El Rapto de Víctor

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No hay fuerza en este mundo más fuerte que el amor. Esta Dios, pero Dios es amor, así que es lo mismo. La fuerza más grande en el universo es Dios, es el amor, es la razón por la que vivimos. Vivimos para amar, porque el amor nos creó, y al ser destrozados el amor nos reconstruyó.

¿Por qué digo esto? Bien, mi vida ha estado llena de amor. Amor falso y amor verdadero. ¿Qué sucedió?

Pues, estaba con mis dos mejores amigos, Jesús y Leo. Jesús manejaba, Leo iba en la parte de atrás, y yo en el asiento de pasajero.

El auto era de Jesús. Se trataba de un Corolla de 1996 color crema. Sus padres se lo habían regalado al cumplir los quince años. Aunque no pudo utilizarlo hasta sacar su licencia de conducir, lo cual lo había hecho hacia solo unos meses.

Era emocionante ir a acampar en uno de los bosques más misteriosos de mi isla. El bosque Toro Negro. Misterioso y tenebroso, porque albergaba un gran misterio, el cual yo y mis amigos averiguamos sin querer.

En esos días había mucha tensión entre mis amigos. Incluyéndome a mí. Leo y yo estábamos completamente descontrolados. Vivíamos una vida llena de rebeldía, si seguimos así terminaríamos muy mal.

Después de una larga discusión con Jesús, Leo y yo decidimos decirle a Jesús que no volveríamos a utilizar drogas ni a tener sexo con mujeres desconocidas, aunque no del todo desconocidas. Algunas eran chicas con las cuales hablaba, pero después de tener sexo con ellas, las desechaba. Según Jesús eso estaba mal. Leo y yo pensábamos que era algo divertido, malo, pero divertido. A pesar de todo ¿que podría pasar?

Digamos que solo le dijimos eso a Jesús para que se callara la boca. Al menos, eso pensaba en esos momentos. Más tarde comprendí que él tenía razón. Jugar con mujeres y hacerlas sufrir era algo terrible. Las mujeres no merecían eso solo porque entre todas esas hermosas manzanas hubiera una que otra podrida.

Después de esa falsa promesa planificamos ese viaje, que cambiaría mi vida por completo.

Leo había comprado algo de marihuana, fumaríamos a escondidas de Jesús para que no fastidiara. La tenía muy bien escondida. Aunque, yo comenzaba a pensar en seguir los consejos de Jesús. Creo que estar cerca de Leo no era una buena idea si quería cambiar. Pero, era difícil alejarme de él después de tantos años de amistad.

– ¿Están seguros de que es una buena idea venir a este bosque?– preguntó Leo.

Jesús se rió. Extrañamente a Jesús le gustaban las cosas misteriosas. Era un chico muy raro, ese tipo de chicos aventureros, que en vez de vivir una vida normal de adolescente vivía investigando y buscando hacer cosas fuera de lo normal.

–Por supuesto– contestó Jesús.– Ya encontraremos un buen lugar para acampar y ver si los caníbales nos atacan.

–Muy gracioso, Jesús– dije de mala gana.

Habían muchos rumores acerca de ese bosque, uno de ellos decía que en el habitaban caníbales que cazaban a las personas que se atrevían adentrarse. Nosotros nos habíamos atrevido a adentrarnos, y eso nos ponía nerviosos, al menos a Leo y a mi, Jesus parecía estar demasiado tranquilo.

–Por favor, vamos a divertirnos. Todo por un buen futuro y su promesa– Jesús estaba demasiado alegre por nuestra promesa.

La culpa invadió todo mi pecho en ese momento. Tenía que hablar con Leo, debíamos considerar seguir los consejos de Jesús. Después de todo Jesús solo quería lo mejor para nosotros.

Leo me miró, sentí su mirada sobre mí.

–Por supuesto, nuestra promesa– mi voz sonó entrecortada, fueron palabras forzadas.

Leo mostró una pequeña sonrisa, mientras que Jesús frunció el ceño, pero no dijo nada.

Entonces, chocamos contra algo que hizo que el auto se levantara hacia el frente más de tres pies, supongo, luego caímos al suelo. Después de eso quede inconsciente.

Desperté, me encontraba en algún tipo de jaula, pues estaba encerrado detrás de unas rejas. Al frente de mi estaban mis amigos encerrados en otra jaula. No estábamos solos. Había tres hombres y una chica.

Fue cuando la vi. Ella estaba concentrada escuchando a uno de los hombres, yo solo me fije en ella. Era la niña más hermosa que había visto, y supuse que jamás vería a una igual. Mi corazón se aceleró y supe que no solo me gustaba. Era más que eso.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora