Prefacio

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Henry

Dicen que en este mundo cada cual tiene su destino. Nunca pensé que el mío fuera tan difícil. Supongo que nadie querría nacer en una familia tan extraña como la mía. Tan extraña que hasta vivía lejos de la civilización, en un principio. Siempre me hicieron creer que las personas civilizadas eran malvadas, que no respetaban a Dios, por eso en mi niñez nunca supe de otras personas, excepto de las que capturábamos.

Esta es mi historia, mi familia pertenecía a una religión muy extraña, que siempre me hicieron pensar que era buena. La verdad es que después descubrí que no lo era. ¿Cómo lo hice? Pues lo diré más adelante. Pero adelantare que fue gracias a unos nuevos amigos, y a mi sentido común.

La religión a la que pertenecía mi familia y yo, como ya dije, era muy extraña. Al nacer mi familia hacia una ceremonia, en la cual era entregado a un espirito que decía ser nuestro Dios. En esa ceremonia obtuve unos poderes sobre naturales, me dieron un olfato que llega a los extremos, puedo oler mejor que un perro de casería. Esta ceremonia se le hacía a cada persona que naciera en mi familia. Así que, cada miembro de mi familia tenía un poder, cada uno distinto. No todos tenían que ver con los sentidos, había toda clase de poderes, o al menos eso nos contaba nuestro padre, y tenía mucha razón. Poderes que van más allá de lo imaginable. Poderes como los del mismo Dios, el Dios real.

¿Recuerdan cuando dije que no conocíamos a ninguna persona fuera de nuestra familia excepto a las que capturábamos? Pues les explicare. No nos daban esos poderes en vano, eran para capturar personas, las cuales eran sacrificadas para el Dios en el que creíamos o rendíamos tributo. Ese supuesto Dios necesitaba almas para poder estar fuerte, así que nosotros se las llevábamos.

Pero eso no es todo, en esta religión una vez entras no puedes salir de ella, solo había una forma: si intentas escapar de ella debes ser sacrificado por los mismos integrantes de la religión. En pocas palabras tendría que luchar contra ellos. Pero eso no es todo se debe acabar con todos los integrantes de la religión para poder salvarte, o lograr hacer que los demás integrantes salieran de la religión.

Mi familia y yo vivíamos en medio de un bosque donde no podíamos tener contacto con otras personas, excepto una carretera que cruzaba el área norte del bosque, por la cual no pasaban muchas personas. Teníamos una casa muy antigua hecha de madera. La casa la construyeron mis bisabuelos hace muchos años, al parecer ellos fueron los primeros en entrar a la religión, o eso creía. Realmente, mi padre nunca nos contó sobre nuestros orígenes.

Cerca de la casa había un túnel donde encerrábamos a las personas que capturábamos para sacrificar en los rituales que hacíamos cierto día de la semana. Capturábamos a las pocas personas que pasaban por la carretera que está cerca de nuestra casa. Siempre pasaban una o dos personas, pero, eso no importaba ya que el ritual se hacía con una sola persona y si capturábamos más los manteníamos encerábamos en las jaulas del túnel y los alimentábamos con las sobras de nuestra comida.

Suena horrible. No se cómo pude estar tanto tiempo haciendo eso.

Nuestra vida era muy sencilla, lo único que hacíamos era capturar a esas personas y claro conseguir alimentos casando animales del bosque, y cosechando frutas y vegetales. Hasta ese día, cuando todo cambio.

Róel: La RebeliónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora