CAPÍTULO CINCUENTA Y OCHO

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Mi mente poco a poco comenzó a despertar, sentí el corazón de Danila en mi oído, abrí los ojos, no se había movido de mi lado, tenía su mano en mi pelo, el brazo de Adrian pasaba por mi cintura, sus piernas estaban enredadas con las mías y su cabeza estaba apoyada en una almohada. Ambos estaban durmiendo tranquilamente, sonreí al sentirlos a mi lado, al tiempo que mi cuerpo se calentaba con el recuerdo de lo que había pasado unas horas antes. La luz del sol de media tarde se filtraba por la ventana.

- Hola! – me dijo Danila

No me había percatado que se había despertado y me miraba con una gran sonrisa.

- No quise despertarte – le dije un poco apenada

- Está bien, ha sido lo mejor el despertar a tu lado – sonrió

- Amo tu sonrisa

Me dio un dulce beso en los labios.

- Creo que debería irme, han de estar preguntando donde estoy – me dijo con pocas ganas

- No quiero que te vayas – hice un puchero

- Me quedaría contigo por siempre amor – me dijo logrando que me sonrojara – pero el deber llama, ya podremos estar juntos

- Quiero estar contigo... - lo acerqué a mí – solo contigo – susurré

Esta vez Danila se sonrojó, me dio un beso intenso, pasé mis manos por su pecho.

- Quédate aquí – se separó un poco de mi – es bueno que descanses, le pediré a Izz que te traiga algo de ropa cuando se ponga el sol

- Gracias – le dije

- Como están tus pies?

Solté mis piernas del enredo que eran con las de Adrian, él se revolvió en sueño y se giró, por lo que me vi liberada de su abrazo, me senté en la cama y recogí mis piernas, toqué mis pies, no me dolían, mis dedos estaban de su color normal.

- Creo que no perdí ninguno – sonreí

- Ahora, recuerda ocupar zapatos – medio rio, se levantó de la cama y recogió su polera y se la puso junto con la chaqueta

- Y si voy contigo? – pregunté

- No puedes ir así – me miró de arriba abajo – llamas demasiado la atención

Me fijé que andaba solo en pantaletas y la camiseta de Adrian.

- Quizás y tengas razón

Me levanté de la cama y me lancé a sus brazos.

- Veo que estas más cariñosa – dijo dándome un beso en el cuello

- Te quiero tanto – dije dándole besos en la cara

- Debo irme, no me hagas esto más difícil – pidió medio gruñendo

- Ve... nos veremos más tarde

Danila me dio un beso en la mano y salió de la habitación. En la cama Adrian dormía sin enterarse de nada, saqué la manta de la cama, me acosté a su lado y nos arropé a ambos.

- Adrian – susurré

Él se revolvió en sus sueños y quedó acostado de espalda. Me senté en horcajadas arriba de él, pasé mis manos por su pecho, le di suaves besos, él sonrió dormido pero seguía durmiendo.

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