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Henry

Estaba sorprendido y asustado. Elizabeth sostenía algo que según nos contó nuestro padre, era algo sumamente maligno y peligroso.

–Ya habíamos visto eso antes– mencionó Elena, yo no pude decir nada.– ¿Qué es lo que realmente significa?

–En una de ellas Jesús, o sea el hijo de Dios, dio su vida por todos nosotros. Es sagrada para el cristianismo una religión que rinde tributo a Dios... al verdadero Dios– explicó Elizabeth.

No dejaba de mirar la cruz, no podía creer lo que en verdad significaba, porque nuestros padres nos ensañaron otro significado.

–Nos dijeron que eso atraía el mal–dije con un hilo de voz. –Por eso quemábamos todas las que encontrábamos entre las pertenencias de las personas que capturábamos– todos abrieron los ojos de la sorpresa y el horror.

–La verdad es que... es todo lo contrario– explicó Ángela. Elizabeth asintió.

–Ya no sigamos hablando de esto. ¿Si?– pidió Bill.– Mejor preparémonos para asar los pescados.

–Sí, tienes razón, total lo único que hacemos es horrorizarnos con esa supuesta religión buena con la que me criaron– argumenté con desanimo.

El silencio se apodero del lugar. Todos nos mirábamos asustados. Creo que era lógico, después de todo lo que habíamos descubierto y pasado entre esos dos días.

–Oigan. Hay un charco más arriba, donde cae una hermosa cascada, podemos ir a lavarnos un poco después de comer– mencionó y sugirió Víctor rompiendo el incómodo silencio.

–Buena idea– dijo Elizabeth muy emocionada. Al menos Víctor supo cómo alegrar el momento.

–¿Meterse en ese asqueroso río?– comentó Jennifer con asco.– No cuenten conmigo.

–Pues no contamos contigo– se burló Bill.

–Bill– regañó Elizabeth con una mirada amenazante.

–Elizabeth– contestó Bill burlándose.

–Arg...

Nos reímos, excepto Elizabeth y Jennifer.

–Bien, creo que podríamos encender la fogata aquí– dijo Nick señalando un área plana y con pocas rocas.

–Sí, creo que ahí estará bien– acertó Víctor.– ¿Alguien quiere ir con migo a buscar leña?– me acerque a donde él estaba.

–Yo voy contigo–dije amigablemente.– Además, quiero hablar contigo a solas– el miró a Elena, quien también la miro con el ceño fruncido.

–Vayan, nosotros montaremos las casetas en lo que buscan la leña– informó Bill.

–Creo que donde está la arena será un buen lugar– agregó Nick señalando el área.

Casi donde comenzaban los árboles, había un amplio espacio con arena gris, donde no había rocas.

–Entonces vendremos pronto– dije.

Víctor tomo una camisa de su mochila, se la puso, y luego comenzó a caminar. Yo también lo hice pero alguien me tomo por el brazo derecho e hizo que me detuviera, era Elena.

–No vayas a hacer tonterías, él es especial para mí– me suplicó, ni que yo fuera Erick.

–No te preocupes, no haré tonterías, solo quiero saber qué es lo que realmente quiere de ti.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora