Henry
Con brújula en mano, seguí en dirección al norte hasta que encontré la carretera. Resulto ser que no estaba tan lejos como pensaba, pues, como máximo, había caminado como por unas dos horas.
Una vez en la carretera, tuve un problema: ¿Que dirección tomaría? ¿Este, u oeste?
Seguí mi instinto. Al decir instinto, me refiero al olfato. Me lance en el suelo y olfateé.
Bien, la mayoría de los autos que pasan por esa carretera vienen del este, que es de donde vinieron mis nuevos amigos. Hasta donde sabia, ellos habían sido los únicos que habían pasado por esa carretera en esos días. Por tanto aun debía haber rastros de las llantas de su mini van.
No era la primera vez que lo hacia este tipo de inspección. Solía hacerlo para saber si había pasado algún auto durante nuestra ausencia.
Percibí rastros de llantas, y según mi experiencia, el rastro debía ser de hace menos de dos días. Así que ya sabia que dirección tomar.
Me fui hacia el oeste, con la esperanza en que mi poder no me fallara. No lo hizo. Poco mas de una hora después había encontrado el camino que llevaba a mi casa.
Llagar a mi casa y no encontrar a nadie en ella me pareció un gran alivio, pero a la misma vez lo contrario. Pues entonces, si no estaban en ella, deberían estar buscando a mis amigos.
Me dirigí directamente a la cueva en busca del resto de mi familia. Con la esperanza de encontrarlos con vida.
Pasé silenciosamente por el camino que conducía a la cueva. No podía arriesgarme.
Al llegar a la entrada de la cueva, escuche voces.
Preste atención a los aromas provenientes del interior de la cueva. Percibí a mi hermano y a mi padre, pero no eran lo suficientemente fuertes para decir que ellos estaban adentro. Percibí a mamá, Elena, Víctor y dos personas más que me eran familiares. Los había sentido ya. Pero no recordaba quienes eran.
Entré después de corroborar que no hubiese peligro.
–¿Mamá?– llamé inmediatamente.
Todos me miraron. Aunque, yo solo me fije en mi madre. Fui directamente a ella. Estaba junto a Elena y Victor en la misma jaula. En la otra jaula estaba quien debía ser mi tío, un hombre robusto y muy parecido a mi padre. A su lado había una mujer, quien lo agarraba por un brazo. Debía ser su esposa.
–¿Estas bien?– le pregunté a mi madre cuando llegue hasta ella.
Las rejas era lo único que impedía el abraso que quería darle.
–¿Qué pregunta es esa?– reclamó mamá.– Por supuesto que no.
Víctor acababa de levantarse del suelo y se dirigía hacia las rejas, mientras que Elena ya estaba ahí al lado de mamá.
–Henry debes irte y conseguir...– mi tío comenzó a hablar pero no lo deje terminar.
–Una cruz– dije mientras me volteaba para mirarlo de frente. Abrí mi mochila para sacar la cruz que Elizabeth había hecho. Mi tío me miro sorprendido.
La había afilado mientras caminaba por la carretera. No fue difícil, ya antes lo había hecho con las flechas que utilizábamos con los arcos.
–Ya sé que tengo que hacer– informé mientras mostraba la cruz. Mi tío asintió lentamente.
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Róel: La Rebelión
Mystery / ThrillerEsta familia vivía en un bosque apartada de la civilización. Se dedicaban a capturar a algunas de las personas que pasaban por la carretera que cruzaba el bosque para luego sacrificarlas ante un dios falso. Pero, todo cambia cuando los mas jóvenes...