CAPÍTULO TREINTA

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Seguí a Izz como que fuese un fantasma por el salón, saludé de forma educada a todos y cada una de las personas con las que nos cruzamos, ellos me miraban con cara extraña y querían fijarse en los detalles de mis colmillos, vi aparecer a Adrian que como de costumbre iba con un vaso en la mano, no sé cómo se las arreglaba para siempre conseguir tragos, en ese momento habría dado lo que fuese por tener uno, aunque en mi estado de cansancio podría perfectamente caer en coma si bebía una gota de alcohol, sin contar que podría quebrarme un pie, andaba con zapatos de tacón.

- Tienes cara de que en cualquier momento te saldrán alas y escaparás - me dijo Rose que acababa de llegar a mi lado

- Cuando eso pase, te llevo conmigo? - le pregunté en un susurro

- Te lo ruego - me dijo suplicante - me siento como un bicho raro

- Somos dos - le dije

Izz y Lissa estaban en su ambiente, ambas congeniaban a la perfección en ese mundo de la realeza, con Rose estábamos un poco más apartadas, en un momento mi mirada se cruzó con la de Adrian y miles de cosquillas recorrieron mi cuerpo, lo vi acercase y le hice un gesto para que no lo hiciera.

- Por St Vlad - dije - que no haga nada estúpido – pedí

- Lo dices por Adrian? - me preguntó Rose

- Si, ya veo que sale con las noticias en plena cena - le dije nerviosa

- No te preocupes, iré a hablar con él - me dijo ella

Vi a Rose caminar en su encuentro, lo tomó del brazo y se lo llevó más lejos, respiré un poco más tranquila, aunque justo en ese momento hizo su ingreso al salón la Reina Tatiana, todos se arrodillaron, los imité, ella saludó con un movimiento de manos y dio la orden para que nos levantásemos, rodee los ojos, la realeza y sus formalidades sin sentido, quien en su sano juicio pide que se arrodillen con vestido de fiesta y tacones?!?!.

- Estoy segura de que acabo de cortarme un tendón de la pierna - le dije a Lissa e Izz

- No seas exagerada Sev - me dijo Lissa riendo

- No es posible que puedan derrotarte unos tacones - rio Izz

- No sé cómo caminan con ello... daría lo que fuese por unas zapatillas - suspiré

Nos ordenaron que ocupásemos los asientos en la gran mesa, no sé si por coincidencia o por obra y gracia de Adrian, es que quedamos sentados frente a frente, a mi derecha estaba Izz y a mi izquierda un Moroi que debía de tener nuestra edad o un par de años más, me observó de arriba abajo cuando estuve a su lado.

- Acaban de darme unas ganas enorme de asesinar al Moroi que está a mi lado - le dije a Izz en un susurro - debe de estar haciéndose muchas imágenes para sus sueños húmedos

- Sev! - me dijo para que me silenciera - no están acostumbrados a ver Dhampir vestidas así, él es Aiden Dashkov

- Eso explica todo, un Dashkov, claramente solo ve Dhampir desnudas - le dije

- Mejor que tengas cuidado con esa pierna - me dijo divertida

Miré mis piernas y me fijé que el vestido se había deslizado y dejado todo a la vista, con un movimiento rápido arreglé la tela para taparme, en ello encontré la mirada de Aiden, estaban con los ojos casi fuera de sus órbitas, Adrian al parecer notó mi incomodidad y empezó a hablar.

- Cómo has estado Aiden? - le preguntó

- Ehh - dijo sonrojado - bien, hace tiempo que no te veo en el Club - le dijo a Adrian

- He estado ocupado - dijo secamente, en sus ojos veía una pizca de odio

- Esto tiene pinta de no terminar bien - le dije a Izz

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