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Henry

Estaba sentado en un tronco. Todos dormían, pero, yo sabía que no podría dormir, así que ni tan siquiera lo intenté. Me quedé toda la noche ahí sentado pensando en cómo iba a ser nuestra vida en adelante. Era muy difícil de imaginar, era algo incierto y desconocido para mí. Al final, decidí que era mejor dejar de pensar en eso.

Al menos, había dormido algo en la tarde y unas cuantas horas por la noche. Seguro por eso no me sentía cansado. Sentía que tenía suficiente energía para pasar todo el día. .

Creo que el sol salió dos horas después de sentarme en el tronco. Cuando por fin había suficiente luz, abrí el libro para ver que decía, pero no entendí esas escrituras, era otro idioma, aunque era el mismo alfabeto.

Observé el bosque, enorme, verde y sereno. Estando cerca de un acantilado, podía observar gran parte de el. A lo lejos una hilera de montañas se alzaba ocultando detrás de ella lo que seguramente es la civilización, el mundo real.

Cuando mi hermana se levantó, que fue alrededor de una hora después del amanecer, salió de la caseta y se acercó a mí. Al llegar se sentó a mi lado.

–No dormiste– dijo mirando hacia el horizonte.

–No, sabía que no iba a poder dormir por tantos pensamientos, y además, no estoy cansado. Creo que dormí lo suficiente antes de escapar.

Hubo silencio por unos segundos. Mi hermana estaba pensativa, al igual que yo durante la noche.

La luz del sol nos bañaba, mientras que una brisa fría nos golpeaba en la cara.

–Escapar– repitió mi hermana mirando hacia el bosque.– Es la palabra perfecta para describir lo que hicimos anoche. Escapar de una mentira.

La mire. Ella me miro segundos después.

Ambos sabíamos perfectamente que lo que habíamos hecho no traería nada bueno. Pero, después de todo, no podríamos seguir viviendo así. Decidimos no hablar sobre el tema por el momento.

–¿Y qué hiciste en lo que resto de la noche?– preguntó.

–Todo el tiempo estuve aquí. Quería estar sentado, y pensar en lo que sucederá de ahora en adelante.

Me miró.

–Todo saldrá bien– murmuró y luego me mostró una sonrisa fría.

–Eso espero.– pase mis dedos por la sucia y vieja portada del libro.– ¿Sabes? Intente buscar algo en el libro, pero, no entiendo lo que dice– Elena miró el libro y lo tomó de mis manos.

Lo abrió y comenzó a mirar las viejas páginas. Frunció el ceño mientras se concentraba en las extrañas escrituras del libro.

–Yo tampoco– informó después de unos segundos.

En verdad esperaba que encontráramos una forma de salvar a nuestros padres. Pero aunque encontráramos la forma de salvarlos, ¿cómo los convenceríamos de que estaban mal, y que queríamos que dejaran de hacerlo?

–Supongo que encontraremos la manera– susurré algo desanimado.

Note que esa mañana no era como la del día anterior, habían muchas más nubes. Esperaba que continuara de esa manera, no sería bueno que tengamos que caminar por el bosque sin una sola nube en el cielo, aunque los arboles nos darían sombra, pero aun así no sería divertido caminar con calor.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora