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Elizabeth

Ahí estaba el. Siendo devorado. No podía creerlo. Intente correr hacia ellos y detener aquella atrocidad, pero no pude, mi cuerpo entero me pesó y caí al suelo.

–¿Qué haces Jessica?– gruñó el padre.

–Al menos no dejemos que ellos vean esto– dijo Jessica.

Entonces no había sido la única. Jessica había utilizado su poder en todos mis amigos.

–Tu, Henry– lo llamó su padre.– Ayuda a Daniel a llevarlos a las jaulas. Erick tardara un poco.

–¿Qué pasa si me niego?– dijo Henry.

–Dile adiós a tu familia– contestó su padre.

–De todas formas moriremos. A mí no me podrás chantajear.

–Entonces te encerrare también. Jessica...

Sentí como mi cuerpo volvió a la normalidad. Me levante y mire rápidamente a mí alrededor. Nick ayudaba a Ángela a levantarse. Leo estaba perturbado. Jennifer se miraba las uñas con asco. ¿Enserio? Henry encaraba a su padre, Jessica y Daniel estaban detrás de Henry con la mirada fija en el padre de Henry. Erick continuaba en una esquina... no quise mirar. Sabia que ya nada podía hacer.

–¿Qué haces Jessica?– preguntó el padre de Henry.

–Lo correcto– contestó ella.– Daniel.

Daniel desapareció.

–¡Pagaran por esto!– grito con furia el padre.– ¡Todos morirán!

El padre de Henry cayó al suelo. Jessica estrechaba su mano hacia él.

Henry me miro y corrió hacia mí. Me tomo por los hombros.

–Elizabeth tienen que correr lo más que puedan– Henry estaba desesperado.– No intenten esconderse, solo corran.

Henry me soltó y miro a los demás.

– ¡Corran!– gritó Henry desesperado.

Entonces salí del estado de shock en el que me encontraba. Comencé a correr junto con mis amigos. Nos adentramos en el bosque. Trate de ir siempre cerca de Nick y Ángela. Mientras que Jennifer se quedó atrás junto con Leo. No sabia que ocurría tras de mí. Solo sabía que ellos estaban muy cerca porque los podía escuchar correr.

Después de más de cinco minutos, llegamos a un claro. Donde escuche un grito, era de Leo.

Me detuve en medio del claro y me voltee rápidamente. Jennifer seguía corriendo hacia mí. Mientras, Erick tenia a Leo en sus manos. Lo había alcanzado y ya nada podríamos hacer. Erick soltó un grito espantoso mientras partía a Leo en dos. En cuestión de segundos, tenía una parte de Leo en una mano y la otra parte en la otra mano. Algunos órganos colgaban mientras que otros estaban pegados a los dos pedazos del cuerpo. Decidí no mirar más detalles.

Fue entonces cuando me di cuenta que no había dejado de llorar todo ese tiempo, mi rostro estaba empapado en lágrimas.

–¡Elizabeth!– gritó Nick tras de mí.– ¡Tenemos que continuar, no podemos hacer nada!

Nick me halo por un brazo y comencé a correr. En ese momento Jennifer nos alcanzó.

Mire hacia atrás cuando cruzamos el claro. Erick se había quedado ahí devorándose a Leo. No había manera de cómo ayudarlo. Lo único que podía hacer era correr... correr por mi vida.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora