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Henry

Habíamos capturado a cinco personas, dos chicos y tres chicas. Los llevábamos de camino a nuestra casa. Una de las chicas estaba inconsciente, así que Erick la cargaba en brazos. Esa chica era muy hermosa. Erick le dio en una pierna a uno de los chicos, por tanto este cojeaba. Por suerte Erick solo lo toco, si hubiese aplicado su verdadera fuerza, Erick hubiese estado cargando a dos personas en ese momento. Adicional a eso, a ese mismo chico, Erick le había lanzado una flecha la cual se espetó en su hombro izquierdo, al parecer la flecha no causó una herida grave, ya que no sangro mucho.

Me sentía algo extraño ese día, algo cansado. No había podido dormir bien en la noche, aparte, el día estaba muy caluroso.

Cuando llegamos a los alrededores de la casa papá salió corriendo de está para ayudarnos.

–Qué bueno, atraparon varios. Hoy sí que estuvieron de suerte– mencionó papá caminando hacia nosotros.

Cuando llegó le quito el rifle a Elena, esta, puso cara de pocos amigos.

–Elena ve a abrir las jaulas– ordenó Erick.

Elena asintió mostrando una expresión serena, y se fue corriendo al el túnel. Los chicos que capturamos estaban quietos, mirando asustados. Normal.

–¿Qué nos van a hacer?– preguntó el chico cojo tratando de mantener una voz firme, pero había un toque de nervios.

–Por ahora nada, siempre y cuando se porten bien– contestó papá mientras alzaba el rifle para apuntarle al chico.– Ahora caminen hacia el túnel que hay al final del camino.

Nadie se movió. Más bien parecía que no habían entendido. Estaban en estado de shock.

–¡Caminen!– gritó Erick con toda su furia, hasta yo sentí que debía caminar. Todos comenzaron a caminar. Papá no dejó de apuntarlos con el rifle.

Las dos chicas que estaban consientes estaban llorando. Estaba acostumbrado a ver eso, así que no era de gran importancia.

Papá los siguió apuntándolos con el rifle, y Erick y yo íbamos pisándole los talones. Erick continuaba con la chica bonita en sus brazos. Me moría por estar en su lugar, pero el fuerte era él, por un momento desee haber tenido la fuerza como poder. Aunque la realidad es que es un poder muy difícil de controlar. Erick había roto muchas cosas en la casa por culpa de su poder. Definitivamente no era un poder del todo bueno. Lo peor que podía pasar con mi poder era entrar a un lugar apestoso, y de hecho, no era malo, porque puedo controlar mi olfato e incluso si deseo puedo quedarme sin sentido del olfato.

Cuando llegamos a la entrada del túnel Erick se adelantó y entro primero con la chica bonita, le siguieron los otros chicos y después papá y yo.

–¿Qué es esto?– se quejó una de las chicas, esta era rubia y muy bonita, aunque, no tanto como la que cargaba Erick.– Espero que no me vallan a meter en una de esas jaulas– dijo cuando vio que en el túnel habían dos jaulas mientras las señalaba con asco.

–Lamentablemente si– hablé seriamente desde atrás, la chica se había detenido enfrente de mi con la boca abierta dramáticamente.

Los tres chicos que habíamos atrapado el día anterior miraban aterrorizados todo lo que estaba sucediendo. Otra vez me di cuenta de que el chico que escapo esa mañana miraba extrañamente a Elena. Digo esto porque observe que miraba a todos aterrorizado pero cuando sus ojos pararon en Elena -quien estaba al fondo del túnel lista para cualquier orden que diera papá- la mirada del chico cambiaba por completo, sus ojos brillaban y el terror que mostraba su rostro parecía convertirse en otra cosa que no sabía explicar, pero que más tarde comprendí.

Elena tampoco se dio cuenta esta vez, o no mostró importancia. Decidí comentárselo más tarde cuando estuviéramos solos. Seguramente ella lo estaba ignorando.

Erick tiro a la chica bonita en la jaula vacía.

–¡Ten cuidado!– grito el cojo cuando se dio cuenta que Erick la había tirado.– ¡¿Qué clase de ser humano eres?!

Erick se limitó a mantener su cara de amargado. Me le acerque.

–Erick no debiste haber hecho eso– comenté lo suficientemente bajo como para que me escuchara solo él, pero estaba seguro de que Elena me había escuchado, la mire y ella asintió dándome la razón.

–¡Entren todos!– dijo papá, apuntándolos con el rifle desde la entrada. Papá siempre se quedaba ahí con el rifle por si uno intentaba escapar.

Los chicos entraron a la jaula uno a uno. Cuando todos estaban adentro Erick cerro la jaula con el candado.

–No intenten escapar, no les irá bien si lo hacen. ¿Verdad chico valiente?– amenazó Erick de forma burlona señalando al chico que se había escapado esa mañana.

El chico dejo de mirar a Elena para mirar a Erick, su mirada fue como si lo quisiera matar. No lo culpe.

Elena dio unos cuantos pasos y se paró frente a la jaula donde estaban los nuevos cautivos.

–Pórtense bien– pidió Elena, luego se volteó y miro al chico que había escapado.– Sobre todo tú– luego continúo caminando, siendo la primera en salir.

Entonces, sí se había dado cuenta.

El chico se mostró confundido, y luego mostró una diminuta sonrisa. Los demás no hicieron nada, solo la miraron mal, muy mal.

Entonces salimos del túnel. Todavía era temprano, no era ni medio día aun. El sol de esa mañana estaba muy caliente. Nos detuvimos frente al túnel.

–Erick, acompáñame a buscar el auto– pidió papá.

–Sí, papá– contestó Erick muy obediente, como siempre.

No sé porque, pero siempre pensé que papá tenía preferencia con Erick, pensaba que de seguro era por ser su primogénito. Después de todo, Erick heredaría el liderazgo de papá dentro de la religión.

–Elena, tú ve y ayuda a tu madre con el almuerzo– Elena asintió, se voltio y entro a la casa– Y tú, – dijo papá señalándome– ve y vigílalos– asentí.

Él y Erick comenzaron a caminar.

No me estaba extraño que papá quisiera más vigilancia. Si uno ya había escapado, podrían escapar más.

Me dirigí al túnel.

Cuando llegue a la entrada me di cuenta de que todos estaban hablando. Entre silenciosamente para escuchar lo que decían, pero resbalé y caí dentro.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora