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Elena

Sentí como me ponían en el suelo, luego escuche como tiraban a Víctor al suelo sin piedad, aun así me lastimaron después de todo.

–Jessica, regrésalos a la normalidad– ordeno papá.– Daniel y tu deben buscar a los otros. Erick y yo nos encargaremos de estos.

En un momento el peso de mi cuerpo regreso a la normalidad. Pude abrir los ojos los cuales automáticamente lo buscaron a él. Estaba en el suelo aturdido, mirando hacia todas partes, hasta que encontró mi mirada. Pareció estar aliviado al verme ahí, al igual que yo lo estaba al ver que el continuaba con vida.

–¡Levántense!– gritó mi padre.

Noté que habíamos llegado a la carretera. Enfrenté de nosotros estaba estacionada la camioneta favorita de papá, una Ford negra.

Antes que intentara levantarme Erick me agarro por un brazo y me levanto con demasiada fuerza.

–¡Ahhh!– me quejé.

–¡No le hagas daño!– gritó Víctor mientras se levantaba y corría a atacar a Erick.

¡No! ¡Como se le ocurría hacer eso! Víctor jamás podría con la fuerza de mi hermano.

No, no podía hacerlo.

Erick me soltó y agarró a Víctor por el cuello levantándolo en el aire. Víctor se agarró del brazo de Erick en busca de alguna forma de liberarse de las garras de mi hermano. Miró a Erick con la misma mirada de valentía que había mostrado en el bosque.

Yo había caído al suelo debido al gran empujón que me dió Erick. Por suerte solo me raspe un poco las manos.

Jessica corrió a ayudarme.

Noté la terrible sombra sobre Víctor y Erick. Sabia perfectamente que era lo que esperaba.

–¿Estas bien?– preguntó Jessica mientras me ayudaba a levantarme.

–No lo estaré si Erick no suelta a Víctor– dije casi llorando.– ¡Hay que hacer algo!

Ya estaba de pie con Jessica cerca de mí.

–Mi poder no funciona en Erick– dijo Jessica.– Además, si hago algo para ayudarlo tu padre va a matarnos a todos... o debería decir: Erick.

Realmente Jessica tenía un gran problema. Poder salvarnos a todos con su poder pero no poder. Si no funcionaba en Erick no valía la pena que Jessica utilizara su poder en contra de papá. Erick se encargaría de matarnos a todos.

–No te tengo miedo– murmuró Víctor dando a demostrar que era cierto por como sonó el tono de su voz aunque fue algo ahogado.

La muerte descendió lentamente hasta estar a la altura de Víctor y no se movió. Entonces note como cerraba la mano de Erick más y más como garras mortales.

–¡No!– grité desesperada mientras me lanzaba enzima de Erick.

Erick soltó a Víctor haciendo que este se diera contra el suelo. Erick me tomo por los brazos me volteo y cruzo mis brazos en mi pecho sin soltarlos.

Entonces la muerte voló sobre mí y se paró enfrente de mí, se acercó lentamente. Mi corazón se quería salir de mi pecho. A pesar de no poder ver su rostro note que sus ojos brillaban en una tonalidad azul casi blanca.

–¡Déjala!– grito Víctor mientras se preparaba para atacar a Erick.– ¡Es tu hermana... no puedes hacerle daño!

No entendí porque lo iba a intentar nuevamente. Él debía saber perfectamente que Erick era prácticamente invencible.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora