18

5 0 0
                                    


Henry

–Víctor... gracias,– rompí el silencio después de haber estado caminando por el bosque por más de dos minutos– por haber salvado a mi hermana– le dije mientras me paraba frente a él.

–No fue nada...– aseguró pero no lo deje terminar de hablar.

–...si no fuera por ti... no sé qué hubiese pasado– admití.

–Bueno, logro salvarla, y está bien– mencionó Bill con gran entusiasmo.

–Sí, y fue muy amable de tu parte darle tu camisa, a pesar de que una de las chicas podían prestarle ropa– dijo Leo bromeando.

–De hecho, Elena tiene una mochila llena de ropa– mencioné.

Cierto, Víctor le presto su camisa, algo que me pareció muy extraño, sobre todo porque Elena la acepto sin mencionar que en su mochila tiene ropa. Aunque, luego de pensarlo, probablemente su ropa estaba mojada, ya que ella cayo al río con la mochila en su espalda.

–La cual esta empapada– agregó Nick robándome los pensamientos.

–Pero, probablemente esa mochila sea impermeable, y aun así estoy seguro de que las chicas no la dejarían con la ropa mojada– agregó Bill.

Víctor había fruncido el ceño, estaba pensado.

–No pensé en eso– admitió Víctor un poco avergonzado.

–Nunca piensas cuando se trata de una chica– mencionó Leo burlándose.

–Bueno, a pesar de todo fue un acto muy caballeroso, pero creo que debiste sacar una camisa limpia de tu mochila, dársela y quedarte tú con esa que llevabas puesta desde...– dijo Bill, pero no pudo terminar porque no sabía desde cuando Víctor tenía esa camisa puesta. Yo lo deduje más o menos, quizá unos tres o cuatro días.

Víctor se quedó boquiabierto al darse cuenta de la estupidez que había hecho.

–Desde hace tres días– dijo Leo a punto de reírse.

Víctor abrió mucho los ojos.

–Tres días– murmuró Víctor comprobando lo que Leo había mencionado.

–Pues... ya no importa, deberías preocuparte ahora porque estas sin camisa en un bosque– dijo Bill.

–Sí, los mosquitos te van a picar– mencioné con una expresión de dolor al imaginarlo.

–Ya es tarde– dijo Víctor mientras se rascaba el pecho. Todos nos reímos.

–¿Qué se supone que estamos buscando?– pregunto Nick después del momento cómico.

–Algún árbol con frutas comestibles– contestó Bill.

–No me digas...– dijo Nick fastidiado.

–¿Entonces para que preguntas?– preguntó Víctor. Nick lo ignoró.

Reímos.

Estar con ellos era divertido en cierta forma. Aunque, eso no evitaba que mirara y mantuviera mi olfato alerta por si mi padre nos encontrara.

Después de tanto buscar, encontramos un árbol con frutas. Entre los cinco recogimos lo más que pudimos.

Bill y Víctor se treparon en el árbol, y arrojaban las frutas que arrancaban del árbol. Nick, Leo y yo las cachábamos.

Cuando se bajaron del árbol, Bill se quitó su camisa he hizo una especie de bolso con ella. Ahí echamos las frutas que recogimos.

–Bien, supongo que ya podemos regresar– mencionó Bill mientras se rascaba el pecho, ya lo habían picado los mosquitos.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora