa.

- Será mejor que no tengas esa cara en la Ceremonia!

Salté de la cama como que me hubiesen puesto electricidad, y no pude creer lo que veían mis ojos, en medio de mi habitación estaba Adrian, pero no era Adrian, era como el fantasma de él.

- Qué...? – intenté decir – estas muerto? Eres un fantasma?

- Nada de eso – me dijo con una de sus encantadoras sonrisas

Caminó por mi habitación como si fuese la suya propia y se sentó en mi cama.

- Recuerdas lo que me dijiste de los viajes astrales?

- Claro... esto es una proyección? – lo miré impresionada

- Tenía que ocupar mi mente en algo estos días

Me acerqué a él, me senté a su lado, estaba alucinada, hice el intento de tocarlo, pero era sólo una proyección de su mente, por lo que mi mano paso a través de él.

- Eso es lo malo, no soy corpóreo – dijo a modo de disculpa

- Malo? Es genial – dije emocionada

- Que has estado haciendo que no puedo entrar en tus sueños?

La pregunta la hizo en medio de mi emoción por lo que me tomó desprevenida y mi cara se descompuso en la culpa, aunque en el alivio por otro lado de que él no pudo entrar en mi cabeza, o más bien en el mundo de mis inexistentes sueños.

- Que te hace pensar que he hecho algo? – pregunté intentando cambiar mi cara a completa inocencia

- Sev – dijo no creyendo en nada mi cara – cuando intento entrar en tus sueños es como chocar con una pared, y sé que no es una que hayas hecho tú

No supe que responderle, así que me levanté de la cama y me puse a la defensiva, era lo que me quedaba luego de sentirme desarmada.

- Que estás haciendo aquí? – le dije sin mirarlo

- No trates de eludir lo que estamos hablando – me dijo suspirando

- Ni tu tampoco – al fin lo miré – como es eso de querer entrar a mis sueños... y ahora estás aquí? Qué es lo que quieres Adrian?

- Estoy preocupado por ti... Eso es todo - dijo mirando sus pies

- No tienes que preocuparte Adrian - le dije suavemente - estoy bien, aunque no lo creas

- El que estés tomando cosas para dormir no quiere decir que estés bien

- Estoy bien... Sólo estoy tratando de...

- Evitarme? - me interrumpió - tienes algo que esconderme?

- Quizás si estoy evitándote - acepté - pero es porque lo nuestro ya terminó Adrian, quizás ahora mi sed este controlada, pero por cuánto tiempo?

- Y no podías decirme eso? Pedirme que no viniese a tus sueños?

- Te conozco como para saber que no te importará y llegarás de igual forma... El que estés aquí es una muestra de ello

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