CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES

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(*)

- Ya puedes dejar de ocupar la venda - me dijo la doctora Olendzki

- Al fin! - dije contenta – ya me estaba estresando esto de tener una mano menos

- Has sanado más rápido de lo esperado - dijo mientras anotaba cosas en la ficha

No dije nada, sólo mire a Christian, lo había arrastrado conmigo, sabía que él estaba pensando lo mismo que yo, que se debía a la sangre Strigoi que aún dejaba marcas en mí, como mis obvios ojos rojos. Los que aún no se desvanecía, lo que terminé tomando como una buena señal, ya que la sed de sangre y la debilidad estaban tan lejanas como la posibilidad de que mis ojos volviesen a su aburrido color marrón.

- Me gustan más tus ojos rojos – me dijo Christian con una sonrisa, esas que solo me otorgaba cuando nadie más estaba cerca – te da ese aspecto de chica de la mafia o algo así, más malvada de lo que ya eras

- Wow pensé que ya era lo suficientemente malvada – dije con una risa

- En este mundo, donde hay mucha gente que atemorizar – dijo con un tono misterioso – nunca es suficiente

Me fui riendo de sus ocurrencias mientras íbamos de camino al salón de películas, como era viernes, todo el grupo se iba a reunir para que pasáramos un buen rato, lejos de las miradas extrañas de las demás personas.

- Espero que no te moleste que venga Adrian - me dijo Christian luego de un rato - pero Lissa insistió en que lo invitásemos

- No me molesta, de hecho nos hemos estado llevando mejor estos días - le dije sincera

- Y eso? Ha vuelto a ser un Moroi decente?

- Sabemos que nunca será decente, al menos no al estilo al que te refieres – le dije con una sonrisa torcida – pero al parecer el que no esté bajo la influencia del alcohol ha ayudado

- Y en qué momento has hablado con él?

- Cuando son las clases de magia, o se aparece de la nada

- Me extraña no haberte visto hablando con él - dijo dudoso – o te ha visitado en sueños espirituales? Eso explicaría los jadeos nocturnos

- CHRISTIAN! – dije avergonzada – no he tenido jadeos nocturnos

- Que tu te hayas dado cuenta – me miró con malicia

- Me estas tomando el pelo no es así?

- Peor tú que lo crees – dijo con una sonrisa pícara – algo me dice que tus horas de sueño no son con ponys y unicornios

- No metas a los unicornios en esto, ellos son especiales

- Bueno entonces han de ser con Adrians en parajes exóticos

- Del mismo modo que tu has de soñar con Lissa sin ropa

- No cambies el tema – dijo colocándose colorado

- Lo sabía, sólo a ti te gusta molestar!!!

- Pierde la gracia cuando se da vuelta la tortilla

- No hables de tortillas – dije en un susurro

- Uhhhh has soñado cosas sucias... Dhampir vulgar – me dio un golpe en el brazo

- No he soñado nada – dije sonrojándome esta vez – y no me ha visitado en sueños, no puede, recuerda que estoy evitando eso

- Estoy a punto de contar que estas tomando esas cosas – dijo amenazante

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